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Cuando la mejor bailarina del mundo se enamoró de un político panameño

Historia en Panamá

Margto Fonteyn y Roberto "Tito" Arias / Facebook

El glamur, las conspiraciones políticas y la tragedia marcan una de las grandes historias de amor del siglo XX y que protagonizaron nada más y nada menos que la mejor bailarina del mundo Dame Margot Fonteyn y el diplomático y político panameño Roberto "Tito" Arias.

Esta es la historia que rescatan Delfina Vidal y Mercedes Arias en el documental Tito, Margot y Yo, que tuvo su estreno mundial el pasado domingo en la gala de cierre del Festival Internacional de Cine de Panamá, y que el público, que abarrotaba la sala, ovacionó de pie y con aplausos.

Durante 79 minutos en la sala se escucharon murmullos, risas, suspiros y lágrimas. Se trata de una historia, hasta ahora, contada por pedazos, a veces mal contada y como dice la propia Mercedes Arias, el “Yo” de la película, desconocida para muchos panameños.

Esta fue la principal motivación de Delfina y Mercedes cuando acometieron el proyecto hace cinco años.

Según Delfina, “nos parecía una historia potente. Yo había visto películas y series sobre ella donde siempre se hablaba un poco mal de Panamá, incluso se criticaba la decisión de Margot de que sus restos mortales se quedaran aquí. Me parecía interesante conocer qué había llevado a esta mujer a enamorarse perdidamente de este hombre. Y también me motivaba la idea de descubrir más sobre ese periodo histórico bastante convulso del país a través del amor de Margot y Tito”.

El documental tiene como hilo conductor a Mercedes Arias una de las directoras y sobrina de Tito Arias, quien cuenta su sorpresa cuando un amigo le envía dos fotografías de la pareja que ella vagamente conocía, ya que su relación había sido principalmente con su familia materna, pero por su padre sabía algunos detalles y había visitado a "estos tíos" en una única ocasión.

Durante el proceso de investigación descubrí también de dónde vengo y la importancia de la educación como un denominador común. Pero más allá de aprender lo que no sabía, fue una oportunidad para conectar con una rama familiar con la que poco compartí mientras crecía. La dictadura militar que ahogó a mi país por más de veinte años, llevó a gran parte de ellos al exilio. No nos conocíamos, compartíamos DNA, pero éramos extraños. Creo que hoy, esos círculos se cierran”, explicó Mercedes.

Margot Fontyn y Tito Arias / Cedida

Recuperar la memoria

Junto a ella recorremos los escenarios: Londres, Nueva York y Panamá. De su mano familiares, amigos, colaboradores, periodistas e historiadores nos ayudan a reconstruir el retrato de la vida de Margot Fonteyn, su ascenso al estrellato, así como la de Tito Arias, destacado abogado internacional, amigo de celebridades y políticos importantes; y a quien muchos describían como un “playboy”.

Para la realización de este documental, las directoras tuvieron que concursar en varios fondos tanto nacionales como internacionales para conseguir desarrollar las diversas fases de este proyecto que involucraba mucha investigación y una compleja producción.

Sin embargo, aunque sabían que era necesario una exhaustiva investigación con pietaje y fotografías históricas, fue una sorpresa descubrir que la familia no contaba con este material, sino que se encontraba disperso principalmente en archivos en Londres y Estados Unidos, para lo cual necesitaron de un presupuesto extraordinario y que en un principio no habían contemplado.

En Panamá encontramos archivos de la época de la presidencia de Ernesto de la Guardia que son del Grupo Experimental del Cine Universitario, los cuales se ven en la película, pero, por ejemplo, esa escena de la toma de posesión de Arnulfo Arias en que se ve a Margot con ese vestido Dior bellísimo, a Tito en la silla de ruedas y a Buenaventura que los acompaña, la compramos a la BBC”, afirmó Delfina.

 

La pareja se casó en París el 6 de febrero de 1955. / Facebook

Una historia de amor

Para Margot Fonteyn, su verdadera esencia era el amor que sentía por su marido y el ballet solo una nota a pie de página, así lo afirma en su autobiografía.

 Arias y Fonteyn se conocieron siendo jóvenes en Cambridge, cuando él era estudiante y ella una bailarina emergente. Hay una anécdota en la película, sacada de sus memorias, que cuenta la gran impresión que le provocó ver al panameño ejecutando “una danza que ella nunca había visto”: mambo.

Esa imagen la acompañaría hasta su reencuentro muchos años después. Aunque Tito era casado y tenía tres hijos, le propone matrimonio de manera insistente a la bailarina, quien en un inicio se resiste, pero luego de un intenso galanteo y asedio termina por aceptar. El 6 de febrero de 1955 se casaron en el consulado de Panamá en Paris rodeados de paparazis y personalidades.

Margot estaba en la cumbre de su carrera, era la estrella consagrada del Royal Ballet de Londres, posición que alternaba con su papel de esposa del Embajador de Panamá en Reino Unido.

Durante esta época se relacionaban con celebridades como Aristóteles Onassis, María Callas, Marilyn Monroe, John Wayne; políticos como Bobby Kennedy, Winston Churchill y vivían la vida idílica del jet set internacional constantemente retratados en fiestas y eventos en París, New York o Londres.

 

Margot Fonteyn y Tito Arias / Facebook

Complot político

Sin embargo, Tito, quien era hijo del dos veces presidente de la República Harmodio Arias, quería más.

Sus aspiraciones políticas lo llevaron en 1959 a planear uno de los intentos de golpe de estado más desastrosos de la historia. Tenía como protagonista a la pareja y a una relevante figura política de ese momento: Fidel Castro.

Aunque llevaban meses conspirando las cosas no salieron como esperaban. La bailarina y su esposo estaban a bordo de una embarcación que debía recoger municiones y hombres para la operación, pero fueron delatados por miembros de la tripulación. La policía los cercó y Arias tuvo que huir.

Ese 21 en abril de 1959 la noticia le dio la vuelta al mundo. La primera estrella del Royal Ballet, Dame Margot Fonteyn estaba en una celda panameña, “decorada con flores y con un funcionario bilingüe dedicado a satisfacer sus necesidades”. Mientras su esposo estaba prófugo de la justicia.

"Yo ordené la detención de Margot y su deportación", dijo el presidente {Ernesto de la Guardia}, y agregó "Yo no creo en las vacas sagradas", tal y como lo publicó Mónica Guardia en La Estrella de Panamá.

Ambos terminaron exiliados en Londres y después del cambio de gobierno regresaron a Panamá para retomar sus actividades políticas.

Tito Arias y Margot Fonteyn en Portobelo / Cedida

Llega la tragedia

En 1964 Tito es elegido diputado de la Asamblea Nacional. Sin embargo, dos meses después es víctima de un atentando. Recibe cinco disparos al detenerse su auto en el cruce de Calle 50 con Vía Brasil. El autor fue Alberto Jiménez y aunque las investigaciones buscaban el móvil político, los rumores indican motivos de faldas, ya que al parecer Arias tenía una aventura con la esposa del victimario.

Después de 18 meses en varios hospitales en el extranjero, regresa a Panamá cuadrapléjico y confinado a una silla de ruedas. Y aunque mantiene su actividad política yo no es lo mismo.

Margot se dedica a él en cuerpo y alma, pero continúa con sus compromisos internacionales hasta 1970 cuando se retira oficialmente de los escenarios y se instala definitivamente en Panamá.

El documental muestra los días en la finca La Quinta Pata, una casa sencilla rodeada de verdor y de una exuberante naturaleza que la bailarina adoraba. Al morir Arias en 1989, Margot decidió quedarse en Panamá.

Su salud se deterioró y solo dos años después, el 21 de febrero de 1991 a los 71 años, falleció. Un tiempo antes de morir se había convertido al catolicismo por lo que fue enterrada, como ella quería junto a Tito, el gran amor de su vida.

Margot Fonteyn / Cedida

Tito, Margot y Yo llegará a las salas de cines de todo el país en enero y empezará su recorrido por festivales internacionales. Por ahora, los que tuvimos la oportunidad de verla no hacemos otra cosa que indagar en esa historia que nos traslada a épocas pasadas, pero al mismo tiempo nos permite reflexionar sobre la condición humana.

Mercedes y Delfina comentaron la satisfacción sentida el pasado domingo en el que la emoción se apoderó de los espectadores, que disfrutaron, tal vez por primera vez, de una versión totalmente nuestra de esta historia que además de adentrarse en el amor de los singulares protagonistas, nos habla de una parte importante del acontecer del país.

Sin duda alguna, las vidas de Tito y Margot fueron fascinantes. Y la mirada que nos ofrecen Delfina Vidal y Mercedes Arias en este documental vale muchísimo la pena.

Delfina Vidal y Mercedes Arias durante la filmación / Cedida

 

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