El homicidio de un profesor de la Normal de Santiago que consternó a Panamá
Crímenes en Panamá
Compañeros educadores salieron a buscarlo en la tarde luego que no llegó a dar clases
El docente fue encontrado en medio de un baño de sangre en un cuarto cerca a la gobernación de Veraguas.
Dos compañeros de la Normal, un docente y trabajador manual, fueron arrestados por el asesinado.
A finales de octubre de 1940, Santiago de Veraguas fue estremecido por el macabro hallazgo del cadáver de un profesor de música de la escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena. Un crimen que horrorizó al país.
El asesinato del profesor Armando Urzúa Guardia fue uno de los acontecimientos más estremecedores en el inicio de la década de1940.
Las páginas de los diarios en Panamá estaban dedicadas a la Segunda Guerra Mundial y al recién estrenado presidente Arnulfo Arias Madrid y su propuesta de Constitución. Este crimen eclipsó estos eventos a tal punto que desde la Presidencia se nombró una comisión especial para apoyar en las investigaciones de este caso.
¿Quién era Urzúa?
El presidente Juan Demóstenes Arosemena (1936-1939), promovió la construcción de la Escuela Normal de Santiago, para impulsar la transformación de las provincias del interior. El colegio se inauguró el 5 de junio de 1938, en un hermoso edificio de corte colonial.
El propio presidente Arosemena había supervisado la contratación de docentes provenientes de diversos países de América Latina. El chileno Armando Urzúa era encargado de la materia de canto y música.
Los que lo conocieron lo describían como un hombre apasionado por la música y con muchos amigos. Se cuenta que guardaba dinero con el que pensaba comprar una casa para su madre en Chile.
Al momento del homicidio, el director del plantel era Francisco Céspedes.
La escena del crimen
El día que Urzúa no llegó a dar clases, los estudiantes lo esperaban impaciente. Era una de las primeras prácticas del nuevo “coro mixto”.
Tras la ausencia de Urzúa algunos colegas se ofrecieron a buscarlo pasada las 4:00 p.m. y llegaron en horas de la noche hasta el cuarto donde vivía, a un costado de la Gobernación de Veraguas.
Al entrar al cuarto se encontraron con un macabro escenario. El cuerpo del profesor Urzúa estaba sobre la cama, en medio un charco de sangre, debajo de una almohada, un mosquitero y una bata de baño, según cuentan los testigos.
Urzúa tenía en la sien, tres enormes heridas, que parecían ser hechas por un hacha y que dejaban ver hasta la masa cerebral. En el cuello tenía un cordel que rodeaba la piel llena de moretones.
Hechos violentos previos
Para 1938, dos años antes del asesinato de Urzúa, dos hechos inexplicables ocurrieron en la Normal de Santiago.
La primera víctima había sido el inspector llamado ‘Baby’ Sibauste, a quien le habían lanzado una avalancha de ladrillos una noche en que este se encontraba tranquilo en su habitación. No se identificó al autor, por lo que el inspector prefirió renunciar a su cargo.
El otro ocurrió una madrugada de octubre de 1938, cuando una explosión rompió la tranquilidad la noche
La espantosa muerte del estudiante colonense Cecilio Archibold, encontrado en su cama, con la cabeza destrozada y su cuerpo rodeado de pedazos de pasta de dinamita. La policía tuvo dificultad para sustentar la tesis de un crimen. Ante la falta de otra opción, decidieron que se trataba de un suicidio.
Sospechosos y arrestos
Los dos sospechosos que fueron arrestados y llevados a juicios son personajes distintos, que los unía conocer a Urzúa y trabajar en el Normal de Santiago.
El primero, Gonzalo Brenes, educado en Europa y conocido como una persona sensible y refinada. Era también profesor de música en la Normal.
Brenes había sido diputado suplente, y se había dado a conocer con el musical ‘La cucarachita mandinga’, que logró gran éxito en diciembre de 1937 y enero de 1938. La pieza era de Rogelio Sinán, pero la música era de Brenes.
El segundo, Salomón Garcia, de 51 años, era un extranjero nacido en Ecuador. Un aventurero llegado a Panamá en 1919, Era trabajador manual en la Normal.
García había sido detenido más de 25 veces, acusado, entre otras cosas de: golpear a una mujer, de hurto, de injuria, de negarse a pagar por una botella de licor, irrespetar a la policía, de molestar al secretario de Relaciones Exteriores, de destrozar una cantina, de no querer pagar una comida y violar un decreto alcaldicio en Santiago que prohibía emborracharse en días de trabajo.
El juicio y el condenado
Previamente, Gonzalo Brenes mantuvo su versión que no cometió el asesinato de Urzúa. Mientras que Salomón García, primero dijo que lo había hecho, pero que Brenes era el autor intelectual y luego se retractó.
Sin embargo, el magistrado Adriano Robles tenía dos posibles homicidas. Y un expediente de 440 páginas. Los sospechosos serían trasladados a Penonomé, donde se ubicaba el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, para preparar el juicio.
Los acusados Salomón García y Gonzalo Brenes permanecieron en la prisión de Penonomé durante un año, mientras se preparaba al juicio, que tendría lugar en octubre de 1941 en la Escuela Simeón Conte de Penonomé.
La primera audiencia fue suspendida. La segunda, se llevó a cabo a puertas cerradas, debido a la naturaleza “confidencial” de las declaraciones de algunos testigos.
Los medios que cubrieron el juicio relataron que el abogado de Brenes y el fiscal ofrecieron brillantes alegatos, mientras el abogado de oficio de García ofreció la débil defensa legal.
El jurado dio su veredicto: Salomón García, culpable. Gonzalo Brenes, absuelto.
En los siguientes años, nada se supo del ecuatoriano, quien pagó su sentencia y permaneció anónimo por el resto de su vida.
Brenes se trasladó a Costa Rica, donde se dedicó a enseñar, investigar la música folklórica y componer. Al regresar a Panamá, consiguió un trabajo como docente en la Universidad de Panamá, disfrutando del respeto y el afecto de sus estudiantes.
Los hechos que rodearon este famoso crimen son parte la trama de la novela, “En ese pueblo no mataban a nadie”, del escritor panameño Carlos Changmarín.
Datos tomados de la Estrella de Panamá