Cáncer de mama en Panamá: un problema de salud pública que se puede prevenir

Ciudad de Panamá/La vida te suele dar sorpresas. La mayoría de las veces agradables, pero en ocasiones da golpes tan fuertes que la alegría se convierte en llanto, tristeza y hasta en soledad. Hace siete años, Johana González vivió uno de estos episodios. Un buen día, próximo a cumplir los 32 años de edad, se levantó como de costumbre para arreglarse para ir a su trabajo en una fábrica de confección de ropa y descubrió una “bolita” en su seno izquierdo.

“Esto no es normal. Voy a ir al médico” le comentó a su esposo. Él respondió: “Sí ve a ver qué es eso”. Era joven. En el historial médico de su familia materna no hay mujeres que padecieron cáncer de mama. La paterna la desconoce porque la breve relación que mantuvo con su papá, el cual ya murió, comenzó a los 18 años de edad. La “bolita” llamaba su atención, pero nunca pensó que tenía un tumor maligno que crecía dentro de su seno. Cuando le dieron el diagnóstico su tumor estaba en un estadio IIIC.

“El estadio IIIC describe el cáncer de mama invasivo en el que: puede que no haya indicios de la enfermedad en la mama o, si hay un tumor, puede tener cualquier tamaño y haberse propagado hacia la pared torácica o a la piel de la mama. El cáncer se ha propagado en 10 o más ganglios linfáticos axilares”, dice la literatura.

González cuenta que lidiar con esta información no fue fácil. Su esposo Daniel la acompañó a la cita. Después de que escuchó la palabra cáncer su mente salió del consultorio y voló hacia sus hijos. Los observó chiquitos y desamparados a sus 10 y 3 años de edad, ¿quién velará por ellos si ella llegara a morir?

“El doctor dijo esto ya no es aquí porque esto es cáncer”, relató González.

Actualmente, la mujer de 38 años de edad la cual ha ganado peso, dice que por la prótesis que utiliza para cubrir la cicatriz que le dejó la operación para retirarle el seno, nadie sospecha su condición.

González sobrevivió a la enfermedad que según datos de la Organización Mundial de la Salud produce unas 458 mil muertes al año. En el camino lloró mucho y en ocasiones se deprimió, pero el apoyo de su esposo y su familia la confortó durante el “fuerte” tratamiento que representa combatir la enfermedad. “Aquí nadie va a llorar. Ella no se va a morir”, dijo su esposo cuando le comunicó la noticia al resto de la familia.

Hoy con su hijo mayor de 18 años de edad y su niña de 10 años sonríe al comentar que la niña, en su inocencia le compuso un estribillo que le cantaba todas las noches cuando perdió el cabello por las quimioterapias. “Cabeza de leche, cabeza de leche”, me cantaba.

No obstante, todos no cuentan con el apoyo de la familia, parte fundamental para superar la enfermedad, contó Martina Marín con 18 años de haber padecido la enfermedad quien al igual que González, desde el primer día recibió el apoyo de su esposo.

Marín, miembro de la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia del Instituto Oncológico Nacional, quien organizó la actividad Cáncer de la Mujer: Heroínas virtuales, para celebrar el Día Internacional del Cáncer, explicó que el 50% de los pacientes a los que se le detecta una patología grave, no necesariamente cáncer, se quedarán solos durante el tiempo que dure su evolución y tratamiento.

“A la primera cita vienen todos, pero a medida que transcurre el tiempo se van quedando solos”, explicó Marín, quien agregó que en el caso de los pacientes del Instituto Oncológico Nacional entran los miembros de la asociación para darles ese apoyo emocional y hasta económico que muchas veces necesitan.

Marín llamó a la población, en especial a los que tienen dentro de su historial familiar pacientes con cáncer, a prevenir la enfermedad a través de los chequeos periódicos. En el caso de las mujeres, por ejemplo, mamografías cada seis meses si la madre y la abuela padecieron de la enfermedad.

Agregó que se puede utilizar el mes en que se cumple años para hacerse los exámenes periódicos, así como estar pendiente de los cambios que se producen en el organismo porque el cuerpo avisa.

El oncólogo Agustín Castillero Rodríguez explicó que la aparición de tumores malignos a la edad que tenía González cuando se lo descubrieron, no es lo más común, aunque la enfermedad en mujeres menores de 50 años de edad es “una entidad” descrita desde hace muchas décadas, pero ocurre solo en el 15% de los pacientes a los cuales se le detecta la enfermedad.

Sin embargo, la perspectiva que se tiene es que este escenario cada día se observa con mayor frecuencia y aunque todavía no está clara la causa existen hipótesis como la occidentalización de los hábitos: alimentación, vida sedentaria, consumo de productos tóxicos en edades tempranas de la vida, por ejemplo, fumar o consumir alcohol.

Castillero Rodríguez indicó que adicional a los factores que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad existen pacientes, sean hombres o mujeres, que nacen con una predisposición a desarrollar la enfermedad, aunque no necesariamente se tiene que manifestar a lo largo de la vida.

“Si una persona con una predisposición a desarrollar la enfermedad mantiene hábitos de vida saludables, evita exponerse a agentes que son carcinogénicos es probable que al final de su vida nunca la desarrollan, pero si tienen esta desventaja y se exponen a lo que contribuye a desarrollarlo el riesgo será mayor y la edad de diagnóstico también será más temprana”, aseguró el médico.

Al hablar de las estadísticas de esta enfermedad en particular explicó que se encuentra entre las primeras causas de muerte en el mundo, en algunos países solo superado por el de pulmón. En Panamá se encuentra en la primera posición tanto de incidencia como de muertes. “Es el más común y la principal causa de muerte en las mujeres”, sentenció.

Castillero Rodríguez abogó por tratar la enfermedad como lo que es, un problema de salud pública que se puede prevenir en la mayoría de los casos con estilos de vida saludable y detección temprana de la enfermedad, porque existen tratamientos que pueden ayudar a curarla.