Las bibliotecas como antídoto para la pandemia
Cultura en Panamá
Ayer sábado 23 de abril se celebró el "Día del Bibliotecario Nacional".
Las bibliotecas como espacios de socialización donde se establecen vínculos entre el personal, los usuarios y las colecciones, se han visto muy trastocadas durante la pandemia.
Y ante los periodos de confinamiento, en su mayoría, han tenido que reinventarse, adaptarse y evolucionar utilizando nuevas herramientas y recursos, principalmente digitales, para satisfacer las necesidades informativas, de conocimiento y de entretenimiento cultural de sus usuarios a través de todos los medios y recursos disponibles.
Y esto fue precisamente lo que hizo la Biblioteca Nacional de Panamá, Ernesto J. Castillero R. que aunque estuvo cerrada algunos meses por las restricciones de movilidad para combatir la pandemia, desarrollaron estrategias para que el personal bibliotecario continuara con la organización y cuidado de las colecciones, así como también buscaron la manera de ofrecer algunos servicios a su comunidad de usuarios.
Su directora María Magela Brenes contó como “conseguimos salvoconductos para que el personal viniera por pocas horas y en días escalonados para atender las colecciones y se comenzó a hacer un trabajo a distancia importante en el que se fortalecieron las colecciones digitales que permitieron la consulta de una gran cantidad de material digitalizado a través de la página web de la biblioteca, fomentando el servicio al público a distancia, hasta que fue posible volver a recibir de manera presencial a nuestros usuarios, al principio con horarios reducidos, aforo limitado y mesas súper separadas, algunas medidas que aún se mantienen”.
Un poquito de historia
De acuerdo con su página web, la Biblioteca Nacional, que se encuentra ubicada desde 1987 en el Parque Omar, fue fundada en 1942, bajo la presidencia de Arnulfo Arias Madrid, cuando casi todos los países del mundo ya contaban con una institución de este tipo.
Su primera sede fue un local situado entre las calles 5ª y 6ª, cerca de la Presidencia de la República en San Felipe hasta que en 1961 se trasladó a un local propiedad del Seguro Social, frente al Palacio Legislativo, hoy sede de la Biblioteca Eusebio A. Morales.
Su fondo bibliográfico inició con 10 mil libros de la Biblioteca Colón que fue fundada el 12 de octubre de 1892 y que prestó servicios hasta 1941, cuando el Municipio de Panamá la cerró por circunstancias presupuestarias. En dicha colección se incluían “colecciones incompletas de periódicos y revistas panameñas e incompletas también la de libros nacionales. Se incluyó además una rica colección de libros extranjeros”.
La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. lleva el nombre del primer director y en la actualidad es manejada por la Fundación Biblioteca Nacional, estando adscrita al Ministerio de Educación que asume gran parte del presupuesto para su funcionamiento, así como del personal que suma casi 50 pesonas.
Valiosas colecciones
Aunque tiene varias colecciones, la Colección Nacional es la más consultada por los usuarios en general y como su nombre lo indica está compuesta por unos 50 mil volúmenes de autores panameños o sobre Panamá.
De acuerco con Judith Barahona, encargada de esta colección, los temas que generan mayor interés son los que tienen que ver con el Canal de Panamá, folclor nacional, derecho panameño y comidas típicas.
La mayoría de los libros de esta colección se ubican a partir de la década de 1920 en adelante hasta nuestros días y por lo general están restringidos a consulta dentro de la biblioteca y no se prestan desde el 2015, debido a las pérdidas a este patrimonio.
Dentro de esta colección existe el Fondo Antiguo que son alrededor de mil libros con un valor histórico extraordinario ya que datan de épocas anteriores a las primeras década de la república. Ahí encontramos ejemplares de 1617, el más antiguo hasta por ejemplo el famoso Libro Azul que fue editado en 1917 y algunos manuscritos de Justo Arosemena.
Estos libros que se guardan extremando los cuidados y con temperaturas adecuadas para su conservación son consultados principalmente por investigadores. Debido al valor de los mismos, en su mayoría se encuentran digitalizados y se puede acceder a ellos online.
Otra de la colecciones más consultada, también por investigadores principalmente, es la hemeroteca donde reposan ejemplares de los primeros periódicos que circularon en el Istmo de Panamá, así como trambién revistas.
A través de estos valiososos documentos podemos trazar el camino recorrido por la sociedad panameña desde antes que nos conviertiéramos en un país, es una fuente inagotable de información que constantemente se va alimentando con las publicaciones que diariamente se van incorporando a la colección.
Personal comprometido
Soy usuaria de la Biblioteca Nacional y desde que empecé a frecuentar sus salas y consultar sus colecciones he estado en contacto con varias de sus bibliotecarias que muy amablemente con profesionalismo y mística me han ayudado siempre con mis búsquedas.
Esto es algo que puntualiza la directora al asegurar que “ cuando hablamos de la biblioteca, el mérito principal es del buenísimo equipo que tengo, se trata de personal formando en bibliotecología con maestrías en bibliotecas patrimoniales y aunque deberíamos tener más personal para el trabajo que se hace, realizan un trabajo excelente del que estoy muy agradecida a todo ese personal de la biblioteca nacional y de las públicas también”.
Una de las pesonas que encarna el espíritu de la biblioteca parece ser Griselda Aniño de Valdés, a quienes señalan como “la historia viva de la biblioteca” porque tiene cerca de 50 años de ser funcionaria de la institución y ha sido testigo de su evolución, incluso empezó a trabajar en la sede del Palacio Legislativo y ha pasado por casi todos sus departamentos.
“Me gusta mucho la biblioteca, atender a los usuarios, orientarlos cuando los veo medio perdiditos, quiero que se vayan contentos con los recursos y los servicios que tenemos”, asegura.
Uno de los mayores retos fue atender durante la pandemia. “Teníamos investigadores que solicitaban información por teléfono, casi no dejamos de trabajar aunque tuvimos un tiempo cerrados pasamos rápidamente a ofrecer servicios de manera virtual y yo diría que al contrario del tiempo normal, teníamos muchísimos pedidos de información hasta del extranjero. Nosotros buscábamos la información y se digitalizaba que no lo estaba ya, para ofrecerla a los usuarios”, comentó la bibliotecaria.
Griselda ha aprovechado su medio siglo en la institución, para ampliar sus conocimientos generales utilizando las colecciones, sin embargo, su interés no se queda ahí. Hace cuatro años, se matriculó en la Universidad de Panamá para formalizar sus estudios de bibliotecología y asiste a clases de lunes a viernes después de su jornada laboral y ya está tomando sus últimas materias.
Servicio a la comunidad
La Biblioteca Nacional tiene entre sus funciones regentar del sistema de bibliotecas públicas en el país, y es importante aclarar que no debe entenderse que una biblioteca pública es gubernamental.
Según UNESCO, una biblioteca pública es la que brinda servicio a una comunidad en general respondiendo a necesidades de información de esa población a la que sirve lo que la diferencia de una biblioteca escolar o académica.
En el caso de la Biblioteca Nacional de Panamá, de acuerdo con su directora, podríamos decir tiene una función mixta, ya que en ese servir a la comunidad desarrolla varios roles que no entran en la categorización de bibliotecas nacionales que son más patrimoniales y para investigadores.
En nuestro caso, por la debilidad del sistema es necesario asumir ciertos servicios como por ejemplo una sala infantil, "aquí se cumple con esa función porque no hay otro lugar, así que de alguna manera también somos una biblioteca pública, nosotros no le podemos negar el servicio de bibliotecario a quien lo viene a buscar como los niños y jóvenes que muchas veces vienen a hacer tareas, pero eso es función de una biblioteca escolar, que desafortunadamente están muy venidas a menos en este país, así que nos toca atender a una amplia comunidad de usuarios que van desde los investigadores hasta los escolares que acude a estudiar y hacer sus tareas, puntualizó María Magela Brenes.
Un proyecto de ley se discute en la Asamblea Nacional con el propósito de ordenar, regular y fortalecer las bibliotecas públicas para que puedan realmente servir a las comunidades donde están ubicadas.
La necesidad de esta iniciativa es evidente ante la crisis educativa a la que nos enfrentamos y en la que seguro las bibliotecas pueden jugar un papel importante como agentes de cambio en ese panorama tan sombrío para nuestra juventud.
La Biblioteca Nacional ofrece múltiples servicios además de la consulta de sus colecciones. Tiene un departamento de digitalización que se encarga de hacer accesibles a través de medios digitales los documentos para ser consultados a través del internet.
Cuenta con un centro audiovisual que desde el año 2005 busca preservar una cantidad amplia de registros musicales y de video.
También cuenta con una editorial que periódicamente publica importantes obras de destacados autores y pensadores nacionales y que se venden en la sede a precios accesibles para el público en general.
Además, un programa de activades que incluyen presentaciones de libros y conferencias tanto presenciales como virtuales convierten a la biblioteca en un centro de intercambio cultural activo y sobre todo actual.
No me queda más que recomendar la experiencia de acercarse a la Biblioteca Nacional que funciona de lunes a sábado de 9:00 am a 5:00 pm.
A través de sus redes y página web https://binal.ac.pa/binal/ se pueden consultar tanto sus colecciones como hacer preguntas, solicitar información, reservar volúmenes para consulta y enterarse de las novedades y actividades.