Amor, racismo e injusticia en la zona del Canal
Historia de Panamá
Ciudad de Panamá/La vida en la penitenciaría de Gamboa en la Zona del Canal la conocemos a través de la historia de Atá, el protagonista de Gamboa Road Gang, novela icónica de la literatura canalera del escritor Joaquín Beleño.
Cuenta la historia de un panameño del barrio de El Marañón, hijo de una antillana y un gringo, “un chombo-blanco” como se les conocía, que se enamora de una gringuita. El padre de la chica al enterarse de la relación lo acusa de violarla y la justicia estadounidense lo condenan a 50 años de cárcel.
Pero, aunque es una novela de ficción está basada en un caso de la vida real. Tal y como lo retrata Beleño —que también era periodista— en su novela, la historia de Lester León Greaves es considerado un caso emblemático de injusticia racial y colonial en Panamá, en el contexto de la Zona del Canal.
Greaves fue un panameño de ascendencia afroantillana, quien en la década de 1940 fue acusado y condenado por la violación de una joven blanca estadounidense, un delito que muchos creen que nunca cometió.
Sentencia histórica
Fue un juicio histórico con amplia cobertura de parte de la prensa de la época, tal como señala Errol Caballero en el artículo El final de una tragedia “zonian”, publicado en La Estrella de Panamá en 2015:
"Todo el peso de la ley cayó sobre Lester León Greaves, panameño de descendencia antillana y de 20 años de edad, que se declaró culpable del delito de estupro, cuando el juez zoneíta Bunk Gardner lo sentenció ayer a sufrir la pena de 50 años en la penitenciaria de Gamboa, con la recomendación de que jamás debe otorgársele clemencia al acusado en ningún tiempo, por ninguna razón y bajo ninguna circunstancia.
Esta es la pena máxima establecida por el Código Penal de la Zona del Canal. La Corte hizo notar que no está en posición de predecir qué actitud tomará en el futuro si alguna petición de perdón o de clemencia se hace en favor del acusado, pero que sería inútil para cualquiera escribirle ahora sobre el hecho particular porque ha hecho constar su decisión”, citando la primera plana de El Panamá América del 2 de abril de 1946.
Nimia Beleño, hija del autor, asegura que la severidad de la condena contra Greaves de parte del juez se debe a que en su intervención —en la que se declaró culpable de estupro— añadió “ustedes los gringos tienen la sangre fría; y nosotros los negros la sangre caliente, por eso sus mujeres nos buscan a nosotros los negros”. Este comentario provocó la ira del juez que en vez de condenarlo a 10 años, como era lo previsto, lo sentenció a 50.
La vida en prisión
La penitenciaría de Gamboa en zona del Canal, hoy convertida en la cárcel El Renacer, tenía como inquilinos, además de privados de libertad por crímenes graves, en su mayoría a ladrones de iguanas, de hierro, hasta de mangos.
Como dice Gerardo Maloney en su artículo Crimen y Castigo en la zona del Canal de Panamá, publicado en La Estrella de Panamá en 2014, “La cárcel no era solamente un sitio de corrección, sino una fuente importante de mano de obra. Otro de los componentes importantes del sistema judicial lo conformaba el régimen carcelario de la Zona del Canal, esta tenía como objetivo central, no solamente garantizar el orden, sino mantener los niveles de productividad de los trabajadores”.
En el artículo se describe como el prisionero despertaba a las cinco y treinta de la madrugada se aseaba antes de ir al desayuno, que consistía en carne guisada, arroz, papas o ñame, café y una libra de pan.
Después del desayuno, los guardias le colocaban en los tobillos de los reclusos una bola enorme de metal de aproximadamente dieciocho a treinta libras de peso, asegurada por gruesas cadenas de ocho pies de largo.
Los prisioneros encadenados tenían que marchar por una o dos millas, antes de llegar a los sitios de labores. En las noches cenaban prácticamente lo mismo que en el desayuno. Entre las seis y nueve de la noche era tiempo libre, y se les permitía hablar.
El código de silencio era parte importante de la seguridad; los prisioneros no debían hablar entre las celdas ni en los comedores ni en el trabajo.
Entre las labores que realizaban los presos, Maloney destaca que, “para la Compañía el trabajo más productivo era la construcción de carreteras, a pesar de que significaba para el prisionero superar las dificultades y peligros de los pantanos, y las lluvias torrenciales. El trabajo de carretera, hacia visible al público el prisionero, lo que facilitaba su custodio, y significaba, además, humillarlo”.
Todo esto lo podemos vivir con lujo de detalle en la ficción de Beleño en la que a veces los prisioneros soñaban con escaparse y llegar a la seguridad del otro lado de la frontera: Panamá.
Entre los datos a destacar del artículo de Maloney está en primer lugar la gran cantidad de antillanos entre los detenidos —estadística más alta— en las cárceles de la Zona del Canal, así como las causas de las violaciones frecuentes: “intoxicaciones, alcoholismo y conducta desordenada, alteraciones de la paz, asaltos, atracos pequeños, holgazanear, vagancia”, entre otros delitos menores.
Historia de amor
Lester León Greaves creció en el barrio de El Marañón. Su padre era de Barbados y su madre de Santa Lucía, quien trabajaba para un alto funcionario de las fuerzas armadas de la Zona del Canal como “nana y doméstica”. Los Rodney, que vivían en las faldas del cerro Ancón, tenía un hijo llamado Bobby y una hija llamada Annabelle, los que se convirtieron en los compañeros de juegos y aventuras de Lester.
A medida que fueron creciendo la camaradería entre Annabelle Rodney y Lester se fue convirtiendo en algo más. Cuando su padre se dio cuenta de lo que pasaba, acusó a Lester de violación, ya que no podía aceptar que su hija tuviera amores con un “negro”, así que la mandaron inmediatamente a Annabelle a los Estados Unidos.
En la ficción de Beleño, Annabelle y Atá intercambian correspondencia, la única prueba de su inocencia son esas cartas de amor que Annabelle le manda desde Estados Unidos donde le declara su amor y remordimiento por no poder ayudarlo. Pero un día las cartas desaparecen. Según la hija del autor, sí existió esta comunicación.
Liberar a Lester
La tragedia de Lester Leon Greaves se populariza cuando Gamboa Road Gang ganó el premio Ricardo Miró en 1960. Y empieza un movimiento liderado por Thelma King para liberarlo de la cárcel.
Según Caballero, “El caso de Greaves fue debatido hasta en la Asamblea Nacional, y en varias ocasiones se interrogó a la Cancillería panameña sobre las gestiones para la consecución de la libertad del detenido. El excanciller Aquilino E. Boyd hizo representación en el caso Greaves en 1959, las cuales fueron reiteradas por su sucesor, el licenciado Miguel J. Moreno Jr., en 1959”.
Cuando en ocasiones se llegó a decir que el juicio y sentencia de Greaves no fue hecho en forma pública y que no se le concedió el derecho a un abogado, “el juez Guthrie F. Crowe, de la Corte Distritorial de la Zona, declaró en una ocasión que a Greaves se le había juzgado en forma justa, que fue representado por un consejero y, además, se le dieron amplias facilidades para que hablara en su propia defensa”.
Finalmente fue indultado por el William Carter, Gobernador de la zona del Canal. Ante su liberación el diario La Hora tituló la primera plana del 16 de enero de 1962: “15 años, 9 meses, 13 días y 6 horas en Gamboa”.
Greaves fue sentenciado a 50 años de prisión, pero su condena fue conmutada después de casi 16 años de reclusión. La supuesta violación nunca fue comprobada, y el caso estuvo marcado por el prejuicio racial: ser negro era en sí mismo una condena en el contexto social y jurídico de la época.
La historia de Greaves refleja las tensiones raciales y la dinámica de poder entre Panamá y los Estados Unidos, especialmente en lo que respecta a la administración de la Zona del Canal.
El impacto de su historia trascendió su vida personal, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la injusticia y la discriminación racial en Panamá.
Aunque fue liberado, la vida de Greaves y su legado continúan siendo un testimonio de las heridas abiertas por el colonialismo y el racismo en la historia panameña. Su historia también cuestiona la narrativa oficial y fomenta una reflexión crítica sobre la justicia y la igualdad racial. Lester León Greaves murió el 25 de marzo de 2015.
La narrativa de Lester León Greaves, en Gamboa Road Gang, al igual que toda la obra de Joaquín Beleño, invita a una reflexión profunda sobre las consecuencias humanas del imperialismo y la discriminación, y cómo estas dinámicas históricas continúan afectando a las sociedades contemporáneas.
Solo conociendo nuestra historia podemos entender el presente.