El futuro de la manufactura en América Latina y el Caribe
En un mundo afectado por el cambio climático, la pérdida de trabajos y las tensiones geopolíticas, los gobiernos buscan soluciones a través de la manufactura —la elaboración de objetos a mano o con auxilio de máquinas. Países como China, India y las naciones occidentales están fortaleciendo su sector manufacturero para impulsar el empleo, la innovación y el crecimiento económico. Sin embargo, la participación de la manufactura en la economía global ha disminuido. En esta nota, exploraremos los cambios industriales, la escasez de minerales críticos y la competencia global en la manufactura, con implicaciones específicas para América Latina y el Caribe.
Empuje por manufactura
Gobiernos de todo el mundo, especialmente en las naciones occidentales, están apuntando cada vez más hacia la manufactura como un remedio multidimensional para los principales desafíos que enfrentan, entre ellos, impactos en la agricultura debido al cambio climático, la pérdida de empleos formales, las tensiones geopolíticas y el escaso crecimiento económico. Este último fenómeno ha sido identificado por varias instituciones económicas y financieras internacionales como uno de los retos más importantes que enfrentará la región de América Latina y el Caribe durante la próxima década.
Prueba de tal atención renovada ha sido el compromiso por Estados Unidos de un paquete de recursos fiscales equivalente a 5% del PIB de esa nación, todo para fortalecer su sector manufacturero. También, la Unión Europea ajustó sus regulaciones de ayuda estatal para respaldar aún más iniciativas manufactureras. Y China e India han dado prioridad a la manufactura para elevar su posición global.
A pesar de todos los esfuerzos, la porción de esta industria en la producción económica global ha experimentado una notable reducción.
Cambios industriales
Según un reciente artículo de The Economist, el desarrollo manufacturero en un país, ha sido argumentado, genera sólidas oportunidades de empleo, impulsa la innovación y la expansión, facilita la transición hacia la sostenibilidad ambiental y mitiga la dependencia de otras naciones para bienes estratégicos.
Pero, la situación laboral en las nuevas industrias de manufactura han experimentado recientemente una transformación profunda, con la disminución de los puestos técnicos de nivel medio, a la par que nuevos roles de alto y bajo nivel está siendo creados en el sector de servicios, el cual ha estado respondiendo de forma exponencial al gasto de investigación y desarrollo gracias a la implementación de nuevas tecnologías.
En consecuencia, el nivel salarial que antes caracterizaba a la manufactura también se ha visto disminuido. Además, la proliferación de la automatización en las fábricas de vanguardia está limitando las oportunidades para personas con calificaciones de nivel medio.
Y el desarrollo de la manufactura —y por lo tanto su capacidad de impulso económico— se está viendo también limitado por consideraciones ambientales. Ahora que se ha comenzado a contabilizar el costo ambiental dentro de los cálculos económicos y financieros de las empresas, es mucho más difícil el despliegue de expansiones. Ante esta realidad, ha surgido el concepto de la manufactura verde, donde mediante la innovación se intenta generar retorno de inversiones que buscan reducir las emisiones netas de carbono.
Ya en América Latina, por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo ha argumentado por la necesidad de una cartera crediticia verde que avance tales inversiones como formas también de crear empleo, iniciando una tendencia hacia estos nuevos objetivos del capital.
Además, las industrias a nivel mundial están enfrentando una escasez de minerales críticos, en particular, minerales de tierras raras. Los mismos son utilizados en todo tipo de industrias de manufactura, por ejemplo, en la producción de los imanes que son utilizados en las turbinas eólicas. Y el apetito por el desarrollo de la manufactura podría generar encuentros militares relacionados a obtener estos recursos necesarios.
Un ejemplo claro es la rivalidad entre China e India por la altiplanicie tibetana. Tan solo este año, el South China Morning Post reportó que un grupo de científicos de la Universidad de Ciencias de la Tierra en Wuhan —una de las principales universidades de China— encontraron indicios de una vena de minerales de tierras raras de mil kilómetros de largo en la cordillera del Himalaya, parte de la cual es controlada por China luego de haberla invadido en 1950.
Procesando el cambio
No obstante, los distintos países del mundo siguen persiguiendo el desarrollo manufacturero. Y uno de los anuncios más relevantes en este sector de data reciente, fue la cesión de tierras por parte del gobierno del estado sur-occidental de la India, Karnataka, al conglomerado de tecnología Foxconn, famoso por ser el productor de los iPhones de la gigante tecnológica Apple.
De hecho, la fábrica en Karnataka es precisamente para la producción de iPhones y sería parte de una estrategia por parte de Foxconn para preservar la producción de estos equipos luego de que Apple anunciara que deseaba parar de fabricar sus equipos en China por consideraciones laborales y de derechos humanos.
Esta disputa de la manufactura electrónica entre la República Popular de China, Taiwán y la India, con la participación adicional de Corea del Sur y Japón, será uno de los factores más importantes de competitividad en la región asiática, lo cual también podría dejar atrás a otras regiones globales, como la latinoamericana. Es por esto que, en un reciente artículo crítico de América Latina, el semanario The Economist advirtió que “a la par que Estados Unidos desvincula cada vez más industrias y tecnologías de China, [América Latina] corre el riesgo de quedar desconectada también” en el caso de que la región “no pueda encontrar trabajadores y firmas innovadoras”.
Se estima que la nueva fábrica en Karnataka generará 50 mil nuevos empleos, tan solo un 0.25% de la fuerza laboral urbana de este estado de la India, lo cual da un indicio de la magnitud del desarrollo manufacturero que será necesario para satisfacer la necesidad laboral de esta población. La apuesta es que la decisión de Foxconn servirá para allanar el camino para que otras grandes industrias hagan el salto a la India.
Para referencia, en Panamá, la manufactura es la sección más importante del sector secundario de la economía, después de la construcción, ambas empleando alrededor de 150 mil personas. El sector secundario en general, que también incluye la explotación de minas, las utilidades públicas y el suministro de agua, representa alrededor de un quinto —20%— de los empleos en el país.
Para finalizar, a medida que el mundo se enfrenta a desafíos climáticos, laborales y geopolíticos, la manufactura se posiciona como una solución estratégica. Sin embargo, ¿Cómo puede la manufactura adaptarse a los cambios en la demanda laboral y a las preocupaciones ambientales? ¿Cuál será el impacto de la escasez de minerales críticos en la competencia global? Estas incógnitas plantean un escenario incierto para el futuro de la manufactura a nivel mundial.