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Asesinatos que impactaron a la sociedad en Panamá en el siglo 20

Crímenes en Panamá

Los crímenes que ocurrieron en el interior del país impactaron por ser inusual en estas regiones.

Un magnicidio y un asesino serial son parte de la historia criminal del siglo pasado.

Desapariciones y asesinatos en la época de la dictadura militar también conmocionaron a la sociedad.

Homicidios del siglo 20 en Panamá. / Foto cortesía Pixabay

Ciudad de Panamá, Panamá/Durante el siglo pasado se dieron algunos asesinatos que consternaron a la sociedad panameña, primero por la época en que ocurrieron, por el grado de maldad, por la importancia de la figura, circunstancias políticas y la proliferación del pandillerismo.

En el pasado siglo 20, en esas primeras décadas de formación de la República, Panamá contó con el Código Penal de 1916, donde el asesinato y el homicidio eran delitos diferentes, con penas máximas de 20 años y 15 años, respectivamente.

En 1920, un boletín de la Dirección de Estadística de Panamá reportaba 10 asesinatos y 10 homicidios. Para esta década, el país tenía una población de superior a las 400 mil personas por lo que la tasa de homicidio tenía un promedio de 4.5 crímenes por casa 100 mil habitantes.

Cien años después, la cifra anual de homicidios es de 497, según reportó el Sistema Nacional Integrado de Estadísticas Criminales para el 2020, lo que sería un promedio de 11.5 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Panamá tiene una población actual superior a los 4 millones.

Ahora repasemos una lista de crímenes registrados que consternaron a la sociedad panameña en el siglo pasado.

Fallada de la Escuela Normal de Santiago. / TVN Noticias

1. El asesinato del profesor Urzúa, de la Normal de Santiago (1940)

El crimen del profesor de música Armando Urzúa, de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, en la ciudad de Santiago de Veraguas, fue uno de los hechos que más consternaron la década de 1940. Dos de sus compañeros fueron llevados a juicio, acusados de un crimen descrito como “pasional”.

A finales de octubre de 1940, el cadáver del profesor Urzúa, nacido en Chile, fue encontrado en el cuarto donde vivía, cerca de la Gobernación de Veraguas. Tirado en la cama, cubierto por un bulto de ropa y en medio de mucha sangre. En el cuello tenía un cordel y su piel estaba llena de moretones.

El crimen impacto tanto a la sociedad, que estos acontecimientos son parte de la trama de una novela del escritor panameño Carlos Changmarín, titulada “En ese pueblo no mataban a nadie”.

En 1941, un jurado declaró culpable a Salomón García por este crimen.

2. Magnicidio del presidente Remón (1955)

El 2 de enero de 1955, mientras disfrutaba de una carrera de caballos en el palco presidencial del desaparecido hipódromo Juan Franco (ubicado en el sector de Obarrio), fue asesinado de varios disparos, el presidente José Antonio Remón Cantera.

El abogado Rubén Miró Guardia se confesó posteriormente como autor del crimen. Según los expedientes judiciales de la época, se había encontrado una “ametralladora marca Schmeisser, en la casa de los padres” de Miró, arma que supuestamente se usó para disparar desde “matorrales ubicados frente al palco de Remón”, en el hipódromo Juan Franco.

Miró por su parte acusó al vicepresidente y sucesor de Remón, José Ramón Guizado como cómplice y autor intelectual del crimen. Luego dijo que fue presionado.

En el primer lustro de este siglo, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA por sus siglas en inglés) desclasificó archivos de noviembre de 1957, relacionados al asesinado del presidente Remón, donde dejan ver que su crimen pudo ser por órdenes de Lucky Luciano, producto de un embarque de drogas y whisky que se le decomisó a su organización criminal en un muelle en Colón.

Han pasado 66 años desde el asesinato del presidente José Antonio Remón Cantera, un magnicidio de muchas piezas sueltas y donde nadie fue condenado por el crimen.

José Antonio Remón fue asesinado el 2 de enero de 1955. / La Estrella de Panamá

3. Los crímenes de Silvano Ward Brown (1959 y 1973)

Considerado como un asesino serial, Silvano Ward Brown cometió su primer asesinato en cuando tenía 16 años. Su primera víctima fue Paula Caballero, joven de 18 años, la cual mató de una sola puñalada el 22 de agosto de 1959.

Por este crimen cumplió una parte de su pena en el Tribunal Tutelar de Menores y pasó a la isla Penal de Coiba, cuando llegó a la edad de adultez, donde cumplió la totalidad de la pena. Su condena fue de 12 años.

El 8 de junio de 1973, Ward asesinó a Dalila Gaitán Troya y el 19 de junio de ese mismo año, mató a Rosa María Gómez. Ambas mujeres fueron estranguladas desnudas.

Ward arrojó el cuerpo de Dalila Gaitán cerca del camino que conduce al Templo Baha'i, en la carretera Transísmica. Rosa Gómez fue localizado en una zona boscosa situada en la carretera Madden que conducía a Chilibre.

Ward Brown fue condenado a 20 años de prisión y recluido en la cárcel Modelo. Cumplió su condena y salió en junio de 1993.

4. Consternación por el crimen del niño Juanillo (1960)

Juanillo, un niño de aproximadamente 8 años, era popular en Aguadulce, provincia de Coclé. Conocido por vender empanadas que eran solicitadas en los comercios e ingenios de la región.

El día que Juanillo no llegó con las empanadas, despertó la preocupación.

El cadáver de Juanillo fue encontrado cerca de El Campamento, un aeropuerto rural del área. Lo asfixiaron y le robaron la venta de las empanadas, poco más de un balboa. La noticia no sólo aturdió a la provincia de Coclé. El repudio se extendió por Veraguas, Herrera, Los Santos y Chiriquí, por un crimen poco común en el interior del país para la década de 1960.

Su asesino fue un pescador artesanal apodado ‘Pescaíto', de 20 años de edad. Lo atraparon cuando asistió a los rezos de victima en la Calle del Agua. El asesino confesó y fue llevado al penal de la isla de Coiba.

Crímenes de los últimos años en Panamá. / Foto cortesía: Pixabay

5. Dictadura militar (1968 – 1989)

La dictadura militar se extendió por 21 años en Panamá. En este período se dieron una serie de desapariciones y asesinatos de opositores al régimen.

Portales como Panamá Vieja Escuela han documentado 111 desapariciones y muertes de opositores a la dictadura militar, pero deja abierta la posibilidad que sean más.

De estas desapariciones y muertes, entre las que resuenan en el recuerdo de la sociedad están: Floyd Britton (1968), Ever Quintanar Guzmán (1969), Rubén Miró (1969), Heliodoro Portugal (1970), Héctor Gallego (1971), Rita Irene Wald (1977), Hugo Spadafora (1985), Moisés Giroldi (1989), entre otros.

La mayoría de los desaparecidos y muertos que se atribuyen al régimen militar eran en su mayoría dirigentes estudiantiles, políticos, de movimientos sociales y miembros de la Fuerza de Defensa, todos en abierta discordia con la clase gobernante.

Por estos crímenes se dieron muy pocas condenas y culpables señalados.

Pasillos de la prisión de Coiba / Foto Archivo

6. Matanza de Coiba (1998)

Tras la invasión de Estados Unidos a Panamá, el 20 de diciembre de 1989 y con las Fuerzas Defensas desmanteladas, aumento la presencia de armas y la delincuencia. El narcotráfico y la guerra territorial de pandillas se convirtió en la principal causa de los homicidios a final del siglo XX.

Las cárceles también se volvieron escenarios de esta guerra entre organizaciones criminales.

Los incidentes ocurrieron en el 28 de enero de 1998 en Playa Brava, cerca del campamento penal de Playa Hermosa, en la isla Coiba.

Las víctimas fueron Ricardo Alexis Powel, Walter Murillo, Rafael Córdoba Chavarría y Francisco Javier Villarreal, miembros de la banda “Los Perros de San Joaquín”, quienes intentaban escapar del penal, pero el mar se los impidió.

Esta matanza consternó al país, porque las cuatro hombres fueron torturados, apuñalados y decapitados por los miembros de la banda “Los Hijos de Dios”.

En el 2002, un Tribunal Superior condenó a los decapitadores identificados como: Joao Garcés Bobel, Orlando Blychanton, Iván Gálvez, José Quiñones, Omar Córdoba, Francisco Javier y Camargo Gordón.

Para este siglo 21, los asesinatos han aumento, en cantidad y grado de crueldad, mientras Panamá sigue su lucha por contener estas nuevas olas de violencia.

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