Madagascar 3: Europe'S Most Wanted
En vivo
Ciudad de Panamá, Panamá/Tanto nadar. Debido al aparente desinterés de las autoridades locales, los ganaderos panameños se quedaron a la orilla del potrero, al no poder presentar el último requisito para lograr la equivalencia del sistema sanitario y así poder exportar carne a Estados Unidos, otro legado fallido de la administración del expresidente Laurentino Cortizo.
Este proyecto “se cayó, no logramos culminarlo”, afirmó con un dejo de pesar Euclides Díaz, secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), quien agregó que se dieron retrasos en la recién creada Dirección Nacional de Control de Alimentos y Vigilancia Veterinaria, encargada de dar el aval al proceso, por lo que “todo quedó en un impasse”.
La exportación de carne hacia el mercado estadounidense podría haber dejado ingresos anuales al país de unos $400 millones, según estimaciones del sector comercial.
Armando Cedeño Navarro, presidente de la Anagan capítulo de la provincia de Los Santos, explicó que “todo iba bien”, e incluso funcionarios estadounidenses supervisaron los mataderos nacionales, “pero de la noche a la mañana todo se enfrío”.
Puso como ejemplo el caso de un veterinario que en el matadero de la ciudad de Las Tablas llevaba el registro adecuado para desarrollar el tema, pero “vino un político e hizo que lo despidieran, dando al traste con lo que se había avanzado”.
Cedeño Navarro aseguró que en estos momentos hay mataderos que han descuidado las normas sanitarias.
En mayo de 2021, el entonces ministro de Desarrollo Agropecuario, Augusto Valderrama, anunció que el país ya contaba con un laboratorio de primer mundo con los más altos estándares internacionales para realizar las 22 pruebas analíticas necesarias para exportar productos cárnicos a Estados Unidos.
En esa oportunidad destacó que “lo más pronto posible” se cumplirían con todos los requerimientos “para que antes que culmine este periodo de gobierno dejar este legado de recuperar ese mercado para los productos cárnicos nacionales”.
Y es que desde que asumió el cargo, el hoy expresidente Cortizo estableció como uno de sus objetivos principales completar ese ciclo de 22 pruebas que permitirían que Panamá pudiera fortalecer su sistema sanitario, inocuidad en la producción, consumo de los productos cárnicos y lograr nuevos mercados para la exportación de carne bovina.
No obstante, la pretendida herencia para los ganaderos quedó solo en promesas y actualmente el Laboratorio de Residuos Tóxicos y Microbiológicos de Salud Animal no cuenta con el respaldo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
El laboratorio está en capacidad de hacer pruebas a los productos cárnicos como la de antibióticos, hormonas (natural-sintético), plaguicidas (órgano clorado - órgano fosforado), antiparasitario, antiinflamatorio no esteroide y metales pesados (contaminantes), entre otros.
Además, se pueden hacer pruebas de especie y microbiológicas, tales como cultivo de tejido y carnes libres de Escherichia coli y Salmonella, de acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Agropecuario.
Ahora, con la nueva medida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponerle un 10% a las exportaciones procedentes de varias naciones, entre ellas Panamá, el panorama probable para enviar carne a esa nación se ensombrece aún más, de acuerdo con matarifes consultados.
“No hemos empezado y ya tenemos trabas”, se limitó a comentar un exportador, que pidió no ser identificado.
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Anagan sostuvo que lo sucedido es una recomposición de todo el mercado internacional y que la región centroamericana, principalmente Costa Rica y Nicaragua, queda con ventajas competitivas respecto a países como Nueva Zelanda y Austria, que abastecían lo que se llama las mezclas de carne de vaca hacia Estados Unidos.
Díaz se lamentó de que el sector ganadero panameño no haya podido completar el proceso de equivalencia para poder exportar carne hacia Estados Unidos, señalando que fue porque había sectores, a los cuales no identificó, “peleándose espacios y nos perjudicaron grandemente”.
En décadas pasadas, Panamá exportaba carne hacia la nación norteña, pero durante el llamado proceso revolucionario, el general Omar Torrijos prohibió las exportaciones de este producto, argumentando que la carne debería ser para el pueblo panameño.
La prohibición trajo consigo que muchos años después, al negociar el entonces llamado Tratado de Libre Comercio, que fue firmado el 28 de junio de 2007 y que entró en vigencia el 31 de octubre de 2012, el país no contara con un récord histórico que le permitiera que le dieran una cuota para exportar carne, como se la dieron a Centroamérica.
Actualmente, la desgravación arancelaria para la carne bovina deshuesada, producto del hoy conocido como Tratado de Promoción Comercial, es de 2.5%, la cual llegará a 0% en 2026, lo que supone la introducción masiva a Panamá de carne procedente de Estados Unidos.
En el país, el consumo anual per cápita de carne bovina deshuesada es de 13.71 kilos, unas 30 libras.
Al referirse a la producción local, cuyo hato ganadero se estima en 1.5 millones de cabezas, Díaz detalló que a febrero de este 2025 se habían sacrificado 3 mil cabezas más que en igual periodo del año pasado, con un claro sacrificio de novillos, un indicativo de que se están reteniendo los vientres, lo cual es sano para la actividad ganadera.
Las estadísticas indican que en 2023 se sacrificaron 168,718 machos y 174,895 hembras, relación que cambió en 2024 cuando el sacrificio de machos fue de 174,959 y el de hembras registró 154,712 cabezas.