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Suenan las alarmas por la inminente reducción del arancel de importación de arroz y muslo encuentro

Economía en Panamá

Arroz en grano, producción nacional / Cortesía
Julio César Aizprúa - CORRESPONSAL DIGITAL
06 2021 - 06:00

Ciudad de Panamá/La reducción del arancel de importación del arroz y del cuarto de pierna de pollo, conocido por los panameños como “muslo encuentro”, empieza a cocinarse a fuego lento. A partir del 2022 el arancel del grano bajará del 90% al 79% hasta quedar en cero en el 2030, mientras que el de la presa de pollo comenzará su descenso del 260% para situarse en cero durante los próximos siete años.

La desgravación arancelaria responde a lo establecido en el Tratado de Promoción Comercial (TPC) ratificado por Panamá en diciembre de 2007, promulgado por Estados Unidos en octubre de 2011, y que actualmente cumple sus 10 años de periodo de gracia.

El TPC es “leonino”, asegura Virgilio Athanasiadis, productor e industrial arrocero, quien dijo sentirse preocupado por las consecuencias que esta situación generará en el país, sobre todo en el empleo.

Además de la baja arancelaria, “hoy día tenemos que comprarle 313 mil quintales de arroz en cáscara e igual cantidad de arroz blanco a Estados Unidos, mientras que nosotros no hemos podido venderle ni una libra”, manifestó.

Panamá también debe permitir la entrada anual de 214 mil quintales del grano, por mandato de la Organización Mundial de Comercio (OMC), explicó Athanasiadis, quien añadió que los estadounidenses pueden darse el lujo de poner aquí el quintal de arroz en 14 dólares, debido a que tienen una agricultura muy subsidiada.

Los arroceros panameños venden el quintal de arroz sucio y húmedo a 24.50 dólares puesto en el molino, y en julio pasado lograron un aumento de 2 dólares en el subsidio de 7.50 dólares que recibían del Gobierno, quedando en 9.50 dólares por quintal, cifra que para el año agrícola 2021-2022 representa un aumento total de 18 millones de dólares adicionales a los 65.3 millones de dólares que se les debe desembolsar.

Durante el año agrícola 2020-2021 los productores sembraron 98,040 hectáreas del grano, para una cosecha de 8,127,400 quintales de arroz en cáscara.

En el país el consumo anual per cápita del cereal promedia las 160 libras (72.57 kilogramos), convirtiéndose en el favorito en el plato de los panameños.

Una fuente del Ministerio de Desarrollo Agropecuario, que se acogió a la reserva de su nombre, afirmó que lamentablemente los arroceros aún no vislumbran lo que se les viene encima con la desgravación arancelaria, “pues están viendo el problema con luces cortas. Están más preocupados por resolver el día a día, que por el futuro de la actividad”.

La alarma también alcanza a los avicultores

La inminente desgravación arancelaria también mantiene alarmados a los avicultores, quienes desde abril pasado le advirtieron al Gobierno que con la baja en el muslo encuentro se corre el riesgo de un aumento en las importaciones de este producto, desplazando la producción nacional, que brinda empleo a 240 mil panameños, según cifras oficiales al 2018 de la Asociación Nacional de Avicultores (Anavip).

Los avicultores sostienen que en su momento se han dado “múltiples denuncias por prácticas desleales de comercio en la importación de productos avícolas desde los Estados Unidos”.

Solicitan incorporar a lo que llaman “la Agenda Agropecuaria que lideriza el Presidente Laurentino Cortizo” la creación e implementación de una estrategia que permita desde el Gobierno defender la sobrevivencia de los productores que serán impactados por la apertura comercial al finalizar los plazos establecidos en el TPC.

Luis Carlos Castroverde, presidente de la Anavip, explicó que en estos momentos se está en una etapa exploratoria entre los productores y autoridades gubernamentales para evaluar la evolución que tendrá dicho tratado con Estados Unidos a partir del próximo año, y las gestiones que deben desarrollarse de manera conjunta para mitigar en el mediano plazo la flexibilización del proceso hacia el libre comercio.

Esto, agregó, haciéndole a la nación norteña los planteamientos políticos, económicos y sociales que justifiquen la adopción de medidas negociadas permanentes para la protección y salvaguarda de los rubros reconocidos como sensitivos.

Para ello, Castroverde reiteró que los esfuerzos se enfocarán en demostrarle a Estados Unidos la importancia que tiene la producción primaria de países pequeños como Panamá para procurar la independencia alimentaria y sobre todo garantizar la estabilidad política económica y social que cimientan su democracia en la paz social y en el acceso a un trabajo y sustento digno para los más de 300,000 panameños que dependen de las actividades del agro.

¿Qué aspiran los avicultores?

Con el tiempo encima, los avicultores aspiran a desarrollar un mapa estratégico y una agenda que defina los planteamientos políticos y técnicos que puedan servir de argumentos para abordar cualquiera de las modalidades que permitan una revisión del acuerdo comercial, así como a levantar información técnica sobre impactos que pudieran esperarse en este período de transición, para estimar el potencial de daño que pudieran sufrir los productos agrícolas sensitivos.

Detallan que hay que revisar y replantear el enfoque y propósito de las ayudas gubernamentales al agro, para que tengan un impacto eficaz en el incremento de la competitividad de los productos sensitivos.

El sector avícola sostiene que los ministros de Desarrollo Agropecuario y de Comercio e Industrias, Augusto Valderrama y Ramón Martínez, respectivamente, al igual que la viceministra de Salud, Ivette Berrio, “se comprometieron a unir esfuerzos para defender comercialmente a este gremio”.

Pedro Acosta Insturaín, de la Unión Nacional de Consumidores y Usuarios de la República de Panamá (Uncurepa), dijo que con el TPC “entregamos el país, entregamos la producción agropecuaria y la soberanía alimentaria”, añadiendo que desde su firma hasta ahora se abandonó el sector agropecuario, produciendo alimentos caros y subsidiados, olvidando que tenemos un mercado muy chico.

“Ahora que vemos que se nos acerca cada vez más la pared del arancel cero es que nos damos cuenta de la importancia de mantener una mayor producción y de bajar los costos, lo que requiere de la inversión estatal, en tecnología y capacitación, para llegar a competir con lo que pueda venir de afuera”, manifestó.

Según Acosta Insturaín, en Panamá se debe estudiar la demanda interna de los productos para ver cómo se enfrentan las importaciones, “que van a venir de todas maneras por contingentes, por desabastecimiento y por tratados de libre comercio”.

El fuego se asoma. Cerca está el arroz y el muslo encuentro.

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