Cuando el amor se transforma en violencia: El peligro de las relaciones tóxicas en adolescentes

Toda una comunidad y dos familias hoy sufren las consecuencias de una historia de amor adolescente, que alguna vez estuvo marcada por risas y promesas, pero que de un momento a otro se tornó en un vínculo tóxico y mortal.

Fue en la noche del 3 de febrero de 2025 cuando un adolescente de 17 años utilizó un arma de fuego para acabar con la vida de otra adolescente de apenas 14 años, a quien el Ministerio Público identificó como la "pareja sentimental" del victimario. Según los reportes oficiales, el hecho violento ocurrió en la comunidad de Altos del Crispy, en el corregimiento de Belisario Frías, distrito de San Miguelito. De manera extraoficial se conoció que la víctima fue trasladada al Centro de Salud más cercano; sin embargo, no sobrevivió al impacto de bala.

Este femicidio se convierte en el primer caso de 2025 cometido contra una persona que aún no tenía la mayoría de edad. Por este hecho, el adolescente acusado se mantendrá bajo detención provisional por un período de 12 meses, mientras la Fiscalía Superior de Adolescentes de San Miguelito avanza en las investigaciones para esclarecer los hechos de este crimen.

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¿Qué es una relación tóxica?

La magnitud de este hecho violento reabre el debate sobre las relaciones amorosas entre adolescentes y los signos de alerta que los padres o tutores deben conocer, y de esta forma evitar que las relaciones tóxicas, como se denominan hoy en día, continúen su curso.

Yaravy Almanza, coordinadora del Centro de Atención Integral del Ministerio de la Mujer, explicó a TVN-2.com las implicaciones de una relación tóxica entre adolescentes y cómo salir de ella en un determinado momento. Almanza, quien además es psicóloga y especialista en temas familiares, subrayó la importancia del establecimiento de vínculos comunicacionales sólidos, para determinar a tiempo una posible irregularidad al momento en que un chico o chica se encuentra en una relación amorosa.

Si en esta relación hay control, alguien me obliga, me trata mal, me violenta, me dice cómo vestirme, me anula, me invalida, me cela, me intimida, me amenaza o quiere controlar mis salidas o con quién me relaciono en las redes sociales, todas estas cosas van tornando la relación abusiva y de alguna forma también violenta", explicó la psicóloga.

Las características de este tipo de relación violenta también implican ofensas verbales, físicas, manipulación con contenido íntimo, que también raya en un delito o culpar al adolescente de todas las cosas que ocurren, explica Almanza.

Aclaró que no existe una edad precisa en la adolescencia en donde la persona esté preparada para llevar una relación amorosa. Sin embargo, situaciones como la sumisión, la idealización de la figura masculina y la validación en la sociedad suelen estar detrás de las razones de una relación violenta o tóxica.

En estos casos, lo importante es que los padres o tutores estén conscientes de todo lo que puede conllevar una relación de noviazgo a temprana edad, lo que considera que "no debe ser", porque esto implica una conciencia real sobre lo que es una relación, y que en muchos casos, además, escala a la sexualidad, en donde los jóvenes quedan expuestos a diversas ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) que marcan la vida de la persona.

La especialista reconoce que en muchas familias la adolescencia es como "una guerra silenciosa en casa". Esto, debido a los cambios hormonales que sufren los jóvenes, muchas veces se retraen o deciden socializar solo con sus amigos o conocidos de su misma edad, y es difícil llevar adelante una conversación profunda sobre los problemas o situaciones que atraviesan.

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Signos de alerta

De acuerdo con la especialista, en el caso de la víctima, el aislamiento social en los adolescentes es una de las primeras situaciones a las que se debe prestar atención, pero también existen signos como falta de apetito, ansiedad, sudoración, palpitaciones, dolor en el pecho, trastornos del sueño, temor de salir al exterior o incluso indicios de suicidio; son todas situaciones que indican que algo no anda bien con ese chico o chica.

Señala que en la contraparte, que sería el agresor, también se debe estar consciente del comportamiento de cómo trata a su novia o a las personas que le rodean, y hablar con ese adolescente para hacerle saber que su actuar no es correcto.

Almanza expone que, en muchos casos, los niños que son expuestos a la violencia doméstica tienen altas probabilidades de que en un futuro no muy lejano también se conviertan en agresores.

Todas aquellas casas en donde hay o hubo, pueden ser probables víctimas o probables agresores, algo que no se tiene presente", precisó.

Otro punto a tener en cuenta para la psicóloga son las amistades o personas con las que más se relaciona el adolescente, toda vez que en el caso del femicidio ocurrido en Altos del Crispy el pasado 3 de febrero, un adolescente de 17 años tuvo acceso a un arma de fuego, y se reconoce que los varones son más propensos a verse involucrados en temas de delincuencia, debido a la alta cantidad de grupos delincuenciales que reclutan a jóvenes.

Una relación saludable

Recordó a los adolescentes y a los tutores que en una relación saludable "no se debe normalizar la violencia", y en el caso de no sentir confianza con los padres o tutores, siempre traten de buscar ayuda con alguna otra persona mayor, ya sea un profesor, otro familiar o un profesional.

Lo importante es identificar qué cosas no son buenas para mí, tener siempre un checklist de las cosas que no quiero en mi relación, y si veo que una persona está compartiendo conmigo y me agrada, pero empieza a hacer estas cosas, entonces tengo que poner un alto y detener esa relación", remarcó. — Yaravy Almanza - Psicóloga del Ministerio de la Mujer

Enfatizó que es importante incluir a los jóvenes en actividades recreativas, sociales o integraciones religiosas, lejos de las pantallas del celular o la computadora, ya que de esta forma se puede ayudar a los adolescentes a desarrollar valores y principios, con los que puedan entender la gravedad de matar a una persona y las repercusiones sociales que tiene una acción de tal magnitud.