El Humedal Bahía de Panamá tendrá un plan de manejo, ¿Se hará realidad?
Manglares en Panamá
20% de las aves migratorias del mundo pasan por el humedal de la Bahía de Panamá.
Ciudad de Panamá, Panamá/Tras declararse área protegida por Ley y luego como sitio Ramsar hace más de cinco años, el Humedal Bahía de Panamá carece de un plan de manejo, pero el mismo está muy cerca de concretarse según María Gabriela Dutari, quien forma parte del equipo legal del Centro de Incidencia Ambiental (CIAM). Aunque otro tema distinto será su correcta implementación, monitoreo y continua actualización, advirtió la jurista.
Los planes de manejo son inherentes a toda área protegida que el gobierno designe. Dentro de estas zonas hay comunidades, hay vida, hay actividades. El plan de manejo debe ilustrar todas esas relaciones de vida y algunas directrices que deben seguir los humanos para conservar el área. Es el decálogo de lo que se puede hacer, dónde y cómo se puede hacer dentro de la zona.
El plan de manejo echa por tierra la visión panorámica de la naturaleza prístina “que no se toca”. “Hay comunidades, hay potencial turístico, agricultor y muchos otros…es un área protegida pero se puede usar”, dijo Dutari en medio de una gira con medios y ambientalistas para conocer uno de los puntos del extenso Humedal de la Bahía de Panamá.
La amenaza de distintos proyectos inmobiliarios que amenazan los manglares en el área de Juan Díaz hacen mucho más urgente la llegada de este plan, explicó la jurista, quien agregó que la demora devino de contratiempos para ejecutar los dineros del fondo, por restricciones presupuestarias entre entidades públicas, además del monto necesario teniendo en cuenta su gran extensión: 85,664 hectáreas, de las cuales 39,703 corresponden a superficie terrestre y el resto a la superficie marina.
Humedal Bahía de Panamá es el segundo Sitio Ramsar de mayor extensión en el país. Es un ecosistema inundado de agua que sirve como refugio al 20% de las aves migratorias de todo el mundo. Con la categoría internacional de sitio Ramsar, Panamá se compromete a proteger el área por su importancia para las aves migratorios y la vida silvestre del continente.
De acuerdo a la ficha técnica del sitio, compilada por la Sociedad Audubon de Panamá, el humedal Bahía de Panamá comprende ambientes fluviales, lacustres, estuarinos y marino-costeros de la porción de la costa de la Bahía de Panamá comprendida entre los manglares de Juan Díaz, en la ciudad de Panamá, hasta el estero del río La Maestra, en el distrito de Chimán. Eso equivale a una extensión 75.28 km colindante con la capital, Pacora y Chepo.
Uno de los criterios postulados en la solicitud de reconocimiento del humedal como sitio Ramsar fue la condición poco usual de una gran zona entre el río Oquendo y el río La Maestra, denominada “Los Negritos”, que alberga un manglar de un dosel de unos 15m de altura, con un mangle negro en el interior y bordeado de mangle salado y rojo; todo en un terreno plano y permanentemente inundado con agua dulce.
En 1998, B. Watts, del Center for Conservation Biology, calculó que durante la migración pasan entre uno a dos millones de aves en la zona de entre mareas de la Bahía de Panamá. El estudio de Watts también encontró que el bentos obtenido de la zona litoral este de la Ciudad de Panamá contenía una alta densidad de invertebrados marinos y también un número relativamente alto de detritus, que es una gran fuente de alimentación para especies como el róbalo y la anchoveta.
La bióloga Karla Aparicio participó en el proceso de acreditación del humedal como sitio Ramsar. Explicó – en la misma gira con medios – todo el proceso de acreditación en el que participó ella junto con otros científicos –zoológos, botánicos, historiadores, sociólogos, entre otros– para recabar datos, perfilar las especies, sobrevolar las áreas y eventualmente concluir que, en efecto, el sitio resguarda el 20% de las aves playeras migratorias del mundo.
El sobrevuelo al que hizo referencia Aparicio se hizo en los años 80, desde la costa desde Chame hasta Chimán. También sirvieron como base el extenso trabajo del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y de la Universidad de Panamá sobre el área.
Con libro en mano, Aparicio iba mostrando las distintas especies que sobrevolaban el bote que navegaba los esteros del manglar en el Río Bayano. Explicó que las aves no solo paran en el humedal a comer sino muchas veces a cambiar de plumaje. Si son muy jóvenes, “terminan de emplumarse aquí” contó.
Por el rastreo satelital, saben que las aves vienen del Norte –Canadá Y Estados Unidos– para aquí y se van hasta Chile “mar abierto en una sola volada”. La migración puede empezar desde agosto y extenderse hasta abril, incluso. Se han contado aproximadamente 17 especies de acuerdo a la bióloga.
Según el organismo Wetlands, la importancia de estos humedales es de gran relevancia, “pues son barreras naturales que protegen de las inundaciones a las áreas aledañas del sitio, además sus manglares capturan el carbono de la atmósfera lo que permite mitigar y adaptarnos al cambio climático”.
Citando el Atlas Mundial de Manglares, el Ministerio de Ambiente resalta que el país cuenta con la mayor variedad de especies de mangle entre todos los países del continente americano: aquí se han reportado 12 de las 65 especies puras identificadas en el mundo, según reseñó la entidad. Además, cuantifican la existencia de 271 especies de cangrejos violinistas en el Humedal Bahía de Panamá, la mayor en todo el mundo, de acuerdo al mismo informe.
El plan de manejo del humedal establecería letreros, guarda parques, puestos de vigilancia, zonificación, plan de ordenamiento territorial, plan de turismo, planes de negocios y su financiación. Por ahora, todo está en papel. Los expertos en la gira cifraron entre 20 y 30 millones de dólares los fondos que hacen falta para que las más 100 áreas protegidas que tiene el país funcionen correctamente.