El enigma de 1885: Pedro Prestán y el fuego que arrasó Colón

Historia de Panamá

Dentro de unos días se conmemoran los 139 años de ahorcamiento de Pedro Prestán.

Ejecución de Pedro Prestán en agosto de 1885. / ACP Biblioteca Roberto F. Chiari

La revuelta de Pedro Prestan en Colón, en 1885, es un episodio significativo en la historia de Panamá, entonces parte del territorio colombiano. Este levantamiento está marcado por la complejidad política y social del istmo durante el siglo XIX, un periodo de tensiones internacionales, inestabilidad política interna, y luchas por el control de las rutas comerciales.

Contexto Histórico

En la década de 1880, la región del Istmo de Panamá estaba en una situación política delicada. Colombia vivía una época de incertidumbre y conflictos entre los partidos Liberal y Conservador. En 1885, la guerra civil colombiana se intensificó, y el Istmo de Panamá se convirtió en un escenario estratégico debido a su importancia como ruta de tránsito entre los océanos Atlántico y Pacífico.

Pedro Prestán abogado y líder del partido Liberal. / Wikipedia

¿Quién era Pedro Prestán?

Pedro Prestán era un abogado y político afrodescendiente nacido en Cartagena. Siendo muy joven se trasladó con su madre a vivir a Panamá, específicamente a la ciudad de Colón donde trabajó como vendedor de frutas, estibador y otros oficios hasta que logró colocarse como maestro. Con mucho esfuerzo estudia leyes en la universidad. Ingresa a una firma de abogados y posteriormente crea su propia oficina legal.

En el transcurso de estos años se afilia al Partido Liberal desde donde a través de un activismo constante defiende la Constitución de Río Negro de 1863, se oponía a las dictaduras, favoreciendo el sistema federativo; promovía las libertades individuales, el libre ejercicio de los derechos civiles y políticos, la educación laica, el comercio libre y la independencia del estado con respecto a la Iglesia.

Muelles de Colón después del incendio de 1885. / ACP Biblioteca Roberto F. Chiari

La revuelta

El 16 de marzo de 1885, estalla un movimiento revolucionario en las ciudades de Panamá y Colón. Prestán tomó el control de la ciudad atlántica. Este estallido se había alimentado por las tensiones entre la población local y las empresas extranjeras, especialmente las estadounidenses, que tenían intereses en la construcción del canal y en el ferrocarril. Prestán y sus seguidores lograron controlar Colón, pero su levantamiento carecía de recursos y apoyo suficiente para mantener el control a largo plazo.

En un movimiento bastante arriesgado, el abogado organiza la compra de armas y municiones que llegarían en una embarcación el 30 marzo. ¡Craso Error! Los jefes del navío se negaron a entregar el cargamento. 

De acuerdo con Juan B. Sosa y Enrique J. Arce en Compendio de la Historia de Panamá,Prestán no podía tolerar pasivamente tal negativa: apeló a las violencias poniendo presos al Agente y a otro alto empleado de la empresa, al Cónsul de los Estados Unidos y a dos oficiales del buque de guerra americano Galena, a cuyo Comandante notificó que no pondría en libertad a los presos sino cuando le fuera entregado el armamento; que haría fuego sobre cualquier bote del buque que intentara un desembarco de tropas, y que respondería a toda agresión de parte de la nave contra la ciudad, tomando represalias en las personas de los americanos residentes. El Cónsul, cediendo a la presión de los revolucionarios, ordenó entregar el armamento con lo cual recuperaron aquél y sus compañeros la libertad; pero el capitán del Galena se opuso a ello tomando posesión del vapor conductor de las armas en nombre del Gobierno de los Estados Unidos”. 

Sin embargo, la ciudad seguía en manos de Prestán y sus hombres. En un enfrentamiento con tropas colombianas y 800 "marines", “una desesperada, pero inútil resistencia en ocho horas que duró el combate. A las cuatro de la tarde estaba consumada la derrota de los revolucionarios con la cual coincidió la aparición de un incendio que duró hasta la tarde del siguiente día, destruyendo la floreciente ciudad, de la que sólo se salvaron siete casas". 

Cerca de 10 mil personas quedaron sin albergue, dependientes, para su subsistencia, de la caridad de las empresas extranjeras y de los auxilios que, con toda presteza, se enviaron de la capital. Las represalias fueron espantosas, pues a casi todos los sorprendidos en flagrante delito de incendiarismo se les fusilaba, con la cooperación hasta de los extranjeros. Las pérdidas ocasionadas por el incendio se estimaron en más de $6.000,000.00 y para colmo a tantos males, las compañías de aseguro se negaron a cubrir los siniestros, señalan los autores.

Calle principal de la ciudad de Colón. / ACP Biblioteca Roberto F. Chiari

Intervención y consecuencias

La revuelta atrajo la atención internacional y llevó a la intervención de las fuerzas estadounidenses, que desembarcaron tropas para proteger sus intereses y restablecer el orden. El 5 de abril de 1885, las fuerzas colombianas, apoyadas por Estados Unidos, recuperaron el control de Colón.

Las autoridades estadounidenses culparon a los rebeldes del incendio. Argumentaron que, en su intento por mantener el control de la ciudad, Prestán ordenó incendiarla como una táctica de guerra o en represalia por la intervención extranjera.

Esta versión fue utilizada como justificación para la intromisión de las fuerzas estadounidenses en la región, bajo el pretexto de proteger los intereses y ciudadanos extranjeros.

Algunos historiadores y defensores de Prestán sostienen que el incendio pudo haber sido causado accidentalmente o incluso intencionalmente por otros grupos que buscaban desacreditarlo y facilitar la invasión estadounidense.

Existe la posibilidad de que el incendio haya sido provocado por tropas leales al gobierno colombiano o por intereses extranjeros para establecer el orden bajo su control.

Las autoridades estadounidenses culparon a los rebeldes del incendio. Argumentaron que, en su intento por mantener el control de la ciudad, Prestán ordenó incendiarla como una táctica de guerra o en represalia por la intervención extranjera.

Otra teoría sugiere que el incendio pudo haber sido el resultado del caos y el desorden propios de la revuelta, sin una orden directa de Prestán.

Algunas fuentes locales señalan que Prestán, aunque lideraba el levantamiento, no tenía el control total sobre todos sus seguidores, lo que pudo haber contribuido al caos y la destrucción en la ciudad.

La verdadera causa del incendio de Colón sigue siendo objeto de debate. La falta de evidencia concluyente y los intereses políticos en juego en ese momento han contribuido a que persistan múltiples versiones sobre los eventos. Como resultado, el incendio de Colón sigue siendo un episodio oscuro y complejo en la historia.

Calle Bolívar en Colón antes del fuego. / ACP Biblioteca Roberto F. Chiari

Juicio y condena

“Prestán fue capturado y sometido a juicio por un tribunal militar compuesto en su mayoría por enemigos políticos”, destaca Max Salabarría Patiño, en el artículo Por la reivindicación de Pedro Prestán, publicado en la revista Lotería. 

También asegura que los testigos de cargo fueron “cuatro extranjeros, de tez blanca, con el pensamiento enquistado en la supuesta superioridad de su raza. Ninguno de ellos dominaba el idioma español. Sin embargo, ninguno necesitó de traductor para exteriorizar y formalizar sus deposiciones. Ninguno de los cuatro dijo haber visto a Prestán en el acto de incendiar Colón. Ninguno dijo haber oído a Prestán cuando según lo afirmaban amenazó con quemar la ciudad”.

El acusado asume su propia defensa ante la negativa de Pablo Arosemena. Siempre declarando su inocencia argumentó: “¿qué móvil podría inducirme a destruir la floreciente ciudad de Colón? Yo llegué a ella ignorado y sin recursos para la subsistencia y a fuerza de luchar cuerpo a cuerpo con el infortunio, logré conquistar una posición no ventajosa, pero sí halagüeña. Aquí, en mi hogar, tenía los seres más queridos de mi vida y, ¿cómo podía yo atentar contra esas vidas que eran la savia de la mía? ¡Con gusto hubiera dado mi sangre mejor del corazón por haberles ahorrado, no digo un dolor, sino una lágrima!".

A pesar de las apelaciones de algunos sectores que pedían clemencia, fue condenado a muerte el 17 de agosto. Al día siguiente, el 18, Pedro Prestán fue ahorcado sobre una tarima colocada encima de los rieles del ferrocarril, como un escarmiento para quienes se atrevieran a desafiar al imperio; y al mismo tiempo, convirtiéndose en un mártir y un símbolo de resistencia contra la dominación extranjera.

Uno de los detalles más interesante de esta investigación es el análisis que hace René Brenes en una publicación titulada Meditación ante una fotografía histórica de un ahorcado. En esta corta obra reflexiona sobra la imagen de la fotografía que abre este artículo por muchos conocida y destaca la vestimenta del protagonista y la intrigante pregunta: "con semejante antecedente anímico era natural que al mirar, por primera vez la fotografía de un hombre ahorcado tan correctamente vestido, como solo correspondía hacerlo a un caballero, de chaquet, sombrero hongo, cuello duro y corbata, me sintiese vivamente intrigado e impresionado".

Horca donde Prestán fue colgado. / ACP Biblioteca Roberto F. Chiari

Impacto y Legado

La revuelta de Pedro Prestán subraya la tensión entre el control extranjero y los movimientos nacionalistas en el Istmo de Panamá. Su ejecución fue vista por muchos como un acto de injusticia, y su figura se convirtió en un símbolo de la lucha por la soberanía y la dignidad del pueblo panameño. 

Además, la intervención estadounidense durante la revuelta marcó el inicio de una influencia creciente de Estados Unidos en la región, que culminaría con la construcción del Canal de Panamá a principios del siglo XX.

El legado de Prestán resuena hoy en día como un recordatorio de la compleja historia del istmo y su lucha por el control y la autodeterminación en una época de cambios significativos y desafíos internacionales.

Con motivo de la celebración del Centenario de su injusto ahorcamiento, en el año de 1985, por resolución No. 101-30-48 de 24 de septiembre, el Consejo Municipal de Colón reconoció la inocencia de Pedro Prestán de los cargos de incendiarismo por los cuales se le condenó cruel e injustamente y lo declaró Hijo Meritorio de Colón.

 Existen varios libros para acercarnos a vida de Pedro Prestán, algunos mencionados en este artículo, pero mi primer contacto con su historia fue la novela Pueblos Perdidos de Gil Blas Tejeira y recientemente encontré un libro publicado por Sonia Ehlers Solórzano, quien es descendiente de Pedro Prestán, bajo el título El general Pedro Prestán y sus victimarios.

 Conocer la historia nos ayuda a entender nuestro presente.

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