Huérfanos de madre y del Estado: Sobrevivientes al horror de un femicidio

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Son víctimas de la violencia contra la mujer, que cada día crece sin que haya la debida prevención ante este gran problema de salud pública.

Mujeres piden justicia por los casos de crímenes contra las mujeres. / TVN Noticias
Elizabeth González - Periodista
21 2024 - 20:44

Panamá/La abogada Suky Yard es especialista en Derecho Penal y de Familia, y en su experiencia, dice que en varias ocasiones representó a víctimas en casos atroces de femicidio y a sus familias.

Asegura que la mayoría de las veces estos hechos de sangre tan terribles ocurren frente a los hijos de las víctimas, y hasta de sus madres, que igualmente han estado a punto de perder la vida.

Aun así, dice, estos casos se convierten en titulares, y se produce un desfile de funcionarios ofreciendo supuestamente ayuda, y luego desaparecen, sin ofrecer un seguimiento real a las víctimas y sobrevivientes de este horror.

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Así ocurrió el 7 de febrero de 2021, en La Chorrera, con Hellen Castillo, una joven de 21 años, quien murió a machetazos por su pareja, que le causó 23 heridas.

La abogada Suky Yard dice que en ese escenario dantesco, el hermanito de la víctima y su hijito, ambos de un año, jugaban con la sangre. Otro menor de diez, también hermano de la víctima, presenció el hecho. La madre de Hellen Castillo casi muere tratando de salvar a su hija.

Sobre esto, la psicóloga Elsa Rodríguez, de la Fundación Piero Martínez, dice que muchas veces los que sobreviven sufren sentimientos de culpa.

La fiscal Sherly Barría tiene 18 años en el Ministerio Público, y dice que en buena parte de ese tiempo experimentó el dolor de estar al frente de femicidios, entre ellos el de Hellen Castillo.

Dice que Sulay Rodríguez, madre de la víctima, perdió tres dedos de su mano derecha, que es su principal, casi pierde ese brazo, y sufrió una herida en la frente.

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TVN Noticias pudo conversar con esa madre, pero no para que reviviera ese día, sino para saber qué fue después de esa terrible experiencia.

Sulay Rodríguez explica que su vida cambió para siempre, que perdió los deseos de vivir y que se siente inútil, porque además de su hija, perdió parte de sus extremidades, lo que no le permite trabajar.

Asegura que en un principio recibió apoyo de instituciones, pero desde hace un año no tiene ayuda ni económica ni emocional.

Vida apagadas. / TVN Noticias

Y es que su nieto, el niño de Hellen, tiene 5 años, y aunque es hijo de un policía, como le dieron de baja, no se le da ayuda. Y si bien la señora Sulay tiene certificación de discapacidad, no entra en el Programa Ángel Guardián porque su discapacidad no es de nacimiento, según explicó.

A veces no tienen para comer porque viven de una pequeña pensión de su esposo, que también tiene discapacidad. La señora Sulay tiene el gran deseo de trabajar para sentirse útil, ayudar a su esposo y sacar adelante a sus hijos y su nietecito.

La fiscal Barría también llevó adelante el caso de Karen Velásquez, a quien su expareja le prendió fuego dentro de un taxi el 9 de abril de 2020. Igual hay víctimas colaterales, que sobreviven al dolor. Las tres hijas de Karen estaban en casa y vieron a su madre con la piel hecha girones y con el cuerpo como una antorcha humana.

Esta mujer, de 37 años, murió con 60% de quemaduras en su cuerpo y luchó por su vida durante un mes. De sus 3 hijas, una ya es mayor de edad y estudia psicología, la más pequeña tiene autismo y la más afectada tiene 10 años. Su madre le pedía que le echara agua para pagar el fuego.

Con el apoyo de su familia, principalmente la hermana de la víctima, las hijas de Karen reciben educación y apoyo.

 En la Escuela San José de Malambo educan y orientan a esta niña, al igual que a otros menores de edad que han visto cómo ultiman a sus madres.

Sor Ivonne Fernández es la directora del Hogar y Escuela Malambo, y dice que la niña es fuerte, es resiliente, pero necesita ayuda.

En la Unidad de Protección a Víctimas y Testigos (UPAVIT) del Ministerio Público, le dan acompañamiento, pero sólo durante el proceso, a estas víctimas colaterales o víctimas indirectas, que usualmente quedan en estado de vulnerabilidad e indefensión.

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 Zabdy Barría, psicóloga de la UPAVIT, dice que posteriormente los remiten a instituciones públicas o privadas, como por ejemplo la Fundación Piero Martínez, dedicada al manejo del duelo, ante diferentes pérdidas como parte de la vida.

Los especialistas de esta fundación destacan la importancia de que la familia completa, adultos y menores de edad, deben recibir apoyo emocional al ser víctimas de estos femicidios, y que, aunque esto no eliminará el dolor, podrán saber manejarlo y tener un mejor desarrollo de sus vidas.

La madre de Hellen trata de salir adelante movida por el amor a su familia, y siendo adulta, le cuesta. La pregunta es qué queda para estos niños, hijos de víctimas de femicidios, sin becas, sin seguimiento y sin ayuda emocional.

Son los adultos del mañana con daños que podrían ser irreversibles, huérfanos de la protección del Estado, y marcados por hechos trágicos que afectan su proyecto de vida.

Son víctimas de la violencia contra la mujer, que cada día crece sin que haya la debida prevención ante este gran problema de salud pública.

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