Enfermedad Renal: ¿La próxima pandemia?
Salud en Panamá
Ciudad de Panamá/La hipertensión, diabetes, sobrepeso, obesidad y los eventos cardiovasculares pueden convertirse en el camino seguro para padecer de enfermedad renal crónica (ERC) o la pérdida progresiva del funcionamiento de los riñones.
La enfermedad, la cual regularmente se detecta en etapas avanzadas, afecta a unas 697 millones de personas en el mundo, 29% más que hace 30 años atrás, por factores como el envejecimiento de la población. así como de un control médico incorrecto reveló un Estudio Global de Carga de la Enfermedad. Se calcula que anualmente la enfermedad le cobra la vida a 1.2 millones de personas.
Y, aunque no manifiesta síntomas visibles hasta que no se encuentra en etapa avanzada existen una serie de padecimientos que pueden activar las alertas en las personas de riesgo o que padecen enfermedades crónicas como son la náuseas, pérdida del apetito, dificultades para conciliar el sueño, fatiga o debilidad, falta de aire, picazón y resequedad de la piel, hinchazón de los pies y los tobillos, por mencionar algunos.
La próxima pandemia
Para la directora médica de AstraZeneca para América Latina, Larissa Ramírez, la enfermedad renal crónica será la próxima pandemia y pasará a ser la cuarta causa de atención y muerte. La doctora dice que actualmente ocupa la posición número 16.
Ramírez además consideró que el incremento de enfermos impactará a su vez en los sistemas de salud de la región de las Américas, los cuales actualmente invierten entre el 30 y el 40% de su presupuesto en su atención.
La doctora, quien participó de la firma de una Alianza Estratégica con la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH) cuyo propósito es desarrollar y promover proyectos en favor de la educación y concientización de la enfermedad renal crónica, expresó que dada la realidad de la enfermedad los países a nivel global deben trabajar en prevención.
“Hay que detectar de manera temprana los riñones que están dejando de funcionar y a las poblaciones de riesgo de sufrir esta enfermedad como son los que padecen de hipertensión, diabetes , hipertensión, los que tienen antecedentes de infartos, así como los pacientes con obesidad y colesterol alto", indicó Ramírez.
De hecho, con esta alianza se busca incidir en tres áreas fundamentales la salud renal, educación de médicos y pacientes, acceso a la información tanto de médicos como pacientes, investigación y desarrollo y análisis del impacto del COVID-19 en pacientes con diálisis y trasplantes durante 2022.
De igual manera trabajar con los Gobiernos de los países de la región para lograr cambios en las políticas públicas de atención a través de programas de detección temprana de la enfermedad para tratarla y detener su avance, indicó Ramírez.
El envejecimiento acelerado de la población es una de las causas que pueden llevar a aumentar los casos de la enfermedad porque después de los 40 años de edad el riñón pierde poco a poco su capacidad de funcionamiento normal.
“Hoy sabemos que una o dos personas de cada 10 personas tienen enfermedad renal y están diagnosticadas, pero hasta el 60% de este mismo grupo podrían no saber que padece la enfermedad renal lo que lleva a que exista un subdiagnóstico importante sobre todo en etapas tempranas. La enfermedad renal se divide en cinco estadios y el dos y tres son en los que se puede trabajar con el riñón, pero hoy no estamos en capacidad porque nos estamos enfocando en el 30% de la población que tiene la enfermedad avanzada”, indicó la doctora.
Datos de la Región
Un informe de AztraZeneca reveló que unas 60 millones de personas viven con la enfermedad en América Latina, situación que se incrementa en áreas pobres con escaso acceso a los sistemas de la salud y cuyas poblaciones padecen de diabetes e hipertensión.
Agregó que la incidencia de esta enfermedad en los países como Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, y República Dominicana se encuentra entre 7.54 y 11.43%, pero, a pesar de esta situación, todavía se detecta en etapas avanzadas.
Unas 2 mil 500 pacientes en Panamá recibían para el 2020 alguna terapia de reemplazo del riñón, mientras que a nivel de la región se estimó que unas 500 mil personas reciben tratamientos de los cuales 150 mil se sumaron en la última década.
Ramírez, por su lado, habló de la importancia de tener una data confiable que pueda demostrar cuántos casos nuevos hay, cuántos están en tratamiento y el costo de cada una de estas intervenciones porque toda esta información ayudará a las sociedades de nefrología a tener las herramientas que les permitan incidir en los Gobiernos de sus países para lograr los cambios que se necesitan.
Posición de los pacientes
El presidente de la Asociación de Nacional de Pacientes con Insuficiencia, Renal Crónica y familiares, Alexander Pineda, celebró la firma de la alianza porque ayuda a trabajar en los programas de salud renal de toda la región de Latinoamérica y porque vieron la importancia de la participación de las organizaciones de pacientes en los programas que deseen llevar adelante.
Pineda expresó que aunque en Panamá se realizan algunos intentos en prevenir la enfermedad, como por ejemplo, establecer una clínica de salud renal en la provincia de Coclé no son suficientes.
En este punto, explicó el vocero de los pacientes renales que a los pacientes con enfermedades de riesgo no reciben todos sus medicamentos y tampoco todos están dentro de los programas de salud de la Caja de Seguro Social o del Ministerio de Salud, lo que origina un problema mucho más serio.
Pineda expresó que lo primero que se tiene que lograr es que disminuya el ingreso de pacientes terapias de reemplazó de los riñones, lo que se logra con la detección temprana de la enfermedad.
“Se podrían prevenir las enfermedades como la diabetes y la hipertensión que es la mayor causa de pacientes que terminen con enfermedad renal crónica”, indicó Pineda.
Agregó que antes de la pandemia la lista de pacientes que estaban en espera de un trasplante eran 200, pero actualmente no superan los 100 pacientes, porque los que faltan fallecieron o ya no son elegibles para recibir un nuevo riñón.
“Para manejar la enfermedad renal crónica y poder integrar las tres condiciones, es decir la prevención, el diagnóstico y el tratamiento debería existir una coordinación eficiente porque no estamos haciendo prevención. Hay muchos pacientes que no deberían estar ahora mismo recibiendo tratamiento pero lo hacen porque el 90% pasa a hemodiálisis o diálisis peritoneal”, indicó Pineda.