Caso Cerrado
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Ciudad de Panamá, Panamá/Las ballenas jorobadas, viajan miles de kilómetros todos los años en búsqueda de aguas cálidas para sus crías. Cada año a mediado de junio o julio estos gigantes marinos comienzan a llegar a las costas panameñas del Pacífico para su proceso reproductivo.
La temporada de avistamiento se da entre julio y octubre, meses en que estos mamíferos se trasladan desde el Pacífico Sur a las cálidas aguas del Pacífico panameño para aparearse y dar a luz a sus crías, sin peligro de los depredadores. Durante ese tiempo más de 2,000 ballenas viajan desde el polo sur hacia el pacífico panameño.
El Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá, Isla Iguana en Los Santos, Coiba en Veraguas e Islas Secas en Chiriquí, son espacios marinos en donde se pueden ubicar a las ballenas jorobadas, cuando llegan en mayor número provenientes del Pacífico Sur. Las que vienen del Pacífico Norte arriban entre diciembre y marzo pero en número muy reducido y solo se pueden observar en el Golfo de Chiriquí, detalla el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente).
La playa El Arenal de Pedasí, es uno de los muchos lugares en el Istmo donde pueden los turistas ver estos cetáceos. Deben de abordar una lancha con una capacidad máxima de seis pasajeros.
En unos 15 minutos los guías turísticos (capitanes de lancha) certificados por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) y MiAmbiente los trasladan hasta el sitio donde las ballenas conocidas como jorobadas, amamanta a sus crías. Los enormes mamíferos saltan, dan vueltas entre las olas y con su peculiar ruido expulsan aire por los espiráculos.
La actividad atrae durante este tiempo a centenares de turistas por semana, lo que representa un impacto económico para los residentes de Pedasí como en los otros lugares del país donde realizan esta actividad.
Con la temporada de avistamiento de cetáceos( ballenas y delfines), la economía en la región se fortalece. Los turistas llegan de todas partes del mundo, Francia, Alemania, Estados Unidos, España.
José Julio Casas, director nacional de Costas y Mares de MiAmbiente, explica que el avistamiento de cetáceos es una de las actividades turísticas de mayor crecimiento en el mundo, y en países como Panamá es una opción sostenible para las comunidades costeras que lo ofrecen.
Esta actividad moviliza más de 15 millones de turistas y general mil millones de dólares anuales.
De acuerdo con expertos, las ballenas llegan a estas aguas por ser cálidas convirtiéndolas en el sitio perfecto para que las madres y sus crías estén libres de los depredadores.
Ellos nacen con poca grasa, durante cinco semanas engordan rápidamente al tomar más de 80 galones de leche al día. También precisan de las cálidas aguas panameñas para mantener su temperatura y de las mareas bajas, así las madres puedan enseñar a sus crías a nadar, sumergirse y respirar.
Cuando los ballenatos se sienten fuertes, inician una larga migración cercana al continente, aprovechando los lugares que le ofrece la geografía de las costas latinoamericanas de Sudamérica, hasta llegar a la Antártida.
El Ministerio de Ambiente realiza el seguimiento para que esta actividad se registre de forma correcta y recomienda tomar en cuenta al momento de los avistamientos las siguientes normativas:
Las ballenas reproductoras están amenazadas por la contaminación marina, colisiones con barcos, el cambio climático, el ruido y las perturbaciones mientras descansan, socializan y se alimentan.
Las hembras de las ballenas jorobadas pueden tener una longitud de hasta 17 metros de largo, mientras que los machos pueden medir hasta 15 metros. Estos animales alcanzan pesos de hasta 36 toneladas y viven un promedio 50 años.