Consultas virtuales en la Biblioteca Nacional incrementaron durante la cuarentena por COVID-19

“Leer no da cáncer”, esa sabia frase la repetía el profesor Milcíades Ortiz, a sus estudiantes de periodismo de la Universidad de Panamá. Este consejo lo reiteraba como una manera de vaticinar que cualquier hecho que pasara en el mundo, la lectura no podía detenerse por nada.

Y aunque leer tampoco da COVID-19, con la llegada de la pandemia a Panamá, en marzo pasado, el cambio en la forma de hacer consultas de libros en la Biblioteca Nacional dio un giro que nadie esperaba.

La salud fue reforzada con controles de bioseguridad para salvaguardar no solo la vida de las personas, sino del recinto donde reposa todo el conocimiento impreso de nuestros escritores e historiadores. Al menos, así lo sustentó, Judith Barahona, jefa de la Sala Panameña de la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, quien asegura que con la llegada de la pandemia aumentaron las consultas virtuales.

Según datos proporcionados por la Biblioteca Nacional de enero a septiembre, se realizaron 16,367 consultas a la Biblioteca Digital y 12,747 consultas a la Hemeroteca Digital. Las cifras muestran el incremento de las visitas desde el mes de abril hasta la fecha, explicó Juliana Barría, jefa de digitalización.

Las cifras evidencian el incremento a partir de la clausura de la biblioteca, hasta el pasado 14 de octubre cuando fue reabierta.

Aunque para Barahona y Barría, no es lo mismo la consulta física que la virtual, lo positivo de todo es que hay muchas personas que han utilizado las herramientas tecnológicas para no dejar de leer y consultar a la biblioteca.

Según los datos, lo más consultado han sido periódicos de la hemeroteca, libros de investigación y documentos relacionados a historia de Panamá y folclor.

De acuerdo a Fátima Ávila, jefa de Hemeroteca, los temas más solicitados siguen siendo la historia de Panamá, tanto en consultas remotas como presenciales.

“Hemos tenido la consulta al Catálogo en Línea”, dijo la bibliotecaria.

Adicional a las consultas hechas en la página www.binal.ac.pa, también se han atendido consultas presenciales, por llamadas telefónicas y por correo electrónico. Por esa vía se han consultado más de 5,625 documentos de las distintas salas de la Biblioteca Nacional.

“Es evidente el aumento de usuarios virtuales desde el anuncio de la pandemia y las restricciones de movilidad. Estos números, pese al difícil contexto en el que se encuentra el país, son muy alentadoras, puesto que la digitalización de documentos no es nueva para esta institución”, aportó Barría.

La Biblioteca Nacional lleva años trabajando en la digitalización de diferentes fondos bibliográficos, y se puede destacar la Biblioteca Digital Panameña, que forma parte de la Biblioteca del Patrimonio Iberoamericano".

El proyecto más reciente, iniciado en el 2017, ha sido la digitalización de la prensa antigua panameña; de allí nace la Hemeroteca Digital, donde hay hasta el momento 250 títulos de periódicos.

Erico Chong, en un amante a los libros. Él acudía casi todos los viernes a la Biblioteca Nacional, ubicada en las instalaciones del Parque Recreativo y Cultural Omar para revisar uno, que otro ejemplar de literatura panameña y latinoamericana.

Chong considera que, ante la situación actual por la pandemia, es bueno que se esté aprovechando todo ese recurso, que ha requerido de una inversión económica importante, porque la tecnología es costosa y muy cambiante, además del invaluable esfuerzo humano por digitalizar la biblioteca.

La reapertura viene con más fuerza

Para las bibliotecarias ha sido grato conocer de parte de los usuarios la necesidad que tenían de venir a la Biblioteca Nacional. El primer día se atendieron a unas 40 personas, muchas de ellas vinieron a devolver libros que habían llevado en calidad de préstamo antes de la pandemia. “Otro importante grupo vino a continuar con las consultas de documentos para el desarrollo de sus investigaciones. Si bien la asistencia no ha sido abrumadora, todos los días llegan usuarios en búsqueda de información”, agregó Barría.

Hay que recordar que el bibliotecario no solo debe facilitar el acceso al documento, también debe estar pendiente de que el usuario siga las normas establecidas, el uso correcto de la mascarilla, esperar en el sitio indicado, hacer uso de nuevos implementos de seguridad, llevar los documentos a cuarentena, y que se respete el distanciamiento.

“No es sencillo el ejercicio de cuidar las normas de bioseguridad y brindar una atención óptima. Tanto el personal como los visitantes se están acostumbrando a las medidas”, aportó la experta.

“Las cifras de la Biblioteca Digital muestran cómo las personas han tenido interés en consultar literatura panameña, pues en ese fondo se destacan importantes obras que desde hace muchos años no se han vuelto a editar”, agregó.

“A través de las redes sociales todos los días las personas nos expresan lo mucho que extrañan venir a este edificio y eso nos regocija saberlo”, comentó Barahona.

La Dirección General y la Dirección Técnica han dado a conocer las nuevas normas con el objetivo de minimizar los efectos del COVID-19 y brindar una atención segura a cada usuario.

Se redujo el tiempo de atención de lunes a viernes (los sábados no abrirá), así como se implementó un nuevo horario de 9:00 a.m. a 2:30 p.m. Cada usuario tendrá hasta un máximo de 2 horas para realizar sus consultas en sala. Este tiempo es con la finalidad de garantizar que todo el que necesite venir a la Biblioteca Nacional tenga oportunidad, ya que la capacidad ha sido reducida al 50%.

Esto indica que en las salas más amplias solo se permitirán hasta 17 personas a la vez, mientras que en la hemeroteca solo podrá tener 5 usuarios al mismo tiempo. Estas limitaciones están estrictamente vinculadas con la necesidad de mantener el distanciamiento físico entre todas las personas que se encuentren dentro del edificio.

Las estanterías abiertas han sido restringidas por el momento. Toda solicitud debe hacerla al bibliotecario encargado de la sala. En el caso del Rincón Infantil, se ha suspendido su uso. Los préstamos para llevar a casa se mantienen para los libros infantiles y juveniles y en la Sala Extranjera.