Empleos, salarios y productividad: Una mirada a la realidad de los trabajadores panameños

Economía panameña

El comercio al por menor sería el rubro que, en términos absolutos, emplea a la mayor cantidad de personas en el país, alrededor de 300 mil.

Empleos en el sector de la agroindustrias. / Foto cortesía: Pixabay

Ciudad de Panamá, Panamá/En una entrega anterior de esta columna iniciamos una serie explorando los datos laborales del Censo de 2023.

Empezamos la serie indicando que es altamente probable que el Censo de 2023 sub-registró a la población, contando menos de las personas que de hecho hay. Esto es algo bastante desfavorable en un censo, que se supone debe contar a todas las personas, a diferencia de una encuesta.

No solo hay estudios académicos presentados ante la Universidad de Panamá que apuntan a un importante sub-registro, sino que los números del censo no se coordinan con otros insumos de información laboral nacional.

Para recordar, el Censo de 2023 registró, entre enero y marzo del año pasado, cerca de 1,600,000 personas ocupadas, es decir, trabajando.

La Encuesta de Mercado Laboral —una inducción basada en una encuesta de menos de 20 mil hogares— registró en abril de 2022 alrededor de 1,800,000 ocupados y la de agosto de 2023 —después del censo— registró 1,900,000 ocupados.

Así que, para los propósitos de esta columna, asumimos un sub-registro, situación nada aceptable considerando la inversión de alrededor de $50 millones en un censo nacional que no cubrió a la misma proporción de población que los censos anteriores ni ocurrió en el momento que debía ocurrir, en 2020, aunque lo excusa la pandemia del COVID-19.

Para referencia, el sub-registro probablemente está en los cientos de miles de personas.

División del trabajo

Habiendo hecho las descargas preliminares, pasemos a revisar los números del censo de 2023 que, después de todo, es el censo que tenemos.

Según este conteo, el número de ocupados en el país es de alrededor de 1,600,000.

Para facilitar la referencia, haremos una proporción asumiendo que solo hay 100 personas ocupadas en toda la República de Panamá. Vale la pena agregar que redondeamos de manera significativa estas cifras para facilidad de comprensión.

De estas 100 personas ocupadas, casi 20 trabajan en el sector del comercio al por menor, en las tiendas y centros comerciales del país, tanto en las ciudades principales como en las zonas francas, donde se busca agregar valor a mercancía extranjera que está de paso.

Alrededor de 15 otras personas trabajan en el sector agrícola, la mayoría como agricultores, ganaderos y pescadores.

Luego, alrededor de 10 trabajan en administración pública, defensa y seguridad social, rubro que contiene a algunos, más no a la totalidad, de los funcionarios.

Según las cifras oficiales de la planilla pública, serían cerca de 13 de cada 100 personas ocupadas las que trabajan para el Estado. El rubro anterior mencionado solo cubre labores como administración pública, la Policía Nacional y los trabajadores de la Seguridad Social, pero no incluye, por ejemplo, a los maestros en las escuelas públicas, que también son parte de la planilla estatal.

Alrededor de otras 10 personas trabajan en el sector de transporte, que incluye el Canal de Panamá. Este sector también incluye el almacenamiento, lo cual comprende desde hangares hasta depósitos en alquiler.

Y por dar dos rubros más, alrededor de otras 10 personas trabajan en el sector de manufactura y otras 10 en el sector de construcción.

Todos estos representan en conjunto 75 trabajadores de cada 100 ocupados.

Es decir, estos seis rubros de ocupación —según el censo, recordemos— cubren más de dos tercios de toda la población ocupada del país: venta en tiendas, trabajadores agrícolas, funcionarios, empleados del sector logístico, trabajadores de la construcción y trabajadores en manufactura.

Pagos

En entregas anteriores de esta columna, hemos calculado que el ingreso anual necesario para ser parte de la clase media panameña, como ha sido definido este término en tales notas, particularmente, parejas con propiedad hipotecada, movilidad social y capacidad de sostener una familia, es de cerca —sino más— de $25 mil anuales.

El número preciso es ligeramente inferior a tal magnitud, pero considerando la inflación local e internacional, y la devaluación del dólar, es un estándar aceptable para tener de referencia durante la primera mitad de la década actual.

El Censo de 2023 no registra el promedio salarial de cada uno de estos sectores, sino que ofrece en vez la mediana.

Vale recordar que el promedio es el resultado de un cómputo que incluye todos los números de la población analizada, mientras que la mediana es sencillamente el número que está en la mera mitad del rango de valores obtenidos, es decir, el número en la población que separa a la totalidad de valores en dos partes iguales o lo más cercano posible.

Según el Censo de 2023, los vendedores en tiendas tienen una mediana de salario anual (MESA) de $8,000, muy por debajo del umbral para participar de la clase media como ha sido definido en entregas anteriores de esta columna.

El comercio al por menor sería el rubro que, en términos absolutos, emplea a la mayor cantidad de personas en el país, alrededor de 300 mil, sino más.

Para confirmar, la MESA es el número que el Instituto Nacional de Estadística y Censo dice que es la mediana de la distribución salarial de cada sector multiplicado por 12. Este cómputo, vale la pena indicar, no incluiría el décimo tercer mes.

Los trabajadores agrícolas —el segundo rubro que más gente emplea, más de 200 mil personas— ganan una MESA de $1,500, reiteramos, anuales. Esto es 6% de lo que se necesitaría para ser parte de la clase media, como ha sido definido en entregas anteriores de esta columna.

Los funcionarios administrativos tendrían una MESA de $12,000. Los empleados del sector logístico recibirían una MESA de $8,400. Los constructores recibirían una MESA de $7,200 y los trabajadores en manufactura, de $7,000.

Preferiríamos trabajar con los promedios, lo cual estaremos intentando calcular en una entrega posterior.

Detalles

Todos estos números del censo, aunque imprecisos como hemos visto, servirían para validar el argumento avanzado en la última entrega de esta columna, de que una parte importante de la población laboral está quedando excluida de la posibilidad de movilidad económica y social debido a la baja productividad resultante de retos en capacitación y entrenamiento de la mano de obra.

Según tales cálculos, mucho menos de la mitad de cada 100 trabajadores panameños tienen la oportunidad financiera de tener una propiedad hipotecada con un carro propio para transportarse y la holgura económica para tener hijos e hijas y ofrecerles buenos servicios médicos y educativos.

Si el juego económico nacional no está ofreciendo a gran escala una vía de desarrollo familiar más allá del endeudamiento a largo plazo, los trabajadores panameños pierden parte de su motivación por participar del mismo y de hacerlo andar.

Y todo parece apuntar a la necesidad de un gran esfuerzo de capacitación y entrenamiento de la mano de obra nacional para que el país se pueda mantener competitivo ante un mercado internacional con tendencias que se alejan de la inteligencia humana hacia la artificial para la provisión de servicios abstractos o intangibles, como procesar una orden de compra o ofrecer asistencia técnica.

Retos

Si es cierto que entre 10 a 13 de cada 100 panameños ocupados trabaja en un rol gubernamental —más que los que trabajan en los sectores de logística o manufactura o construcción individualmente— pues esto implica la relevancia de este sector para el movimiento económico y sugiere los impactos que podrían ocurrir en el lado de la demanda en el caso de darse una reducción de la planilla por 10%, como fue propuesto, pero incumplido, por el presidente saliente, Laurentino Cortizo.

Igual, sectores anteriormente capaces de proveer una remuneración digna a sus empleados se están enfrentando a un ambiente operativo internacional con mayores costos, precios más altos y pagos de intereses a tasas significativas.

Todo esto configura una carrera contra el tiempo para que los trabajadores panameños puedan impulsar su productividad, a través de mayor eficiencia, innovación y diversidad de productos para asegurar no solo que Panamá sea parte relevante de la Cuarta Revolución Industrial, sino que pueda proveer salarios dignos a ya más de dos millones de trabajadores.

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