El esplendor y la caída del hotel Tívoli
Historia de Panamá
El hotel Tívoli fue una de los edificios que expresaron de una manera muy original esa "arquitectura canalera" desarrollada en la Zona del Canal.
Hace algunas semanas publiqué un artículo sobre el hotel El Panamá y el impacto que tuvo en la dinámica social y cultura de nuestra ciudad.
Pero algunos se preguntarán, dónde se alojaban los turistas o personalidades que nos visitaban antes de la construcción del “El Panamá” y la respuesta es en “El Tívoli”.
Este hermoso hotel, diseñado por Parker O. Wright inició su construcción en 1905 sobre las faldas del cerro Ancón, en un lugar conocido como la colina Tívoli del lado que mira hacia la ciudad. El edificio inicialmente tenía tres pisos y 120 habitaciones. De acuerdo con Carol McMichael Reese y Thomas F. Reese en el libro El Canal de Panamá y su legado arquitectónico (1905-1920), “es un ejemplo de aquellos edificios excepcionales de Wright que exigían algo de pompa”.
El edificio era en gran parte de madera con excepción del lobby que era de ladrillos y su techo de tejas. Estaba edificado sobre pilotes de concreto elevados del suelo lo que permitía la circulación del aire haciéndolo sumamente fresco. Desde sus balcones, que rodeaban el edificio, la vista panorámica permitía apreciar la magnífica bahía y la ciudad de Panamá.
Desde su apertura se convirtió en el epicentro de la actividad social de la Zona del Canal atrayendo también la atención de los panameños.
De acuerdo con Mario Lewis Morgan en “Historia del Hotel Tívoli” publicado en Épocas segunda era, “aunque inició operaciones el 1 de enero de 1907, su fama comienza a partir del 15 de noviembre de 1906 con la visita de tres días que hiciera el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, quien venía a ver el progreso de los trabajos del Canal y se alojó con su esposa en la célebre Suite Roosevelt, estando aún sin terminar el edificio. Era la primera vez que un presidente estadounidense en ejercicio de su cargo abandonaba su país”.
Desde su apertura se convirtió en el epicentro de la actividad social de la Zona del Canal atrayendo también la atención de los panameños.
“Contaba con 120 dormitorios de una sola habitación y otros cien le fueron agregados de dos habitaciones con baño privado. Un espacioso salón de bailes, un billar, una gran piscina y un depósito de equipajes, completaban el complejo. En 1911, se instaló un ascensor y al año siguiente un sistema de tuberías de agua caliente en todos los baños. El hotel estaba administrado por la Compañía del Ferrocarril que mantenía otros 18 hoteles a lo largo de la ruta con el fin de proveer de alimentación a los empleados del canal, señala la historiadora Patricia Pizzurno en su texto Los hoteles emblemáticos de Panamá.
Otra de las características señaladas era su excelente oferta gastronómica que estaba abierta a los panameños. Según Pizzurno, “las veladas en el Tívoli los sábados por la noche gozaron de mucha fama hasta finales de los años cuarenta. Después de cenar en el restaurante Dos Océanos, las parejas bailaban al son de las canciones de moda interpretadas por conocidas orquestas. Las celebraciones a lo largo del año se sucedían sin pausa: bailes de año nuevo, de la infantería de marina, tés, agasajos, bodas, movilizaban a los más de cien empleados. Los buffets de los domingos por la noche eran cita obligada de panameños y zoneítas. Todo era de excelente calidad y todo venía del exterior a través de los comisariatos”.
Un curioso menú para una fiesta especial en 1907 y publicado en Épocas incluía: sopa de tortuga Ancón, encurtidos Tabernilla, aceitunas Mont Hope, papas Corozal, filete de res Culebra, espárragos Brazos Brooks, pavo asado La Boca, jalea Pedro Miguel, aves cocidas Gatún, ponche Bas Obispo, helados Matachín, pastel Gorgona, queso Colón, café Emperador, cigarrillos Calles del cementerio y cigarro Las cascadas. Todos estos nombres pertenecen a sitios de la ruta del Canal.
Huéspedes ilustres
Entre las celebridades que tuvo el hotel encontramos políticos, artistas, royals, aventureros, Lewis Morgan destaca al “Duque de Windsor, el famoso aviador Charles Lindbergh quien vino al Istmo por primera vez a los 11 años en compañía de su padre, el congresista Charles Augustus Lindbergh; la bailarina rusa Anna Pavlova quien en 1918 se presentó en el gran salón en un baile de caridad y artistas de la talla de John Barrymore y Dolores Costelo”.
También se hospedaron en el Tívoli los astronautas del programa Apolo de la NASA, Neil Armstrong, John Glenn, Alan Shepard y Frank Borman, quienes estuvieron en la Zona del Canal y el Darién recibiendo su entrenamiento de supervivencia en la selva antes de ir a la Luna.
Sin embargo, también políticos y presidentes derrocados de diferentes países de Centro y Suramérica y sobre todo de nuestro país se hospedaron en sus habitaciones buscando refugio.
Un caso sonado fue cuando en 1944, en plena guerra mundial 17 diputados de la Asamblea Nacional que apoyaba la candidatura de Jeptha B. Duncan para la presidencia de la república, se refugiaron en el Tívoli, donde sesionaron por más de dos meses, comenta Pizzurno.
Las publicaciones también señalan a huéspedes permanentes del hotel como Theodore McGinnis y su esposa conocidos como “el duque y la duquesa cerveza Balboa” por su vinculación con la empresa productora de la bebida y que vivieron por muchos años en la suite Roosevelt.
De hotel a casa de huéspedes
Con la inauguración del hotel El Panamá, el Tívoli dejó de funcionar como hotel comercial y se convirtió en una casa de huéspedes del gobierno estadounidense, exclusivamente para funcionarios de la Zona del Canal.
Las tarifas se redujeron drásticamente para hacerlas accesibles a los nuevos huéspedes, así como también los precios del restaurante. Esto hizo que perdiera mucho de su encanto internacional.
En la década de los 1960 se empieza a notar el deterioro de sus instalaciones y las autoridades pierden todo interés en el edificio. Para recortar gastos la junta directiva ordena su cierre como casa huéspedes y el 1 de abril de 1971 el restaurante, el bar y demás facilidades dejan de funcionar. La platería y mobiliario fueron clasificados y puestos en venta y se ordenó su demolición a finales de ese año.
Parte de su vajilla, cubiertos y platería, así como menús y otros recuerdos se exhiben en la biblioteca de la ACP presidente Roberto F. Chiari. Hoy en día el Instituto Smithsonian recuerda el lugar donde alguna vez estuvo este maravilloso hotel que durante su existencia se convirtió “en una de las estructuras civiles más fotografiadas de la ICC, es decir de las estructuras construida durante la era fundacional de la Zona del Canal. Su imagen ampliamente circulada en postales representaba la alta calidad urbana de este nuevo punto de avanzada en el dominio norteamericano de la ingeniería, la industria y la política”, señalan Carol y Thomas Reese.
Comparto la última reflexión de la crónica de Épocas, para Lewis la desaparición del hotel Tívoli debe llevarnos a “reflexionar y tomar conciencia de la importancia que significa para el país y para las futuras generaciones nuestro pasado cultural”.
Conocer la historia nos ayuda a entender nuestro presente.