El Infierno: una novela sobre la desigualdad social y la esclavitud
Cultura en Panamá
El escritor español Jorge Díaz nos cuenta sobre lo nuevo de Carmen Mola, la novela El Infierno (Planeta), que narra una peculiar historia de amor entre una bailarina y un estudiante de medicina en medio de un levantamiento del ejército contra la reina Isabel II. Esta obra, que transcurre durante el siglo 19, es una reflexión sobre la libertad, la desigualdad social, la política, los derechos humanos y la esclavitud.
Ciudad de Panamá, Panamá/Cuando estaban en la promoción de su anterior obra, La Madre, una novela negra con buena cuota de muertos por medio de crímenes, los Carmen Mola siempre comentaban, en broma, que su siguiente publicación iba a ser una comedia romántica.
La gente se reía de la ocurrencia de estos tres españoles (Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero) que escriben de manera colectiva libros de ficción que luego firman como Carmen Mola. Nadie les creía capaz de contar una trama de besos y abrazos. Bueno, con El Infierno (Planeta), lo han conseguido, claro, a su manera.
Como hicieron con La Bestia (Premio Planeta de Novela), en El Infierno también mezcla géneros literarios entre sí. Mientras que la primera era una amalgama de la novela de aventuras con algo de picaresca, terror y policíaco, en su más reciente título usaron los recursos del folletín, el gran género del siglo 19, con el thriller político y el suspenso.
“Comedia no nos ha quedado El Infierno, aunque sí hay una historia de amor que contamos”, admite Jorge Díaz (Alicante, 1962) sobre esta novela que presentan este 28 de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), evento editorial que se extiende hasta el 3 de diciembre de 2023.
El folletín tuvo mucha presencia durante el siglo XX, y lo que va del XXI. Una prueba está en las telenovelas, las series televisivas y las sagas cinematográficas, cuyas estructuras siguen en alguna medida la forma de estas obras literarias que se publicaban por entregas en periódicos y revistas.
Por lo que los Carmen Mola se sentían cómodos con el formato del folletín que hizo tan famoso a escritores como Emilio Salgari, Carlo Collodi, Fiódor Dostoievski y a León Tolstói. “Es la técnica de un capítulo avanza y retrocedes tres. En el siguiente vuelves a avanzar y en todos dejas un enigma que enganche al lector”.
Eso de escribir a seis manos
Carmen Mola es un experimento literario que surgió en la primavera madrileña de 2017. Para demostrarse este trío que sí podían escribir una novela de la misma manera que redactaban los episodios de una teleserie.
“Cuando nació Carmen Mola, los tres trabajábamos como guionistas en una miniserie española llamada La Caza. Monteperdido (2019), basada en una novela de Agustín Martínez. Se nos ocurrió la idea de unirnos en Carmen Mola, en una de esas reuniones donde se decide lo que pasará en cada capítulo”, recuerda Jorge Díaz, autor de novelas como La justicia de los errantes (2012) y Tengo en mí todos los sueños del mundo (2016).
Fue así que nació la primera de sus novelas a seis manos, La novia gitana, la única que pensaban redactar en compañía. Probaron que sí se podía hacer las fusiones del caso y luego pensaron que cada uno regresaría a sus respectivas carreras literarias y de guionistas.
La novia gitana tuvo un instantáneo éxito de ventas. “Nos vimos obligados, y encantados, a seguir. El Infierno es nuestra sexta novela juntos y seguimos trabajando con el mismo esquema: hacemos muchas reuniones previas antes de sentarnos a escribir, y nos vamos repartiendo tareas, primero por bloques y después por capítulos. Nos hacemos escaletas muy detalladas”.
Así evoluciona, por ejemplo, El Infierno, con sus niveles de amor, sus secretos y los conflictos externos e internos que tienen sus personajes, más el ambiente de crítica social y política que tiene esta trama que ocurre entre España y Cuba. “La escaleta es lo más difícil. Sentarse a redactar los crímenes truculentos, la sangre, la maldad y la violencia, esa es la parte divertida (ríeJorge Díaz como un niño travieso)”.
Ese siglo 19 español
La Bestia (como El Infierno) transcurre en el siglo 19, una decisión que tomaron durante la pandemia, ya que no sabían cuál iba a ser la normalidad después del coronavirus. Por lo que con La Bestia se fueron por un sendero seguro: la Historia y el pasado.
El siglo 19 fue peculiar para el país europeo donde nació Jorge Díaz, ya que lo inicia siendo un imperio y lo termina perdiéndolo todo. “100 años después, España pasó a ser un actor de segunda o de tercera en el concierto internacional. Durante el siglo 19, España se hunde por completo. Quizás por nuestro pudor en hablar del peor siglo nuestro, sea la razón de que esté poco explotado en la literatura”.
“Observas ese siglo 19 y fue cuando ocurrieron las guerras de independencia de las colonias latinoamericanas y perdimos todas esas guerras. Agrega a esto tres guerras civiles, una invasión napoleónica, una república, una monarquía que dura solo un año y luego vuelven los borbones (una dinastía real) al poder”, explica Jorge Díaz, guionista de series como Hospital Central (2000-2012) y Siete días al desnudo (2006), entre otras.
Una Madrid distinta
La Bestia se desarrolla en 1834. El Infierno transcurre 34 años más tarde, cuando ocurre la revolución conocida como La Gloriosa o Revolución de Septiembre y sacan de circulación a los borbones, los que regresan al poder una veintena de meses más adelante.
La Madrid de 1868 ha cambiado en relación a la que presentaba La Bestia. “Ya no es esa ciudad oscura y violenta, sino que se ha convertido en una ciudad luminosa donde hay teatros, cafés y hasta un parque de atracciones. Decidimos irnos para allá”.
Un punto indispensable del argumento de El Infierno pasa en uno de esos teatros (el Variedades), que fue la sede de la Compañía de los Bufos Madrileños, donde había un cuerpo de bellas coristas llamadas las suripantas, que enardecían al público de la época.
Decidieron que la protagonista de su inusual historia de amor sería una suripanta de nombre Leonor Morell. Su contraparte sentimental sería Mauro, un estudiante de medicina revolucionario que está metido en los entretelones de La Gloriosa.
De enamorarse a separarse
En el cine o en la televisión hay un esquema romántico que se resume así: chico y chica se encuentran, no se caen demasiado bien al principio, luego se conocen mejor, se van enamorando y algo los separa. En una novela de Carmen Mola esa separación ocurre en el marco de un acto revolucionario orquestado por el militar Juan Prim y Prats (1814-1870): un soldado a caballo ataca a una mujer en la calle madrileña del Espejo, donde tiene su residencia Jorge Díaz (¿Casualidad? Sonríe por respuesta).
Museo del Canal Interoceánico de Panamá
Dadas las circunstancias, Leonor escapa a La Habana (Cuba) y Mauro, en cuanto sabe el destino de su amada, atraviesa el Atlántico, aunque eso signifique perder en el camino su libertad. “En ese entonces, Cuba no era una colonia sino una provincia española. Era lo mejor de España: la ciudad más moderna y elegante”.
Aquí aparece una pequeña contribución istmeña a El Infierno. Como Carmen Mola participó de la Feria Internacional del Libro de Panamá en el 2022, sacaron tiempo para visitar el Museo del Canal Interoceánico, donde ampliaron un dato del que ya tenían conocimiento: como ya costaba mucho llevar esclavos a España desde África, se comenzó a esclavizar a seres humanos de otras latitudes.
En el museo, ubicado en el corregimiento de San Felipe, vieron un panel sobre el suicidio de trabajadores chinos durante la construcción del primer ferrocarril interoceánico. “Tomaron esa decisión por la humillación de verse tratados como esclavos. Fue cuando nos preguntamos: ¿esto también habrá ocurrido en Cuba?”. La respuesta fue sí y lo incorporaron a El Infierno.
La dantesca esclavitud
La novela El infierno le recuerda al lector que a Cuba llevaban a chinos como a españoles, supuestamente contratos para trabajar de manera legal, pero en la realidad esos acuerdos no se cumplían y sobrevivían como esclavos en los ingenios. “Aunque esto ocurrió en La Habana en 1858, la ubicamos en 1866 para nuestros propósitos”.
Cuenta que España había abolido la trata de personas en la península desde 1821. “Incluso lo hicimos antes que los ingleses y los estadounidenses. Lo que pasa, quizás por las presiones de gobiernos locales como los de Cuba, es que se mantenía la esclavitud en América gracias a los ingenios de azúcar que necesitaban mucha mano de obra. Igual que pasó con las plantaciones de algodón en Estados Unidos”.
Las condiciones de trabajo eran horrorosas. Por lo que la mayoría moría al poco tiempo de llegar a la isla. “Había que llevar con mucha frecuencia nuevos esclavos hacia Cuba. Esto fue mantenido por los gobiernos locales”.
“Por eso España queda en la práctica como el último país de Europa en poner fin absoluto a la esclavitud, y el penúltimo del mundo occidental, porque Brasil lo hace en 1888. Cuando la esclavitud se acaba en América, y después de las independencias de las colonias, muchos de esos españoles regresaron a Europa para convertirse en una de las familias más poderosas en España, con mucho dinero, y pertenecían, sobre todo, a la burguesía catalana, de Asturias y Cantabria, todas enriquecidas por la esclavitud”.
Hay muchos infiernos
Para Mauro, el héroe romántico de El Infierno, el germen de la revolución en España era para acabar con el abuso de los poderosos sobre los más débiles.
Le pregunto a Jorge Díaz cómo anda la Europa de hoy en materia de desigualdad social. “Desigualdad hay en todas partes y siempre existirá porque tiene que ver con el ser humano. Los países europeos han avanzado mucho en erradicar la desigualdad, ya que es más pequeña que en épocas coloniales. Ahora se apoya más a los desfavorecidos”.
Infiernos hay muchos, admite. “Como en La Bestia, que había muchas clases de bestias: la maldad, la ignorancia, las enfermedades, etc. En El Infierno no solo era un infierno la esclavitud sino también el amor no correspondido y el amor que no se puede alcanzar”.
¿Cuál es el peor infierno que ocurre ahora en Europa? El entusiasta narrador piensa en silencio unos segundos para luego manifestar: “El rechazo a la migración norteafricana, las dificultades para integrar a muchos migrantes que nos llegan y las barreras que hemos puesto en el Mediterráneo que obligan a que tantos hombres, mujeres y niños no puedan acceder a su sueño”.