Cuando la Lotería le perteneció al ‘Rey de Panamá’
Historia de Panamá
Ciudad de Panamá/Una de las instituciones más arraigadas en la cultura de los panameños es la Lotería. Y aunque podemos rastrear los juegos de azar hasta la época de la llegada de los europeos al territorio del istmo, la Lotería, como la conocemos hoy, se remonta a finales del siglo XIX, unas décadas antes de nuestra separación de Colombia.
El primer sorteo de la Lotería de Panamá se realizó el 25 de febrero de 1883 con un premio mayor y único de 500 pesos colombianos, que fue vendido por J.M. Fernández y resultó ganador el número 053.
Era un gran triunfo para el exitoso empresario José Gabriel Duque, quien fue el único que pudo presentar las garantías necesarias exigidas por la ley para desarrollar esta lucrativa actividad.
Por esto, el gobierno del Estado Federal le otorgó la exclusividad de esta actividad por un periodo de 25 años que iniciaron el 1 de enero de 1884 y terminaría inicialmente el 31 de diciembre de 1909.
Antes que él muchos lo habían intentado. Personalidades como el poeta Rodrigo Miró, el político populista Buenaventura Correoso, entre otros, buscaron hacerse con el rentable mercado, pero solo Duque poseía los recursos necesarios para llevar adelante la ambiciosa empresa, se trataba de un negocio complicado.
El Rey de Panamá
José Gabriel Duque quien había llegado de Cuba para aprovechar las oportunidades comerciales que generaba la construcción del canal, rápidamente fue dominando varias actividades comerciales en la ciudad capital.
Junto a sus hermanos Tomás, Carlos y Luciano fundaron la firma Duque Hermanos que se dedicaba a la importación y exportación, la ganadería, tenían una fábrica de hielo y en 1892, José Gabriel compra la empresa editora de los diarios The Star and Herald, La Estrella de Panamá y L’Etoile du Panama, que estaban entre los más importantes del continente.
Todo este poderío económico —con la Lotería como la joya de la corona—, lo convertiría en uno de los hombres más influyentes de la época, llegando a ser apodado por la prensa estadounidense como el “Rey de Panamá”.
Durante la Guerra de los Mil Días el general Carlos Albán, del bando conservador recibe una donación de 100 mil dólares de los hermanos Duque a cambio de una extensión por 10 años más, de parte del gobierno colombiano, de la concesión de la lotería lo que hace que la familia domine el mercado hasta el 31 de diciembre 1918.
En ese entonces se realizaba un sorteo semanal, todos los domingos, los billetes estaban divididos en cinco fracciones que costaban 10 centavos cada una. Se ponían a la venta mil billetes de tres cifras que eran numerados a mano con una maquinilla. Más tarde fueron impresos en la imprenta de Aquilino Aguirre, pero a partir del 5 de enero de 1894 la impresión de los billetes de la Lotería de Panamá se hizo en el taller de The Star and Herald.
Las primeras oficinas de la Lotería de Panamá funcionaron en la casa del doctor Manuel Amador Guerrero, ubicada en los alrededores de la plaza Herrera, de ahí se trasladó al Palacio Municipal, para más tarde ocupar la planta baja del Palacio Episcopal, frente a la plaza de la Catedral.
Ya en la época en que la Lotería se convirtió en una institución oficial fue instalada en el edificio del Bazar Francés, comprado por el gobierno nacional y luego ocupó su primera sede propia, el elegante edificio —que todavía existe— de la Avenida Central, en el Casco Antiguo.
Obra de beneficencia
Hacia finales del siglo XIX Panamá se encontraba en una situación económica bastante precaria, azotada por la pobreza, la guerra, el analfabetismo, el desempleo y la falta de oportunidades para el desarrollo de la población.
La concesión de la lotería obligaba a Duque a dar un porcentaje de las ganancias a varias instituciones gubernamentales, como la Tesorería de Instrucción Pública o la Administración General de Hacienda, a través de las cuales, el poder ejecutivo, dedicaba fondos a programas sociales (asilos y hospitales del estado) y a la beneficencia pública.
Sin embargo, Duque no perdía oportunidad de demostrar su generosidad. Como cuenta Mónica Guardia en La Estrella de Panamá, “Infinidad de documentos históricos destacan la mano generosa de Duque, que, ya donaba fondos para el Asilo Bolívar, ya compraba bancas para el Parque de Santa Ana, o elaboraba planes para la limpieza de la ciudad. Era una figura querida, a la que se le reconocía como agradable, amistosa y, sobre todo, esmerada en educar a su vasta descendencia”.
Se prohíbe la lotería en la Zona
La separación de Panamá de Colombia trajo algunos reveses a la familia Duque en relación con la lotería. El primero fue cuando el 9 de mayo de 1904. Una orden ejecutiva del presidente de Estados Unidos prohibió la venta de billetes de lotería en la Zona del Canal.
Buscaban evitar que sus trabajadores frecuentaran el “bajo mundo panameño” de la prostitución, las cantinas y los juegos de azar, para que estuvieran concentrados y dedicados en la construcción de la vía interoceánica.
Desde ese momento empieza una “cruzada” de parte de las autoridades de la compañía del canal para la eliminación de todo tipo de juego de azar dentro de su territorio y que estuvo liderada en 1913 por su embajador William Jennings Price.
Esto llevó a los Duque a presentar una demanda contra el gobierno de Estados Unidos en los tribunales zoneitas.
Según La Estrella, “la familia exigía $7,500,000 oro, alegando que la prohibición de venta de billetes en la Zona del Canal, 14 años antes de que venciera la concesión, había despojado a la empresa de su mercado más valioso, uno que representaba tres veces más que las zonas de Panamá y Colón juntas”.
La lotería china
Uno de los capítulos más simpáticos de esta historia es el de la lotería china. Como era de esperar, la Lotería de Panamá no acabó con otros juegos populares que entretenían a la población como ruleta, naipes, dados, cachimonas, rifas, bolita y sobre todo la lotería china, también conocida como rifa china y charada china.
Estas actividades, algunas practicadas clandestinamente, proliferaban entre la multitud de obreros y trabajadores que vinieron a Panamá durante las obras de construcción de ferrocarril y del Canal, pero también eran muy populares entre los locales que veían en estos juegos de azar la oportunidad de ser tocados por la “fortuna” y salir de la pobreza en la que la mayoría vivía.
En el caso de los chinos, Rommel Escarreola en su artículo “Suerte y Azar en Panamá”, para la Revista Lotería afirma que, “estas costumbres, principalmente las asiáticas, como el juego chino de azar, entraron furtivamente y fueron practicadas en núcleos cerrados de inmigrantes procedentes de Cantón. Con el correr del tiempo se establecieron fuertemente hasta llegar a ser afición y práctica diaria. Estos juegos, la lotería china, la rifa china y la charada china muy pronto adquirieron carácter de legalidad en el territorio”.
Guardia afirma que, “de acuerdo con un reporte de la prensa norteamericana de 1904, los sorteos semanales de la lotería representaban un flujo de efectivo de $18,000 semanales para los Duque, un dinero que, desde que le fuera otorgada la concesión en 1883, ‘goteaba' generosamente sobre el Estado, la Iglesia, infinidad de obras de caridad. Y la familia”.
Los hermanos Duque habían subconcesionado —en 1914— la lotería china a los miembros de la comunidad asiática del país, y “a diferencia de los sorteos tradicionales, que se realizaban una vez a la semana, la Lotería China se hacía tres veces al día: dos sorteos en la tarde y uno en la noche. Con una inversión de entre 5 y 10 centavos, los participantes tenían la oportunidad de ganar un premio único de $15,000”.
Rápidamente se convirtió en una epidemia. Los trabajadores de la Zona del Canal, blancos y negros gastaban la mayor parte de sus salarios, destinados para el sustento de sus familias, en apuestas con la esperanza de que la fortuna les favoreciera.
“Con los dedos cruzados, una muchedumbre ansiosa se congregaba alrededor del local de la lotería en Calidonia, para ver con sus propios ojos el número ganador, que era colocado en el exterior del local, tras ser elegido misteriosamente dentro de las paredes a las que no entraba la mirada del público”.
La presión fue en aumento y, ante la amenaza de las autoridades de la Zona del Canal y el presidente Belisario Porras de que, “si no desaparecía la lotería china, el ferrocarril, propiedad del gobierno estadounidense, no transportarían los billetes de la lotería tradicional”, la familia Duque canceló el contrato. “El 18 de abril de 1914 el Diario de Panamá en grandes titulares anunciaba: Desde hoy la Charada China es suspendida".
La nacionalización de la lotería
Esto fue el comienzo del fin de la lotería como un negocio privado. Tanto Belisario Porras como Ernesto T. Lefevre se oponían a la lotería de los Duque, por lo que en octubre de 1914 se presentó a la Asamblea Nacional un proyecto de ley para nacionalizarla, que fue aprobado el 5 de diciembre de ese mismo año y sancionado inmediatamente por el presidente Porras.
Durante los años siguientes la familia Duque se dedicó desde la tribuna de La Estrella de Panamá a manifestar de forma muy agresiva su oposición a la gestión del presidente Porras tildándolo de enclenque, dictador, vanidoso, nefasto, entre otras cosas.
“Hoy le faltan al doctor Belisario Porras 656 días para que termine el desastre de su administración que pesa como una lámina de plomo sobre el sufrido pueblo panameño”, se leía en un pequeño y aparentemente inofensivo recuadro de texto, bajo el título de “Calendario Presidencial”.
Además, demandaron al estado por 3 millones 750 mil dólares por daños a causa de la cancelación de la venta de billetes en la Zona del Canal.
Pero a pesar de los esfuerzos por mantener a toda costa la concesión de un negocio millonario ninguna de sus iniciativas dio resultado. El gobierno toma la lotería el 17 de enero de 1919 y el primer sorteo de esta nueva etapa se llevó a cabo el domingo 30 de marzo de ese mismo año.
Resultó ganador del primer premio el billete 1705, con 10 mil dólares de premio y, siguiendo el viejo esquema, fueron designados con el segundo y tercer premio los números 1074 ganando 3 mil y 1076 con mil 500 respectivamente.
No es hasta 1921 cuando se inició un nuevo sistema en los sorteos en los que se jugaba de forma independiente uno de los tres principales premios.
Por otra parte, tal vez como premio de consolación, los Duque recibieron de parte del primer presidente de la junta directiva de la nueva Lotería Nacional de Beneficencia, Pedro Díaz, el lucrativo contrato de la impresión de los billetes y que se mantiene hasta nuestros días.
“Con los beneficios de la lotería se pagaban los gastos del Hospital Santo Tomás, del hospital de leprosos y de manicomio. El resto del dinero se dividiría en diversas obras de caridad”, señalaban los medios de comunicación.
La historia de la Lotería Nacional tiene tantas cosas que contar que se hace dificil en un artículo. No he incluido todas las modalidades de sorteos que se probaron a lo largo de su historia, tampoco los cambios en los sistemas de pago de premios, entre otras muchas cosas.
Otro tema a destacar es la figura del billetero. Al principio en su mayoría eran mujeres y se trataba de apoyarlas para fortalecer su economía ya que muchas eran las encargadas de llevar el sustento a su casa. La Lotería promovió programas para ayudarlas a financiar una pequeña inversión inicial para emprender en la actividad.
Las conversaciones alrededor de los números que juegan, la interpretación de sueños y predicciones cabalísticas forman una parte muy importante de la cultura popular de los panameños y que la enriquece con una gran diversidad de elementos y que se vive intensamente todas las semanas.
Se trata de una institución muy querida y a través de la cual podemos conocer mejor nuestra historia y el impacto que sigue teniendo en el desarrollo de nuestra identidad nacional.