Comadre, un cortometraje sobre la realidad social
Comadre (18 minutos, 2022, Estados Unidos/Costa Rica), de la directora costarricense Nicole Chi, es una producción que hace un retrato desde la ficción sobre la relación entre una trabajadora doméstica y una de las niñas que cuida. Comadre ganó la sección Mejor Cortometraje Costarricense durante la versión 11 del Costa Rica Festival Internacional de Cine 2023.
Nicole Chi abrió los ojos a la vida en Costa Rica en 1992, de abuelos maternos y paternos nacidos en China. Ha sido un proceso de muchos años, pero hoy día se identifica como hija de Occidente y de Asia.
Se inscribió en Comunicación Colectiva en la Universidad de Costa Rica y ahí fue cuando se dio cuenta de que quería hacer cine. “Eso fue un descubrimiento, esa posibilidad no estaba en mi radar cuando empecé a estudiar. Entonces, ya pensando en industria, y en dónde podría aprender más, pensé mucho en Estados Unidos”.
Por eso puso su mirada en la Universidad de Texas. Esta meta la obtuvo gracias a una beca Fulbright que recibió en el 2019. Sacó una maestría en Cine (MFA in Film and Media Production) y se graduó este año 2023. “Fue un proceso muy retador, especialmente porque la mayoría del programa estuvimos conviviendo con la pandemia”.
De esa época de cuarentenas y vacunas salió el germen de Comadre, una producción sobre una mexicana que trabajó de nana durante 12 años en una casa de clase media en Estados Unidos. Esta pieza, que presenta la fortaleza de las trabajadoras domésticas, ganó la Sección Cortometrajes Costarricenses durante la edición 11 del Costa Rica Festival Internacional de Cine 2023.
Triunfar en el certamen tico fue para Nicole Chi un honor enorme. “Me siento muy agradecida y tanto las nannies como yo no podemos creer lo mucho que ha recorrido y viajado el corto Comadre, pero en particular para mí es muy bello tener un reconocimiento en casa. Me da mucha ilusión y aliento seguir haciendo cine y tener este premio en una sección tan competitiva, tan llena de cortos muy variados e increíbles”.
De la música al drama social
Nicole Chi pasó de filmar videos musicales a rodar un cortometraje de drama social sobre trabajadoras domésticas en Austin. Esa transición tiene como base lo aprendido durante la crisis sanitaria mundial. “Yo vine a Estados Unidos con el objetivo de hacer cortos y aprender a dirigir. Cuando las clases se interrumpieron y nos vimos obligados a escribir porque no podíamos estar en el set grabando, pensé que era el momento apropiado para desarrollar un corto en donde tuviera que investigar mucho”.
Todo su trabajo anterior venía inspirado por sus experiencias personales o guiados por su imaginación. Durante la pandemia leyó investigaciones académicas y entrevistas, y empezó a hablar por zoom y WhatsApp con la organización social MISMA (Mujeres inspiradas en sueños, metas y acciones), un grupo de mujeres inmigrantes y trabajadoras domésticas que fue fundado en Austin en 2013 con una programación educativa y talleres de empoderamiento.
MISMA forma parte de la Alianza Nacional de Trabajadores Domésticos. Chi conoció sobre este colectivo por un proyecto documental de su productor, Fumiya Hayakawa, en donde había colaborado como traductora.
“En los videos musicales me preocupaba casi que enteramente por la parte visual, mientras que en el corto Comadre, tenía que volcarme totalmente a la actuación y proteger a mis actrices, pues estaban en una posición muy vulnerable. Entonces tuve que repensar mucho sobre cómo quería que fuera el set”, recuerda.
Financiación de Comadre
De pequeña, a Nicole Chi la cuidó una nana. “Tanto mi papá como mi mamá trabajaban todos los días, así que tuvimos una señora que nos cuidaba a mi hermano y a mí de niños. En mi casa había una mezcla cultural que era retadora para la señora que me cuidaba porque mis papás, siendo segunda generación de chinos en Costa Rica, tenían sus costumbres, sus comidas, y sus maneras de hacer. Esa experiencia de la diferencia y cómo el vínculo de cariño es ciego a esas diferencias culturales se extrapola al corto Comadre”.
Comadre se filmó en Austin (Texas) durante tres días y medio. Tuvo un costo de 3 mil dólares. “El corto es mi pretesis, entonces pude utilizar el equipo de cámara y luces de la universidad. Todos los involucrados en el equipo éramos estudiantes y nos estábamos ayudando mutuamente en diferentes proyectos. Solamente tuve que invertir dinero en comida, locaciones y el casting que, aunque eran actrices naturales, sentí que era lo correcto realizar un pago por su trabajo”.
Aunque producir en Estados Unidos es costoso, por dicha, Nicole Chi pudo utilizar un fondo que la universidad les daba para gastos de la pretesis y eso ayudó bastante. “Lo que hice durante ese tiempo fue ahorrar del estipendio de mi beca, pero fue durísimo tener liquidez para asumir los gastos de la producción, cuando la pandemia, en Estados Unidos, requería tener un protocolo que subía un poco los gastos en el set para la seguridad del elenco y el resto del equipo”.
Vínculo con las actrices
Al principio, a las damas de la organización MISMA les daba gracia “verme completamente china, pero que fuera tan latina y hablara nativamente el español, y siendo mis primeros meses en Estados Unidos, vi en ellas a mis tías y a la familia que había dejado en Costa Rica, entonces eso fortaleció mi vínculo con ellas”.
Fue cuando las escuchó hablar sobre sus experiencias laborales. “Me di cuenta que tenían un deseo muy fuerte de compartir lo que les sucedía, tanto lo bueno, como lo malo; y sentí un interés muy fuerte por explorar este vínculo de trabajo tan particular entre ellas y las familias para las que trabajan, que va más allá de la transacción monetaria”.
Ganarse la confianza de las nanas se basó en la paciencia. “Yo pasaba horas con ellas, observándolas y conversando, y ellas tenían la paciencia de aceptar mi presencia ahí. Estoy muy agradecida con ellas porque abrieron sus corazones, y confiaron mucho en mí. Más que todo me sentaba en sus reuniones, y cuando tenía preguntas se las hacía”.
El proceso de casting fue más intenso. Hizo una convocatoria dentro de MISMA y las interesadas se apuntaban a hablar con Nicole Chi por 30 minutos. “En ese periodo de tiempo las entrevistaba y hacíamos unos ejercicios como para explorar sus imaginaciones y ver cómo se sentían ‘actuando’, pero era todo improvisado, sin guion. Siempre traté de hacer el proceso lo menos intimidante posible”.
Los ensayos entre actrices naturales y la directora también se basó en la paciencia. “Los ensayos fueron más para mí que para ellas. Era descubrir cómo comunicarme bien, probar y cometer muchos errores. Nos reímos mucho en los ensayos, y muchos de ellos era solo tener conversaciones”.
Nunca le entregó el guion a Reyna, la actriz principal de Comadre, quien hace de la nana Marielitos, ni tampoco a Ava, la niña que encarna a la que cuidó el personaje durante 12 años. “Ellas sabían de qué iba el corto a grandes rasgos y hacia dónde iba, pero no sabían el detalle de cada una de las escenas. En los ensayos lo que hacíamos era hacer situaciones paralelas a las que había en el guion o versiones exageradas de lo que teníamos que hacer”.
Comadre presenta a unas intérpretes que se sienten cómodas ante la cámara. Esto se obtuvo porque Nicole Chi charló con su equipo. “Que el crew entendiera lo que estábamos haciendo y la posición de vulnerabilidad de la nanny. Fue una conversación para entender que estábamos trabajando con actrices naturales y que la atmósfera del set tenía que ser un poquito diferente”.
Por ejemplo, nunca hizo el llamado a grabar, quitó lo de pedir silencio en sitio, ni correr el sonido y después traer la claqueta... “Esto lo eliminamos porque creaba una atmósfera y una expectativa de lo que íbamos a hacer. Teníamos un set cerrado: solo estaba yo, el sonidista y el director de foto y todos los demás estaban en otro cuarto cuando íbamos a tirar. Eso ayudó mucho a que ellas sintieran como que no habían más de tres personas viendo lo que hacían... aunque en el otro cuarto estaban todos viendo el monitor. A esto le debo mucho a mi asistente de dirección, Verónica Maciel, que me acompañó en el proceso de crear este ambiente y una comunicación que nos funcionó durante el rodaje”.
Aunque la actriz adulta y la intérprete pequeña no se conocían antes de escoger el elenco de Comadre, sí transmiten una química especial en pantalla. “Tuvimos dos ensayos antes de la grabación que les permitió sentirse cómodas entre ellas. Ava es una niña con una sensibilidad muy hermosa y apenas se conocieron tuvieron una conexión muy linda y tierna. Ava tenía un poco de experiencia en un par de cortos, entonces ella le ayudaba mucho a Reyna”.
En realidad, la actriz que originalmente iba a ser Marielitos se llama Magdalena. “Un par de semanas antes del rodaje, tuvo una emergencia médica y tuve que cambiar de actriz, por eso terminé trabajando con Reyna. Ambas fueron mis favoritas dentro del proceso de casting, solamente que Magda era un poco más joven y me parecía que podía sobrellevar el rodaje mejor”.
Magdalena y Reyna son súper amigas en la vida real. “Estoy muy agradecida de lo mucho que me enseñaron. Yo supe de inmediato que el personaje era o Magda o Reyna porque ambas estaban totalmente entregadas al proceso y tenían mucha imaginación. Además, no tenían pena y se podía sentir que estaban muy empoderadas, a pesar de que estaban en una posición de vulnerabilidad. Era importante que tuvieran acceso a sus emociones, pero que al mismo tiempo tuvieran la fortaleza de hablar sobre todas sus experiencias”.