Imprudencia, maltrato y caos: los desafíos del transporte público en Panamá

🚍 Según datos obtenidos de la Dirección Nacional de Operaciones del Tránsito, en lo que va del año se contabilizaban 238 fallecidos por accidentes de tránsito.

🚍 La tecnología juega un papel clave en la mejora de la seguridad vial. 

Los usuarios y conductores particulares señalan la negligencia de los choferes de transporte público como una de sus principales quejas. / Pixabay

Ciudad de Panamá, Panamá/El desorden vial protagonizado por conductores de transporte público en Panamá es un creciente problema que afecta diariamente a pasajeros, peatones y otros automovilistas.

A pesar de los esfuerzos de las autoridades por regular el sector, las imprudencias y el incumplimiento de las normas de tránsito siguen siendo una realidad palpable en las calles.

El sistema de transporte público en Panamá, que incluye buses conocidos como "diablos rojos", taxis y los llamados “busitos piratas” o “chivas”, se caracteriza por la variada calidad de su servicio y, en algunos casos, por la falta de profesionalización de sus conductores.

Estos conductores, con frecuencia, realizan maniobras peligrosas, se detienen en puntos no adecuados de la vía o bloquean carriles en su afán por captar más pasajeros. Este desorden no solo genera embotellamientos y accidentes, sino que también crea una percepción generalizada de inseguridad, tanto entre los pasajeros como entre quienes transitan las calles.

Uno de los problemas más frecuentes con respecto a la profesionalización hacia los usuarios de estos transportes es el maltrato. En ocasiones, los conductores o sus "asistentes" insultan a los usuarios o mantienen malos tratos hacia estos, quienes también se ven obligados a viajar en condiciones de hacinamiento. Otro problema recurrente es el incremento arbitrario del costo del pasaje, sin la debida autorización de las autoridades competentes.

Uno de los problemas más frecuentes con respecto a la profesionalización hacia los usuarios de estos transportes es el maltrato. / Pixabay

La improvisación como norma

Los usuarios y conductores particulares señalan la negligencia de estos choferes como una de sus principales quejas. Es común ver buses detenidos en medio de la carretera, realizando giros indebidos o estacionados en lugares no permitidos. Estas conductas no solo afectan la fluidez del tráfico, sino que también ponen en riesgo la vida de los pasajeros y peatones.

“Es una locura diaria. Entre los buses que se atraviesan de un lado a otro y los que se detienen donde les plazca, manejar por las calles es un reto”, comentó un conductor particular consultado por TVN-2.com.

Pero, ¿qué están haciendo las autoridades para abordar este problema? Simón Henríquez, subdirector general de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), explicó que la entidad mantiene en diálogos con los gremios del transporte público y de carga para desarrollar estrategias que reduzcan los riesgos de accidentes.

Destacó que la educación vial es clave, dado que el 80% de los accidentes de tránsito involucran el factor humano.

Consecuencias en la seguridad vial

El impacto de estas malas prácticas se refleja en las estadísticas de accidentes de tránsito. Según datos de la ATTT, una proporción significativa de los incidentes viales involucra a buses y taxis. Estos accidentes no solo generan daños materiales, sino que también causan víctimas fatales o personas lesionadas.

“Es preocupante subir a un bus o a un busito ‘pirata’ y ver al conductor distraído o hablando por teléfono. No sabemos si llegaremos sanos a nuestro destino”, expresó una usuaria frecuente de estos transportes a este medio.

Por su parte, Henríquez subrayó la importancia de reforzar la educación vial y fortalecer las escuelas de manejo para prevenir accidentes. Agregó que los siniestros no solo causan pérdidas humanas, sino también un impacto económico considerable, dado que representan hasta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá, según estudios.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) revelan que solo en 2022 se registraron 2,984 colisiones que involucraron microbuses y ómnibus, con 9.404 heridos y 92 muertes. Según datos obtenidos de la Dirección Nacional de Operaciones del Tránsito, en lo que va del año se contabilizaban 238 fallecidos por accidentes de tránsito.

El artículo 204 del Decreto 640, que regula el tránsito, permite sancionar a los conductores a través de cámaras de videovigilancia que capturan infracciones. / Pixabay

Nuevas tecnologías y sanciones

Henríquez destacó que la tecnología juega un papel clave en la mejora de la seguridad vial. El artículo 204 del Decreto 640, que regula el tránsito, permite sancionar a los conductores a través de cámaras de videovigilancia que capturan infracciones.

Estas imágenes son subidas a los sitios web de la Policía Nacional y de la ATTT para proceder con las sanciones. Las multas por manejo desordenado oscilan entre los 50 y 75 dólares, según el mismo decreto. Henríquez también señaló que las denuncias ciudadanas han aumentado, lo que facilita la imposición de multas a conductores que infringen las normas.

La solución a este caos vial no depende únicamente de las autoridades, sino también de los propios conductores. Es fundamental actualizar el Reglamento de Tránsito y elevarlo a rango de ley para garantizar un cumplimiento más estricto.

El llamado a la responsabilidad

En distintas ocasiones, las autoridades han mencionado sobre la propuesta de endurecer las sanciones contra los conductores infractores y mejorar la supervisión, sin embargo, los ciudadanos solicitan que se hagan efectivos los controles y que se aplique la ley de manera equitativa.

“Creemos que es hora de subir el nivel de este reglamento a una ley de tránsito, porque ya hay leyes como la Ley 21, que habla del parte amistoso, y que involucra el reglamento. En el orden jerárquico, una ley está por encima de un reglamento, y Panamá necesita una actualización en este sentido”, dijo el subdirector.

Recomienda a los conductores reforzar la educación vial. En donde se deben mejorar las competencias viales a nivel nacional para que cada usuario de la vía —peatones, ciclistas, motociclistas, y conductores— se sientan parte de esta problemática. Agregó que la educación vial debe ser enseñada desde una edad temprana, tanto en la escuela primaria como en la secundaria, para que los futuros conductores ingresen al sistema vial de manera responsable.

“No sirve de nada hablar de tecnología o mejoras en la infraestructura si las personas no conocen sus derechos y deberes. Por lo tanto, la educación es clave en cualquier esfuerzo que queramos implementar”, puntualizó.

Un cambio en la cultura del manejo es esencial para mejorar la seguridad en las vías y la calidad del servicio. La educación vial, tanto de los choferes de transporte público como de la ciudadanía en general, es una pieza clave para transformar este escenario.

Hasta que no se implementen estos cambios, los conductores de transporte público continuarán siendo un peligro latente para la seguridad vial en Panamá, un país donde, para algunos, el respeto por las normas de tránsito todavía parece ser una meta lejana.

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