La difícil lucha contra el abandono

Contenido Exclusivo: La difícil lucha contra el abandono / Hellen Concepción
Hellen Concepción - Periodista
11 de octubre 2023 - 20:14

Ciudad de Panamá, Panamá/Han vivido por años en albergues o centros de protección de menores a nivel nacional. Se trata de casos de menores que se encuentran en estos sitios y que con el pasar de los años abrigan la esperanza de poder llegar a tener una familia que les brinde amor y cariño.

La indignación colectiva ocupó los titulares de los principales medios de comunicación con las imágenes de abuso y maltrato en algunos albergues para menores supervisados por el Estado.

Mientras esto ocurría en su interior, las víctimas se preguntaban: ¿Qué nos va a pasar si los cierran? ¿Para dónde vamos a ir?

Han pasado dos años, algunos cambios se produjeron, pero cómo sociedad, ¿Nos detuvimos por un momento a pensar las dolorosas cicatrices que acompañan la vida de estos niños, niñas y adolescentes? ¿Qué piensan? ¿Cómo llevan adelante sus vidas?  

Muchos llegan siendo bebés de pocos días de nacidos, todos son niños, niñas y adolescentes, los que viven en los albergues o casas de protección a nivel nacional. Muchos, en medio de su inocencia, desconocen por qué no viven como la mayoría, con mamá, papá, hermanos o con una familia.

Edades de los menores en los albergues del país
Edades de los menores en los albergues del país / Fuente Senniaf

Esa es la realidad a la que se enfrentan estos niños que tienen en su corazón, recuerdos o historias que les han contado de una familia que no conocen o que está ausente. 

Sor Ivonne Fernández, directora del hogar San José de Malambo, contó que los niños piensan todos los días que se van, que los van a ir a buscar, extrañan a su mamá y quieren ir a casa.

En el Hogar San José de Malambo encontramos a los más pequeños, el paso para los niños es hasta los cinco años, una vez cumplan la edad son referidos a otra institución, es aquí donde comienza el primer fallo de un sistema de adopción que, además de complicado y demorado, exige que los padres biológicos deban primero ser inhabilitados para que los niños puedan ser adoptados.

Muchos son hijos de padres que viven en situación de calle y son consumidores de drogas o están detenidos cumpliendo una condena, otros simplemente fueron abandonados y han pasado a manos del Estado.

Cantidad de centros de atención de menores
Cantidad de centros de atención de menores / TVN Noticias

Joyce Palacios, trabajadora social de Malambo dijo: “En el hogar tenemos niños que son hermanos, hay grupos de hasta 5, pero cuando ellos crecen y si son varones deben ser separados de sus padres y llevados a otro albergue exclusivo para niños y eso también es un golpe duro para ellos saber que los van a separar de sus hermanos".

En la actualidad han ingresado a los albergues entre enero a septiembre de este 2023, un total de 1,049 menores, de esos en riesgo social ingresaron 512, por abuso sexual 53, niños que reciben tratamientos terapéuticos 46, desnutrición 91 y niños con VHI 12.

Existen además otros que asisten en la semana durante la temporada escolar 335, esos son niños cuyas familias se encuentran en situación de pobreza.

Capacidad del Estado para brindar ayuda

¿Qué capacidad tiene el Estado para brindarle la ayuda necesaria a un menor que no entiende su situación?

 Las secuelas del abandono van dejando huellas para algunos superables, para otros imborrables.

La población de menores en albergues
La población de menores en albergues / TVN Noticias

Ellos necesitan saber la verdad, que les pasó, de dónde vienen, necesitan ayuda especial, tratamientos de salud mental y psiquiatría además deben ser tratados por separados y cada uno debe recibir una atención especial y diferente”, aseguro la psiquiatra Nilda Santamaría.

A nivel nacional existen 51 centros de protección de menores, de esos 36 tienen permisos permanentes, ocho permisos provisionales y siete están en verificación.

Graciela Mauad, directora de la Secretaría Nacional de la Niñez, Adolescencia y Familia (Senniaf),  indicó que ellos reciben niños con problemas sociales, pobreza extrema, desnutrición, abuso sexual, maltrato, con padres con problemas de consumo de droga y muchos llegan al centro con su autoestima baja y resquebrajada.

Isaac Concepción, llegó a la ciudad del niño a los 9 años de la mano de su madre y hermano, han pasado más de 10 años y a pesar de tener la mayoría de edad permanece en el hogar, está próximo a graduarse, aún recuerda que cuando llegó no sabía leer ni escribir vivía en el barrio en un mundo de delincuencia y quiere prepararse para enfrentar la vida fuera del albergue, su madre está detenida actualmente.

Aquí aprendí a leer, escribir a mis 11 años porque cuando llegue aquí no sabía hacer nada de eso, mi vida era andar haciendo cosas por ahí con mi hermano y sabía que no iba a terminar bien, aquí he aprendido muchas cosas que estando afuera no iba lograr”, indicó Isaac.

La ciudad del niño solo alberga varones, entre ellos Alexiano y su hermano menor que vienen de una familia numerosa de la comarca Guna Yala.

Alexiano fue llevado al hogar cuando tenía 6 años y luego supo de la existencia de su hermano, cuando también fue abandonado en el hospital y con voz entrecortada nos confesó que a pesar que han pasado más de 15 años todavía no encuentra una explicación del porqué su familia nunca regresó a buscarlo.

Estos niños no han creado un apego seguro con su madre, tienen baja autoestima y vienen resquebrajados por completo. Hay que prestarle ayuda social, psicóloga para que puedan levantarse y la institución no puede reemplazar a mamá y papá.

Pero, ¿Cuáles son las edades de los menores en albergues? En la actualidad la mayoría de los menores que están en los centros de protección mantienen estos rangos de edades: de 0 - 4 años: 231, 5- 9 años 137, de 10-14 años 311 y 15 -17 años 370 menores.

 “Cuando son pequeños no entienden y hay que dar explicaciones de lo que está pasando para que vayan entendiendo, los más grandes si les toca acostumbrarse, pero los pequeños no saben” expresó el director del hogar de la Ciudad del Niño, Fortunato Peiroten.

Por más de 50 años la Ciudad del Niño ha recibido alrededor de 100 menores por año que atraviesan por situaciones difíciles y nunca se les ha cerrado la puerta incluso, cuando son adultos y no tienen dónde ir.

Vivir en un albergue no necesariamente significa que estés huérfano o que sufras el abandono total de tu familia, muchos viven sin sus padres sabiendo que existen.

Karben Cunapiler tiene 20 años, no sabe lo que es tener una familia, reír, disfrutar de una comida juntos, para él su familia son todos en el albergue. “En ocasiones salgo a caminar y en este mismo lugar me pregunto cómo sería mi vida estando afuera”.

Él perdió a su madre cuando tenía 13 años y aunque nunca vivió con ella la recuerda tiene una familia fuera de la que conoce muy poco, toda su vida ha permanecido en el hogar, se convirtió en un niño institucionalizado y hoy siendo un adulto no entiende su vida sin la ciudad del niño.

Muy distintos pueden ser los motivos, algunos irresponsables e inaceptables, otros involuntarios y dolorosos, por los que los padres biológicos abandonan a sus hijos o los entregues a albergues o instituciones similares.

Cuando esto ocurre, el Estado tiene la obligación de asegurar que gocen de condiciones adecuadas para su crecimiento y desarrollo integral. El Estado también debería facilitar su adopción por familias sustitutas, aunque en nuestro país esto pocas veces ocurre.

Nada sustituye la convivencia y el amor de una familia en el proceso de formación del ser humano y cuando esta carencia terrible resulta del abandono deliberado de los padres, las cicatrices son imborrables. Debemos construir una sociedad en la que nuestros niños puedan crecer en las mejores condiciones posibles.

 

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