Crédito, productividad y creatividad: el grado de inversión y las pruebas PISA

El pago de la deuda nacional depende, en una parte importante, de la productividad.

Ciudad de Panamá / TVN

Esta nota ofrece detalles de un reciente análisis por el Banco Interamericano de Desarrollo de los resultados de las más recientes pruebas PISA —de 2022— relacionados al pensamiento creativo de los estudiantes panameños, dentro del contexto de la capacidad productiva del país y su nivel de confianza crediticia.

Cascada

La reciente rebaja de la calificación crediticia de Panamá por parte de S&P Global —a un escalón de perder el grado de inversión con esta casa— ha generado preocupaciones sobre la capacidad del país de cumplir con sus obligaciones de deuda a largo plazo, inquietando a los inversionistas internacionales. Tal rebaja empuja un cambio de percepción sobre la deuda pública panameña, la cual estaría pasando de ser una inversión a largo plazo a un activo más especulativo.

El pago de la deuda nacional depende, en una parte importante, de la productividad. Más allá de las cuestiones de la Caja de Seguro Social y del déficit nacional, Panamá estaría enfrentando una necesidad de dar un salto de productividad para mantenerse competitiva en una era que se verá marcada por el surgimiento de la inteligencia artificial, la robótica, y la competencia entre grandes potencias, además de los conflictos derivados de estos factores.

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Y en el centro de este desafío se encontraría una premura por capacitar a la fuerza laboral panameña para afrontar estos cambios históricos de manera efectiva, facilitando la generación y captura de valor.

Creatividad

Un análisis reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre los resultados de las pruebas PISA 2022 ofrece hallazgos relevantes y útiles sobre una nueva dimensión evaluada por primera vez en tal edición: el pensamiento creativo.

Para referencia, PISA son las siglas en inglés del Programa para la Evaluación Estudiantil Internacional. Este programa es efectuado bajo el paraguas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a las economías más productivas del mundo, permitiendo a los países comparar sus resultados y metodologías educativas. Panamá ha vacilado en su participación en esta prueba, retirándose de una edición pasada y también de la edición ya en desarrollo.

El pensamiento creativo, según PISA, comprende la capacidad de generar, usar y mejorar ideas, capacidades fundamentales para resolver problemas o para desarrollar nuevos modelos de negocio.

En América Latina, el 53% de los estudiantes alcanza un nivel básico de pensamiento creativo, cifra inferior al promedio de los países de la OCDE, que es de 78%. En Panamá, este porcentaje es más bajo aún, situándose en un 47%, limitando la capacidad del país de innovar para impulsar su economía.

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Aunque los estudiantes panameños muestran fortaleza en la generación de ideas —un potencial por explorar— presentan deficiencias significativas en el pensamiento científico, lo que limita su capacidad para utilizar y mejorar dichas ideas de manera efectiva.

Encima de esto, los estudiantes también enfrentan el desafío de adoptar una mentalidad de crecimiento. Este concepto indica que los estudiantes que crean que sus habilidades no se pueden mejorar tendrán menos probabilidades de hacerlo, mientras que aquellos que creen que pueden desarrollarlas tendrán mayores probabilidades de éxito. PISA revela una baja preponderancia de la mentalidad de crecimiento en los estudiantes de América Latina y de Panamá.

En contraste, Singapur, país líder en el mundo en pensamiento creativo según esta misma prueba, demostraría cómo una nación en latitudes similares puede lograr resultados económicos notables gracias a una alta capacitación de su fuerza laboral, la cual le facilita responder de manera proactiva y efectiva a los cambios.

Para referencia, Panamá, con una población de 4.4 millones, tiene un Producto Interno Bruto por persona de cerca de $18 mil, mientras que Singapur, con una población de 6 millones, tiene un producto interno bruto por persona de cerca de $85 mil.

Medios y fines

Desafíos clave para mejorar la productividad incluyen diseñar un currículo educativo coherente que eleve el nivel general educativo, además de desarrollar sistemas de conectividad que permitan una mayor participación económica en nuevas industrias.

Parte de la deficiencia del sistema educativo panameño radicaría en su enfoque en medios en lugar de fines, con el sistema mostrando poca claridad sobre sus objetivos finales.

PISA sugiere que los currículos nacionales siguen centrados en qué enseñar y no tanto en una visión clara de los resultados esperados del proceso educativo. 

Esta deficiencia resulta en una fuerza laboral subutilizada, frenando el crecimiento económico, evitando la expansión salarial, reduciendo los ingresos fiscales y desincentivando la inversión.

Todo esto contrasta con países como la ya mencionada Singapur, que priorizan la educación y, como resultado, experimentan un crecimiento económico robusto.

Y otro desafío importante es la conectividad nacional. Según el BID, asegurar que el capital humano disperso en el territorio tenga acceso a las mismas ventajas de quienes se encuentran en el área metropolitana resulta fundamental. Esto requerirá inversión no solo en sistemas de transporte más eficientes, sino también revisitar el trillado concepto de polos de desarrollo.

Coda

Reformas de productividad posteriores a aquellas de pensiones podrían resultar en el medio más efectivo para aumentar los niveles salariales a nivel nacional, lo cual podrá permitir al país financiar tales pensiones de los jubilados actuales y futuros.

Por el otro lado, sin crecimiento en la productividad, mantener el statu quo resultará difícil, ya que, a medida que el mundo adopta la Cuarta Revolución Industrial, que incluye la automatización del servicio, muchas de las ventajas competitivas y comparativas de Panamá corren el riesgo de quedar obsoletas.

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