El impacto del Fenómeno de El Niño en el campo panameño
Fenómeno del Niño
Ciudad de Panamá, Panamá/“El Niño ya nació. Se nos están acabando las pacas, la gallinaza, los silos”, explicó con un dejo de pesimismo en su voz el ganadero santeño Luis Martínez, quien afirmó que “estamos ante un serio problema”, pues todavía no hay indicios de lluvia.
Afectaciones por falta de lluvias
En Macaracas, provincia de Los Santos, por ejemplo, las reses comienzan a morir ante la falta de alimentos y de agua, toda vez que el río Estivaná, que irriga estas tierras, se está quedando sin el líquido.
“Acá en Los Santos, solo el río La Villa mantiene por el momento su caudal”, informó Martínez, quien aseguró que por ahora nada se está sembrando, quedando en los campos solo los remanentes de cucurbitáceas, como sandía y melón.
Los productores de Tonosí, en la provincia santeña, también están esperando “el milagro de la lluvia” para sembrar arroz, indicó el agricultor Héctor Ortega, quien confirmó que las provisiones para el sector ganadero se están acabando.
Ortega lamentó que el proyecto de riego de El Valle de Tonosí, que serviría para estas eventualidades de la naturaleza, nunca llegó a feliz término, pues fue cancelado en 2015 por el gobierno de Juan Carlos Varela, pese a que se había pagado un adelanto de 37 millones de dólares.
En tanto, en la provincia de Veraguas los ganaderos tratan de afrontar esta difícil situación trabajando en la contratación de suministros de insumos como granos, entre ellos la pulidura de arroz y el afrecho de maíz, aunque ya se quedaron sin este último.
Por ello, la Asociación Nacional de Ganaderos solicitó una reunión con el ministro de Desarrollo Agropecuario, Augusto Valderrama, para que los apoye permitiéndoles importar algunos insumos que contengan fibras.
Mientras, al occidente del país, en los distritos de Alanje y Barú, en la provincia de Chiriquí, hay cientos de hectáreas que están preparadas para la siembra de arroz, a la espera de que caigan las primeras lluvias.
Por el momento, las regiones más afectadas en las tierras chiricanas son las de Progreso, Revolución, Almendros, Colorado centro y La Esperanza.
“Los granos de arroz se están poniendo delgaditos, lo que demuestra que las plantas están padeciendo de estrés hídrico, ante la falta del líquido”, comentó el arrocero Rodrigo Araúz.
Agregó que por esas áreas hay unas 800 hectáreas que están afectadas por la sequía, faltando unas 2,000 hectáreas que están preparadas, abonadas, pero al haber sequía los agroquímicos no han sido efectivos, por lo que nuevamente habrá que volver a abonarlas.
¿Falta de previsión?
Desde diciembre del año pasado los modelos daban una probabilidad de 60% a 66% para el trimestre abril-junio de 2023 de un desarrollo del fenómeno atmosférico de El Niño, “y la experiencia indica que dados estos valores había que ir pensando en la ocurrencia de una fase cálida, como finalmente está ocurriendo”, aseguró el meteorólogo Aristides Lorlesse Gómez.
Apuntó que los datos actuales sugieren un evento de moderado a intenso, dada la anomalía que se observa en estos momentos.
Pese a lo que se avecinaba, las autoridades nuevamente recurren a la improvisación “y todo lo que se sugiera ahora será una excusa a la falta de previsión e ideas claras de que se quiere”, comentó.
El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida), a través del viceministro Alexis Pineda, anunció recientemente que entre las actividades que realiza esta entidad para enfrentar el Niño está adelantar el plan de trabajo con los productores, “mediante la apertura de pozos y abrevaderos, en el cual se tiene un promedio de 500 pozos por año”.
Al respecto, Lorlesse Gómez afirmó que “cosechar lo que no hay (ya que no está lloviendo), buscar lo que no existe (abrir pozos o represar quebradas) es reflejo de una nueva improvisación. Los planes son buenos si se ejecutan oportunamente y no quedan solo en el papel y las buenas intenciones”.
Reunidos con los ganaderos, las autoridades de la Dirección de Ganadería del Mida se mostraron “sorprendidas” por la situación actual, ya que esperaban que hasta febrero se entrara en un periodo climático normal.
Según ellos, esto indicaba que las lluvias se dejarían caer durante la tercera semana de abril en el Este y en el Oeste del país, al igual que en las tierras altas chiricanas, y luego en la primera semana de mayo llovería en el llamado Arco Seco del país, que se extiende por las provincias de Coclé, Herrera, Los Santos y parte de Veraguas.
En Panamá normalmente la temporada lluviosa comienza en mayo y se extiende hasta noviembre, mientras que de diciembre a abril se da la temporada seca, que los panameños llaman verano.
Aunque todavía mantiene la “vigilancia de El Niño”, que significa que las condiciones durante los próximos seis meses estarán favorables para su desarrollo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), señala en su último informe que el fenómeno atmosférico está próximo a dominar las condiciones atmosféricas en el hemisferio Norte y podría extenderse hasta finales de año.
Para el meteorólogo Lorlesse Gómez, habrá quien quiera decir que lo que está pasando es producto del cambio climático, pero “nada más lejos de la verdad científica. Esto es variabilidad climática, ni se escribe igual ni significa lo mismo”.
De hecho, añadió que si lo que ocurre este año es atribuible y científicamente demostrado que es cambio climático, todo lo que se ha hecho en los últimos años para mitigar sus efectos debe ir a revisión, porque no se ha aprendido nada.