Educación en la primera infancia: El origen de un problema de deficiencias

Educación preescolar Panamá

En Panamá existen más de 30 mil niños que han quedado fuera de la educación preescolar, ¿cuáles son las consecuencias de esta situación?

Niño de preescolar aprender a identificar los números.
Niño de preescolar aprender a identificar los números. / Pixabay

Ciudad de Panamá/Aunque parezca poco importante, la educación en primera infancia es uno de los factores más importantes en la formación académica de un ser humano. La misma parece estar correlacionada con las deficiencias que tiene Panamá en rendimiento académico, comprensión lectora y conciencia fonológica.

En esa etapa, el desarrollo de competencias del niño(a) se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo integral del individuo y, por ende, de la sociedad en su conjunto.

Diversos estudios y expertos en el campo educativo coinciden en que los primeros años de vida son cruciales para establecer las bases del aprendizaje, el comportamiento y la salud futura de los niños, pero ¿qué tanta importancia le da Panamá a la educación de primera infancia?

Primero debemos entender que la educación en primera infancia se refiere a los programas y estrategias de enseñanza diseñados para niños hasta aproximadamente los ocho años de edad. En ese momento el cerebro crece y se desarrolla más rápidamente que en cualquier otro momento de la vida. La educación en la primera infancia abarca no solo la instrucción académica, sino también el desarrollo social, emocional, y físico de los niños.

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Para Francisco Trejos, oficial de Educación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) una educación de calidad en la primera infancia, en la etapa del preescolar (prekínder y kínder) es fundamental para garantizar que los niños alcancen su pleno potencial y para sentar las bases de un aprendizaje y desarrollo continuo.

Si queremos mejorar los aprendizajes en las pruebas PISA, en donde la mayoría no comprende lo que lee, hay que invertir en el preescolar, esa es la clave”, aseguró.

Según explica Trejos, un niño que no recibe la educación preescolar es un niño que después no logrará desarrollar los aprendizajes fundamentales acordes con su edad. Es por ello que Panamá salió tan mal en la última evaluación de la prueba PISA.

Por un lado, según el Censo de Población y Vivienda 2020, (la data más actualizada que existe) hay un 40.9% de niños de 4-5 años que asisten a un centro educativo, es decir, unos 57,580 niños. Sin embargo, según la población censada, en el país hay unos 322,449 niños en edades de 0-4 años, cuya edad mediana es de 2 años.

Mientras que Unicef asegura, con base en los últimos estudios de la Encuesta de Propósitos Múltiples (año 2019), que hay más de 33 mil niños entre 4-5 años en el país que no tienen acceso a la educación preescolar, la mayor parte de estos niños son de áreas comarcales y de difícil acceso en donde casi no existen escuelas con grado de preescolar.

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En comparación con otros países de América, Panamá no ocupa los últimos grados, ni los primeros, pero con los recursos que posee el país, es importante trabajar por el aumento de la oferta de preescolar, mencionó Trejos.

“No podemos pensar que un niño, solamente por el desarrollo del lenguaje, va a poder tener el desarrollo adecuado, también es necesario el desarrollo socioemocional y motor. Los niños que no reciben preescolar son los que tienen la posibilidad de aprender menos, y de tener un mayor rezago educativo durante la primaria”, apuntó.

¿Las consecuencias?

Desde el punto de vista de Trejos, la educación preescolar no ha sido prioridad desde hace varias administraciones, no entendiendo la importancia que la misma tiene.

A su juicio, de nada sirve aumentar la oferta educativa, si no se tiene calidad en la educación, que incluya las herramientas esenciales y capacitaciones continuas a los docentes, para que de esta forma haya un impacto real en mejorar la educación.

Si como país logramos un mayor acceso de los niños y niñas al preescolar y que sea de calidad, fortalecemos los aprendizajes y trayectorias educativas de los estudiantes durante la educación básica general”, señaló.

La consecuencia de no invertir en el desarrollo integral de un niño en sus primeros años de vida tiene varias consecuencias, las cuales no solo afectan al individuo, sino también al desarrollo socioeconómico y la estabilidad general del país.

Por ejemplo, en el área educativa, el niño que no recibió educación preescolar tiene más probabilidad de salir del sistema educativo y de tener un bajo rendimiento académico, ya que le costará un poco más adquirir las habilidades elementales basándonos en base al grado que cursa, también estará más propenso a repetir grados.

Además, también implica problemas a largo plazo con mayores tasas de desempleo ya que la mano de obra suele estar menos calificada, por no recibir la educación de calidad que fomente el potencial desde una edad temprana.

De acuerdo con Trejos, “más de 400,000 niños viven en pobreza multidimensional”, los cuales estarán más propensos a sufrir esta serie de consecuencias socioeconómicas que también impactan en el gasto público, ya que el gobierno, entonces, debe invertir en programas de recuperación educativa y asistencia social para quienes se han quedado rezagados en el desarrollo individual, y, posteriormente, social.

Habilidades esenciales

Aunque Trejos enfatizó en la importancia de no comparar o igualar a los niños, ya que todos tienen un proceso de aprendizaje diferente, destacó que existe una serie de derechos fundamentales de aprendizaje.

“La capacidad de comunicación, la lógica matemática, pensamiento lógico, manejo socioemocional, motor fino y motor grueso, son destrezas en el movimiento de sus cuerpos. Esas áreas fundamentales son parte del currículo de preescolar, lo que debería fortalecer el preescolar”, remarcó.

Explicó que, si un niño no desarrolla estas competencias, será un niño que más adelante, al momento de realizar pruebas de rendimiento académico, tendrá mayor tendencia a registrar deficiencias.

Un niño que no recibe preescolar se nota en su manejo emocional, en cómo se comunica, en cómo interactúa en el aula, es un niño que no aprende de forma adecuada la lectoescritura”, puntualizó.
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