Apio, ají, pimentón, lechuga y tomates: hortalizas con mayor presencia de plaguicidas

Agroquímicos utilizados en estos cultivos representan riesgos agudos o crónicos para la salud y el medioambiente, advierte informe.

Foto ilustrativas de un racimo de tomates
Foto ilustrativas de un racimo de tomates / Pixabay

Ciudad de Panamá, Panamá/Salud pública. El apio, el ají, el pimentón, la lechuga y el tomate son las hortalizas de producción nacional que, en ese orden, registran una mayor presencia de plaguicidas con ingredientes activos que sobrepasan los límites máximos de residuos.

Para la producción de estos cultivos se utilizan al menos cinco plaguicidas que contienen ingredientes activos como la iprodiona, el clorpirifós y el malatión, entre otros, que están incluidos en la lista de los plaguicidas altamente peligrosos, o sea, productos que representan riesgos agudos o crónicos particularmente elevados para la salud o el medioambiente.

La iprodiona es cancerígena, el clorpirifós es un disruptor del sistema endocrino y el malatión es no solo cancerígeno, sino también un disruptor endocrino.

Esto lo advierte el “Compendio de resultados sobre los laboratorios y su aportación al desarrollo de la agricultura nacional”, publicado en abril de este 2024 bajo la responsabilidad de los científicos Jorge Luis Requena y Brenda Checa.

Requena posee un doctorado en Agroquímica y Toxicología de la Academia de Agricultura Timiriazev de Moscú, Rusia, y ha laborado por más de 25 años en Sanidad Vegetal del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), mientras que Checa tiene una licenciatura en  Química y una maestría en Ciencias Químicas con especialidad en Química Analítica por la Universidad de Panamá y durante 23 años ha trabajado en la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal.

La sinopsis revela que una evaluación más detallada de los alimentos de origen vegetal, incluidos los importados, permitió determinar que el apio está entre los productos que presentaban un número “preocupante de violaciones de los límites máximos de residuos”, lo que genera mayor preocupación entre los consumidores de hortalizas.

Las tolerancias nacionales proporcionadas por el Ministerio de Salud para este rubro, siempre de acuerdo al documento, fueron superadas por 27 diferentes ingredientes activos, siendo los insecticidas clorpirifós, etoprofós, malatión y los fungicidas iprodiona y propiconazol los que con mayor frecuencia fueron cromatográficamente identificados. También existe preocupación por los ajíes y pimientos, se agrega.

El análisis de los resultados durante el período 2009-2020 señala que, de un total de 1,532 muestras de diferentes vegetales analizadas por el Laboratorio de Control de Residuos de Plaguicidas, unas 1,091 eran de productos nacionales y 441 importados.

Foto ilustrativa sobre el uso de los plaguicidas
Foto ilustrativa sobre el uso de los plaguicidas / Pixabay

Se registra que en 289 muestras se determinaron violaciones de los límites máximos de residuos, de las cuales 77 correspondían a vegetales importados y 212 a nacionales, un 17.5% y 19.4%, respectivamente.

“En ambos casos los porcentajes de transgresión de los límites máximos de residuos son altos, lo que nos invita a la reflexión”, señalan los investigadores.

Contactado, Requeña manifestó que el compendio recoge un período histórico “que poco se diferencia de la realidad del momento”.

Para el presidente de la Unión Nacional de Consumidores de la República de Panamá (Uncurepa), Pedro Acosta Insturáin, este es un tema de suma preocupación, por lo que “hay que validar este estudio y darlo a conocer a todas las instancias gubernamentales, pues estamos produciendo hortalizas que atentan contra la salud de la población. Este es un asunto de salud pública”.

Agregó que en estos tiempos en que mucho se habla de alimentación saludable es importante que el etiquetado de estos productos incluya la lista de los agroquímicos que se utilizan, ya que de lo contrario el consumidor no podrá comprobar que en realidad está consumiendo productos saludables.

Los científicos Requena y Checa reconocen que la necesidad de alimentos es cada vez más creciente, por lo que indican que en ciertas condiciones el uso de plaguicidas en las actividades agropecuarias genera la presencia de residuos indeseables en los productos tratados, lo que pone en riesgo la salud de las personas, quienes, como consumidores, se tornan cada vez más exigentes en términos de la inocuidad química.

De igual manera, desde el punto de vista ambiental, los plaguicidas pueden deteriorar la calidad del agua cruda y para el consumo humano, contaminar el suelo y el aire y afectar la existencia de ciertos organismos vivos. Detallan que en ciertas condiciones los fertilizantes pueden contaminar el suelo con metales pesados.

Requena recordó que la mayoría de los cultivos nacionales se siembran durante la temporada de lluvias, lo que hace que se den las condiciones ideales para la proliferación de todo tipo de plagas que para combatirlas requieren de agroquímicos, aunque apeló a las prácticas de buen uso.

A pesar de que dejó patentada su preocupación por el mal uso que en el país se le da a los agroquímicos, dijo que si nos comparamos con otros países, como España y Brasil, por ejemplo, “no estamos tan mal”.

En Panamá, el apio, el ají, el pimentón, la lechuga y el tomate se cultivan en secano, a expensas de las lluvias, durante los meses de mayo a junio, aunque bajo el sistema de riego la producción se da durante todo el año.

Las provincias de Chiriquí y Colón registran el mayor hectareaje sembrado de apio, mientras que el ají y el pimentón se cultivan en las tierras bajas de Los Santos, Herrera y Coclé, así como en las tierras altas de Boquete, Volcán y Renacimiento, en Chiriquí.

En tanto, la lechuga romana americana se produce en las tierras altas de Chiriquí, provincia que junto a Herrera, Los Santos y Coclé aporta la mayor producción de tomate, de acuerdo con el Catálogo de Productos del Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA).

 

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