La Chorrera por dentro: El calvario de sus residentes
La Chorrera
La Chorrera, Panamá Oeste/A tan solo 49 kilómetros del centro de la ciudad capital, el distrito de La Chorrera ha experimentado una explosión urbana que ha traído como resultado tranques descomunales, deficiencias en servicios básicos como transporte, educación, salud y seguridad.
Cada año miles de personas fijan su mirada en La Chorrera como una de las pocas oportunidades para tener la casa de sus sueños; pero con ello, crece el distrito de una manera desordenada y sin un verdadero desarrollo. Según datos de Convivienda, en los últimos cinco años, es decir desde 2017 hasta 2021 se han comprado 17 mil 756 unidades de viviendas, solo en este distrito.
Este crecimiento de proyectos residenciales y comercial que vemos al pasar por la autopista, no se refleja en la vida de personas como el señor Martín y la señora Dona, quienes viven en la comunidad de el Cigual ubicado a 25 minutos aproximadamente del centro del distrito.
La carretera que tienen parece un coladero, esto genera que no cuenten con el servicio de transporte público porque ninguno quiere entrar a buscar y dejar pasajeros. Si tienen alguna emergencia, deben pagar entre $20 a $25 dólares por trayecto para salir de sus hogares.
Por ejemplo, hace 3 meses, la Sra. Dona sufrió una isquemia cerebral que la ha llevado a quedar paralizada en parte de su cuerpo. Nunca imagino que las calles en mal estado y falta de transporte convertirían su emergencia en una pesadilla.
El Hospital Regional Nicolás A. Solano, único para la atención de pacientes en los 5 distritos de la provincia de Panamá Oeste, antes de la pandemia atendió a 74 mil 626 personas enfermas; sin embrago en los siguientes dos años tuvo un descenso. En los últimos 9 meses de este año han brindado atención a 36 mil 332 personas.
El problema que tiene la Sra. Dona, lo viven en otras dimensiones quienes residen en modernas estructuras con amplías carreteras. Casas costosas, donde tampoco llega el agua, sus equipos electrónicos se dañan por las constantes fluctuaciones de luz, y encima, se ven obligados a comprar un auto, aunque tengan que pasar 2 horas en el tranque, o esperar con estrés por un bus pirata.
Pero si el transporte, la salud y la falta de agua parecen una odisea, la educación no se queda atrás, ya que no existen suficientes escuelas para la cantidad de estudiantes en los 18 corregimientos con los que cuenta este distrito.