El ancla pesada de la deuda pública
Economía en Panamá
Ciudad de Panamá, Panamá/El Gobierno Nacional recientemente hizo una venta de deuda soberana que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) catalogó como histórica. Y lo fue —aunque no solo por la cantidad de deuda vendida, como sugiere el MEF, sino también por el costo que tendrá que pagar el país para refinanciar su crédito.
Contexto
Al cierre de enero pasado, la deuda pública era de casi $47,000 millones, un 55% del tamaño calculado de la economía al cierre de 2023 —$83,000 millones.
Una parte importante de la deuda —casi $10,000 millones— la debemos a bancos internacionales, siendo el más notable el Banco Interamericano de Desarrollo, a quien debemos más de $4,000 millones.
Pero la mayor parte de la deuda está en las manos de los llamados bonohabientes: principalmente inversionistas internacionales, pero también locales, que compran los pequeños pedazos de deuda que son los bonos, letras y notas del Tesoro Nacional.
Para referencia, los bonos vendidos dentro de Panamá han suplido casi $7,000 millones de financiamiento al Tesoro. Por otro lado, los bonos vendidos en el extranjero han generado más de $30,000 millones.
No siempre fue así: antes de obtener su grado de inversión en 2010, Panamá dependía fuertemente de su relación crediticia con las instituciones financieras internacionales, interesadas en la implementación de agendas de políticas públicas en el país.
Después de obtener el grado de inversión, el mercado internacional de valores ha financiado gran parte del gasto público del país, preguntando no por las políticas públicas, sino por la certeza del repago a futuro.
Portafolio
Hoy, Panamá tiene emitidos 23 bonos distintos, incluyendo la reciente venta histórica de bonos al extranjero.
El bono más antiguo aún vigente fue lanzado en septiembre de 1997 por 30 años, venciéndose o “madurando” en el 2027. Desde entonces, ha estado pagando a sus compradores un interés anual del 8.88%.
Los bonos más recientes son tres emisiones que suman $3,100 millones, todas emitidas el pasado jueves, 22 de febrero.
Una es por $1,000 millones, vence en el 2031 y paga 7.5% anual. Otra es por $1,250 millones, vence en el 2038 y paga 8% anual. Y la tercera es por $750 millones, vence en el 2057 y paga 7.88% anual.
Estos intereses —formalmente llamados cupones— son bastante altos en relación a las tres emisiones previas a esas, en las que se estaba pagando un promedio de 6.71%, y las tres previas a esas, pagando un promedio de 3.35%.
De hecho, según analistas de la plaza, los mercados internacionales ya estarían tratando la deuda soberana panameña como si hubiera perdido el grado de inversión y los rumores entre inversionistas y banqueros es que la decisión podría ser confirmada incluso tan pronto como abril.
De paso, la emisión de bonos más pesada es aquella que vence en 2054, emitida hace un año, que nos generó $2,500 millones y por la que tenemos que pagar poco más de $170 millones anuales.
La más ligera hoy día es un bono de 2004 por el que tenemos que pagar $15 millones anuales.
Flotante
En total, Panamá debe cerca de $31,000 millones a los bonohabientes internacionales y paga un interés anual promedio —no ponderado— de alrededor de 5.6% para mantener ese saldo crediticio.
Para referencia, Panamá paga el valor del interés anual del bono hasta que llegue la fecha de vencimiento, en la cual debe pagar el monto que recibió originalmente.
Y de cara a pasados vencimientos, Panamá ha adoptado la estrategia común de refinanciar su deuda con nuevas emisiones de bonos.
De hecho, parte importante de la emisión de $3,100 millones es para pagar deuda previamente adquirida, por lo que no necesariamente sumará al total de la deuda pública una vez se hagan los pagos correspondientes.
Intereses
La subida de los intereses de Panamá para continuar atrayendo a compradores de bonos en parte obedece a las advertencias constantes que han emitido las tres casas calificadoras más importantes del mundo —S&P Global Ratings, Moody’s Investor Services y Fitch Ratings, en orden de fundación— sobre el manejo fiscal de Panamá.
Según tales entidades, el Gobierno Nacional ha recurrido a tácticas irregulares para cuadrar los números del Tesoro Nacional, desde lo más aceptable, como venta de inmuebles, hasta lo más cuestionado, como pedir dinero prestado mediante transacciones financieras como swaps, así evitando contabilizarlo como deuda, o demorar en el pago de sus cuentas con proveedores locales, por cientos de millones de dólares.
La creciente dependencia de deuda para mantener al sector público andando además del impacto económico de la pandemia y, posteriormente, el cierre de la mina de cobre en Donoso, han elevado pequeñas —pero no triviales— preocupaciones sobre la capacidad de repago de Panamá a futuro, aumentando su riesgo país y, por lo tanto, el interés a pagar.
Pero también nos encontramos en un ambiente de tasas altas.
En la última reunión del comité que determina la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), ese grupo determinó mantener tal tasa cerca de 5.3%.
Desde que empezó el siglo actual, la tasa de la FED nunca había estado tan alta —aunque se acercó a finales de 2006 e inicios de 2007— ni había experimentado un alza tan vertiginosa, pasando de menos del 1% a más del 5% en año y medio.
Décadas
Para referencia, al cierre de la década de 1990, Panamá estaba pagando cerca del 9% para vender sus bonos, recordando que esto fue antes de la incorporación del Canal de Panamá y sus áreas al territorio nacional.
Durante su primera década como una nación íntegramente soberana, Panamá lograba convencer a los inversionistas con poco más del 7%.
Ya para la segunda década del siglo corriente —después de obtener el grado de inversión en 2010— Panamá logró reducir su interés a cerca del 4%. Esto, luego de mostrar a los inversionistas internacionales su primer superávit fiscal en años y con la promesa de terminar la ampliación del Canal de Panamá.
Pero quizás, también, todo lo que baja debe subir y entre 2020 y 2024 —súbitamente— el cupón de nuestros bonos se ha tenido que duplicar para seguir obteniendo financiamiento internacional.
Análisis
Muchos números: ¿Qué nos dicen?
Los analistas difieren.
Algunos ven una sencilla necesidad detrás de las crecientes solicitudes de deuda del Gobierno Nacional, esperando un alza veloz en el aumento de la deuda en el mediano plazo para así financiar los importantes compromisos del Tesoro.
Otros indican que ya el crédito nacional se está agotando, no tanto por la falta de atención de inversionistas internacionales, sino por los intereses prohibitivos que se están cobrando, además de la inflexibilidad fiscal del futuro gobierno.
Lo que sí es cierto es que el costo del financiamiento panameño ha subido de forma notable bajo la administración actual, la cual se ha apoyado sobre deuda pública para pagar costos básicos como planilla.
De hecho, para el año corriente, el pago estimado de deuda será por cerca de $6,000 millones, mientras que los ingresos tributarios se estiman en $7,000 millones — se podría decir que la principal actividad del Gobierno Nacional es pagar deuda.
Qué tanto campo de maniobra tendrá la próxima administración con el ancla crediticia que le deja la administración actual es la pregunta de los miles de millones de dólares.