Insectos y arroz criollo: alternativas para la alimentación del panameño

Estudio científico

Los bichos aportan más del 70% de proteínas a la dieta alimenticia, mientras que el grano criollo presenta un bajo índice glisémico.

Un ejemplar de Acheta domesticus / Laboratorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de UDELAS

Ciudad de Panamá, Panamá/¿En salsa, ensaladas, fritos o hervidos?. En pleno desarrollo se encuentra el estudio que busca brindar una alternativa alimenticia a los panameños mediante el consumo de insectos, e igualmente se adelantan investigaciones para una mayor ingesta del arroz criollo.

“Estamos bien, en fase de análisis para hacer la primera degustación”, del grillo nativo A. domesticus, el de color marrón que se encuentra en los jardines, y que se presenta como una de las mejores alternativas para ser consumido como un complemento nutricional y para garantizar la seguridad alimentaria de los panameños, informó la científica Milagros Vaña Herrera.

Hace un año, Vaña Herrera, investigadora de la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), explicó que además del grillo nativo se tenía proyectado trabajar con otros insectos, toda vez que el objetivo es que estos sean una alternativa alimenticia sostenible.

El consumo de insectos es de vieja data en el mundo y un ejemplo palpable de ello es la ingesta tan común de camarones, “artrópodos que no son más que cucarachas de mar”, afirmó por su parte el entomólogo Randy Atencio Valdespino.

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Larvas de libélulas, chinches de agua, chapulines, langostas, piojos, cucarachas, escarabajos, hormigas, abejorros, abejas, avispas y gusanos de agave se consumen en países como México, principalmente por la gran diversidad de grupos indígenas de la región, indica un estudio que contó con la participación de Atencio Valdespino.

Acheta domesticus / Fotos/ Laboratorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de UDELAS

El científico aclaró que tampoco es cualquier insecto el que se debe consumir, toda vez que muchos son plagas y otros afectan la salud humana, como es el caso de los mosquitos.

Los insectos en el trópico, incluyendo a Panamá, constituyen un riesgo menor para los humanos en cuanto a casos de zoonosis, enfermedad que pasa de un animal al hombre, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Está comprobado que los insectos aportan más del 70% de proteínas a la dieta alimenticia, e incluso tienen un bajo impacto ambiental si se les compara con la ganadería o la avicultura.

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Son tan nutritivos como la carne de res o la de las aves de corral, pues poseen un alto contenido de calorías, proteínas, vitaminas, grasas, minerales, sodio, potasio, fósforo y calcio, con un consumo básicamente hasta de 80% de etapas inmaduras.

Desde el 2016, la FAO sostiene, por ejemplo, que la leche de la cucaracha de la especie Diploptera punctata, también conocida como cucaracha de ciprés o cucaracha escarabajo, es rica en proteínas, grasas saludables y aminoácidos esenciales, presentando un perfil nutricional sorprendentemente completo y equilibrado. Esta especie es común en los países asiáticos.

El entomólogo Atencio Valdespino aclaró que incentivar el cultivo de insectos en el país “no se trata de tener ninguna agenda oculta”, pues lo que se busca es garantizar la seguridad alimentaria.

En algunos países del mundo se preparan diversos platillos con insectos / Foto ilustrativa generada con IA en Bing

Insistió en la necesidad de educar a la población para superar los prejuicios que se tienen sobre la entomofagia, que no es más que el hábito de comer insectos y arácnidos como alimento.

El investigador manifestó que para el pleno desarrollo de la disponibilidad de insectos para el consumo de los panameños se necesita contar con granjas debidamente constituidas.

Consumo de arroz criollo

Por su parte, Evelyn Quirós McIntire, investigadora y fitomejoradora del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap), informó que el arroz criollo, que presenta colores rojo y morado, entre otros, es consumido desde hace mucho tiempo por campesinos principalmente del norte de la provincia de Coclé y de Río de Jesús, en la provincia de Veraguas, así como de otras partes del país.

Para el consumo de este cultivo, que pudiera decirse nace de manera silvestre, los campesinos solo descascarillan el grano y lo cocinan, contrario al arroz blanco que necesita de todo un proceso de industrialización.

Los granos criollos evidencian un bajo índice glisémico, entre otras características, indicó Quirós McIntire, quien agregó que el propósito es que se continúen cultivando, aunque con derecho de origen, ya que son una alternativa viable para la seguridad alimentaria del resto de la población.

El informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI) 2024 de las Naciones Unidas revela que en América Latina y el Caribe la inseguridad alimentaria aún supera el 28%, siendo las mujeres y las personas que viven en zonas rurales las más afectadas.

Mientras que en el país la pasada administración gubernamental de Laurentino Cortizo dejó atada la seguridad alimentaria a una cuestionada ley conocida como la del “Pade...spués”,  América Latina y el Caribe se encaminan a adoptar guías alimentarias prácticas, basadas en sistemas efectivos para mejorar la nutrición y asegurar el acceso a alimentos saludables para todas las personas.

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