Estudio científico revela gran cantidad de especies salvajes en Panamá
Ciencia en Panamá
Una investigación científica realizada en el corredor biológico del alto Chagres, muestra el proceso de recuperación que experimentan las poblaciones de mamíferos terrestres a pesar de la fuerte actividad humana en el área.
Ciudad de Panamá/El oso hormiguero gigante, el tapir o el emblemático jaguar, son algunas de las 26 especies de mamíferos salvajes terrestres que usan con frecuencia el "corredor biológico" entre la cuenca del Canal de Panamá y las reservas naturales de Portobelo y Chagres, al este del país, según un reciente estudio científico desarrollado por la Sociedad Mastozoológica de Panamá (Somapsa).
Un corredor biológico es un tramo de selva que sirve de puente para unir zonas de vegetación más amplias, como lo son los parques nacionales de Portobelo y Chagres, y que durante un lapso prolongado de tiempo se haya podido registrar el paso o presencia de tantas especies salvajes, habla muy bien de la biodiversidad que aún vive en los bosques panameños, apunta el biólogo Rafael Samudio, director de Somapsa.
Samudio y su equipo de científicos llevan estudiando el corredor biológico del alto Chagres desde 2017, apoyados en las capturas fotográficas de unas 80 cámaras sensibles al movimiento, distribuidas por todo el corredor biológico.
Con este sistema, los científicos registraron el paso de cuatro jaguares distintos, pumas y sus crías, tigrillos, ocelotes, varios yaguarundi o tigrillo congo, perros y puercos de monte, ñeques, conejos, armadillos, venados, tapires y osos hormigueros gigantes, entre otros.
"El corredor biológico que va de Santa Rita a Sierra Llorona, funciona y permite el desplazamiento de los mamíferos terrestres como lo son los grandes felinos, sus presas, mamíferos raros, difíciles de observar", cuenta Samudio, a la vez que destaca el proceso de recuperación que parece experimentar la zona ante la presión humana, muchos más si se toma en cuenta que este corredor biológico se encuentra en propiedades privadas y, por tanto, no son áreas naturales protegidas.
En la reserva de Darién, prosigue Samudio, se realizó un estudio similar que contabilizó 30 especies de mamíferos. Es decir, que la salud de las áreas naturales de Portobelo y Chagres es muy buena, a pesar de la actividad de las fincas, la deforestación y la construcción de obras como carreteras. "Esta información demuestra que el corredor biológico debe ser conservado, pues los animales lo usan y dependen de él. No debe ser intervenido, no debe ser perturbado", resume Samudio.
Que exista este flujo, desplazamiento o comunicación entre las especies que viven en las diferentes reservas naturales, es también una buena noticia desde la perspectiva de la riqueza genética de las especies, anota la bióloga Julieta Carrión, supervisora de proyectos de Somapsa.
"La variedad genética es una protección ante los cambios del ambiente, pues entre más restringidos se encuentren los genes, los animales no podrán expresar una buena adaptación, y si no pueden adaptarse, desaparecerán. "Las reservas naturales no están aisladas unas de otras, sino que hay una conexión e intercambio genético entre sus poblaciones gracias al corredor biológico", enfatiza la especialista.
Este proyecto investigativo avanzará con la publicación de los respectivos manuscritos científicos y, más adelante, será ampliado con el estudio de otros grupos de animales mamíferos, como los arbóreos o los voladores, y así conocer con más detalle cuántos animales dependen de los corredores biológicos del alto Chagres.