El 'elefante blanco' que cambió Panamá: Centenario del Hospital Santo Tomás
Historia de Panamá
El "elefante blanco", como se le conoció en la época al edificio que aloja al Hospital Santo Tomás, llega a los 100 años.
El 1 de septiembre de 1924, el presidente Belisario Porras bajo un sol brillante se dirigió a más de 4 mil personas que se habían congregado para la inauguración del nuevo edifico del Hospital Santo Tomás en la avenida Balboa. La obra había sido objeto de críticas de parte de la oposición al gobierno, quienes habían bautizado el proyecto como el “elefante blanco", considerando sus proporciones totalmente exageradas y desmedidas.
“Al inaugurarlo hoy, como lo hago, a nombre de la República, quiero rendirle a los humildes, pequeños y tristes del pueblo de mi país, el homenaje más ferviente de mi corazón con esta dedicatoria de amor y sincera gratitud”, declaró el presidente.
Un hospital para todos
En el libro Belisario Porras o la vocación de la nacionalidad de Octavio Sisnett, se cuenta que la motivación del presidente por darle un nuevo edificio al Santo Tomás surge cuando le ofrece a su amigo “Toto”, que se había quebrado las piernas en una corrida de toros, internarlo en dicho hospital y su respuesta fue: “imposible, mi dotol, yo no iré a su hospital que es a mi vel la puerta de entrada al cementerio de la ciudad. Déjeme moril aquí…”.
Según Sisnett, “la respuesta de Toto dejó desconcertado a Porras, pero él de todos modos, fue al hospital para escoger un cuarto para él. De su visita salió tristemente impresionado. El viejo hospital Santo Tomás quedaba en calle 15 oeste y 17 oeste a 200 varas del cementerio Amador. Se encontraba en estado ruinoso, el tranvía daba una vuelta en su puerta de entrada en calle 16 oeste, situado en la parte más bulliciosa y polvorienta de la ciudad, con ruidos de bocinas, del tranvía, de los vendedores ambulantes y lo que era peor el tránsito de los cortejos fúnebres, era el paso obligado, ya sea por calle 17 o por calle B”.
Fue así como se ordenó a través de varios decretos la construcción del nuevo hospital con el propósito de “dar curación y alivio a los enfermos de todas las clases sociales", disponiendo que los gastos de esta obra fuesen cubiertos con los fondos de la Lotería Nacional de Beneficencia. Posteriormente, la ley del 6 de enero de 1920 formalizaría la construcción de la obra, cuya primera piedra se colocó en los terrenos de El Hatillo el 15 de noviembre de 1919. La construcción duró cerca de cinco años y el costo alcanzó un poco más de los 3 millones de balboas.
Una vuelta de tuerca en esta historia le sucedió al propio Porras, cuando el 27 de agosto de 1942 lo llevaron de emergencia al hospital Santo Tomás, no había cupo para él, por lo que sus familiares tuvieron que ingresarlo al Hospital Panamá donde moriría el 28 en la noche por un ataque de bronquitis.
El tercer hospital Santo Tomás
Según el arquitecto Eduardo Tejeira Davis, en el libro Panamá: guía de arquitectura y paisaje, el Hospital Santo Tomás de Villanueva fue el proyecto arquitectónico más importante de la última administración del presidente Belisario Porras.
Para el proyecto se escogió un gran solar con vistas al mar. Este hospital tuvo dos ubicaciones anteriores: la primera a un costado de la Iglesia de Santa Ana y la segunda a partir de 1819 en la calle B de El Chorrillo. La decisión de mudarlo al nuevo ensanche se debió ante todo a la estrechez de la situación en el casco histórico. También se quería competir con el centro hospitalario estadounidense de Ancón, que había sido reconstruido poco antes.
La relación de la Zona del Canal y sus monumentales edificios se nota no solo en el concepto urbanístico (pues se trata, como en Ancón y Balboa, de edificios aislados con grandes áreas verdes), sino también en el enfoque estilístico.
Tejeira señala que, "a cargo del diseño de la obra estuvo el arquitecto James C. Wright, un estadounidense que vivía en Panamá que aprovechó las adaptaciones tropicales del Neoclasicismo que se habían ensayado en el ámbito zoneíta: nótese los techos de tejas con grandes aleros y los pasillos perimetrales con grandes ventanas, cerradas originalmente con malla metálica. El gran frontis de columnas que engalana el edificio principal también es un eco zoneíta".
Otro acierto de la obra fue que al otro lado de la avenida Balboa se erigió un monumento a Vasco Núñez de Balboa (1924), obra del escultor español Mariano Benlliure.
El concepto original planteó 12 edificios y una capacidad de 600 camas. De estos edificios, solo el principal y el de enfermería a su derecha mantienen algo de su espíritu inicial. Las inmensas ampliaciones construidas entre el 2000 y el 2003 han roto completamente la escala original.
El elefante blanco
La oposición al gobierno de Porras liderada por Harmodio Arias criticó fuertemente el proyecto calificándolo de “un monumento que no responde a las necesidades del país, que su costo no está en relación con las potencialidades de la Nación y que su solo objeto es provocar una popularidad ficticia”.
Según el arquitecto urbanista Álvaro Uribe, “a Porras lo criticaron desde el principio por La Exposición y en el libro Panamá Cosmopolita podemos leer la denuncia de Narciso Garay cuando afirma que —le pisamos los callos a un poco de intereses privados que el sector tenía—, él no lo dice con esas palabras, pero era evidente que los tipos que tenían la tierra pensaban que el proyecto era una mina de oro y que iban a poder hacer un gran desarrollo inmobiliario en el área, y Porras lo impidió. No estamos acostumbrados a que un servicio público tenga tanto despliegue, aquí los servicios sociales se dejan de último y se ponen en el peor lugar posible. Pero en este caso no, esa es la gracia de Porras, no le importaba que le criticaran y le llamaran elefante blanco, si no tuviéramos ese hospital la hubiéramos pasado peor”.
Un dato interesante que señala Uribe y que tal vez pensemos que no tiene nada que ver se refiere a la reubicación de los pescadores de Peña Prieta, la playa que estaba frente al edificio del hospital, donde antes estuvo el parque Anayansi. Según sus investigaciones, Porras compró 12 hectáreas en la finca El Coco. Ahí se reubicó al grupo de pescadores y eso fue el origen del barrio de San Francisco de la Caleta. Además, la vía Porras se extendió hasta allá lo que revalorizó todas esas tierras y convirtiéndolo en un barrio muy popular durante muchos años.
El origen del primer Hospital Santo Tomás
En una breve historia sobre el Hospital Santo Tomás se asegura que su origen se remonta al año 1702. El 11 de abril de 1703, el obispo de Panamá, Fray Juan de Arguelles, escribió al Rey Felipe V de Borbón manifestándole que él había iniciado un hospicio que venía funcionando desde el día de Santo Tomás de Villanueva 22 de septiembre de 1702, para albergar en él a mujeres pobres, pues no tenían donde ser recogidas, por lo cual le suplicaba que le diese el nombre de hospital a lo que el monarca aceptó.
El Hospital Santo Tomás de Villanueva fue establecido en extramuros de la ciudad de Panamá, es decir en el arrabal de Santa Ana el 22 de septiembre de 1702. Ocupaba el área que ahora de el solar que da frente al Teatro Variedades, de esta capital. Entre 1705-08 el panameño Juan de Dios Martínez de Salas actuó como Capellán del citado hospital.
El primer incendio ocurrido en la nueva Panamá, 2 de febrero de 1737 no causó daño alguno a los hospitales de San Juan de Dios, para hombres y Santo Tomás de Villanueva, para mujeres, como tampoco el segundo, acaecido el 31 de marzo de 1756.
En noviembre de 1785, la Contaduría de Indias informó sobre la pobreza del Hospital Santo Tomás y pidió las limosnas necesarias. Don Andrés Zamora, Administrador del Hospital Santo Tomás, solicitó arbitrios para esa institución, en agosto de 1787.
El principal objetivo que tuvo el proyecto fue ofrecer a la nueva República de Panamá y a sus ciudadanos un hospital público y gratuito, nuevo y moderno, de excelencia médica.
La segunda sede del hospital
En el año de 1819 se inició la fundación de un nuevo hospital bajo la advocación de Santo Tomás de Villanueva, con el fin de reemplazar al de mujeres de este mismo nombre, por parte del obispo de Panamá, Fray José Higinio Durán y Martel, Don Ventura Martínez y Don José María Vera.
También afirma el documento que “los dos mil pesos que éste último (Vera) legó al hospital de mujeres se destinaron en 1837, por acuerdo del Obispo de Panamá, Dr. Juan José Cabarcas, y el presidente del Consejo Municipal de Panamá, Dr. Blas Arosemena, a la conclusión del edificio que se fabricaba en la Calle del Chorrillo (después Carrera del Darién y hoy Avenida “B”), para que se curasen en él los enfermos del referido hospital”.
El nuevo Hospital Santo Tomás fue concluido por los hijos de esta ciudad, con la cooperación del Presbítero José María Blanco, encargado de la obra, su padrino y luego su Mayordomo, en el mes de enero de 1842, conforme rezaba la placa que existía a la entrada del antiguo edificio del Hospital Santo Tomás, la que fue destruida, y que debió ser conservada en el moderno y suntuoso nombre, que se yergue en los terrenos de “El Hatillo” luego “La Exposición”
Decía ese pétreo documento: “El ilustrísimo señor obispo diocesano José Higinio Durán, los señores Don Ventura Martínez y Don José María Vera han sido los fundadores de este hospital dedicado al alivio de la humanidad afligida —los hijos de Panamá respetando la última voluntad paternal de Martínez y dando los medios suficientes para concluirlo en adición a la cooperación del señor padrino Don José María Blanco, lo terminaron en enero del año de nuestro señor 1842”.
El principal objetivo que tuvo el proyecto fue ofrecer a la nueva República de Panamá y a sus ciudadanos un hospital público y gratuito, nuevo y moderno, de excelencia médica.
Visión de progreso de Porras
Los inmuebles originales, conjuntamente con sus jardines, fueron declarados patrimonio histórico nacional mediante la Ley 26 de 1986.
El 1 de septiembre de 1924, durante la inauguración del edificio del Hospital Santo Tomás en la Ciudad de Panamá, el presidente Belisario Porras pronunció un discurso que se centró en varios temas clave, reflejando su visión del progreso y la importancia de la salud pública en el desarrollo de la nación panameña.
El tres veces presidente fue un ferviente promotor del progreso y la modernización de Panamá, destacó en su discurso la relevancia de contar con un hospital moderno y bien equipado, que pudiera atender las necesidades de salud de la población en crecimiento. Enfatizó la importancia de la salud como un pilar fundamental para el bienestar de los ciudadanos y para el desarrollo de la nación.
El Hospital Santo Tomás, con su nuevo edificio, simbolizaba el compromiso del gobierno con la modernización y la mejora de las condiciones de vida de los panameños.
El discurso fue una reafirmación de su enfoque en la obra pública como un motor de desarrollo, y el hospital se presentó como una obra emblemática de su administración, diseñada para servir a la comunidad durante generaciones.
El tono del discurso reflejaba el optimismo sobre el futuro, apoyado en un estado cada vez más fuerte y capaz de ofrecer servicios esenciales a su población.
Este evento fue parte de una serie de iniciativas de su administración para fortalecer la infraestructura del país y mejorar la calidad de vida de los panameños, estableciendo un legado duradero en la historia de la nación.
Solo si conocemos la historia podemos entender nuestro presente.