El impacto de la reversión del canal de Panamá en la cultura e identidad nacional

Reversión del canal de Panamá

El Canal de Panamá: un sueño hecho realidad y el desafío de su legado.

Edificio de la Administración del Canal
Edificio de la Administración del Canal / Foto Canal de Panamá

Ciudad de Panamá, Panamá/“El sueño de un país único, total, bajo un solo territorio fue parte de una aspiración que teníamos todos los panameños a lo largo de tantos años”, expresó Ricaurte Vásquez, administrador del Canal, durante el lanzamiento de la campaña "Hechos del Canal". Esa reflexión encapsula la esencia de la lucha por la soberanía que culminó el 31 de diciembre de 1999.

Ese mediodía, Panamá asumía el control total de la vía interoceánica, cumpliendo así con los Tratados Torrijos-Carter firmados en septiembre de 1977. El acto no solo consolidó la soberanía del país, sino que marcó un antes y un después en la identidad nacional.

La transferencia del canal de Panamá marcó un antes y un después, transformando radicalmente la identidad nacional, sobre todo por el hecho de que se consolidó la soberanía y el desarrollo, pero también un impulso importante en la responsabilidad de administrar de manera eficiente y responsable uno de los activos más importantes del país”, explicó la socióloga Marina Ábrego.

El presidente Jimmy Carter, el secretario general de la OEA, Alejandro Orfila, y el general Omar Torrijos en la firma de los tratados Torrijos-Carter.
El presidente Jimmy Carter, el secretario general de la OEA, Alejandro Orfila, y el general Omar Torrijos en la firma de los tratados Torrijos-Carter. / AFP

Una nueva era de oportunidades y desafíos

La reversión trajo consigo un crecimiento económico significativo. Los ingresos generados por el Canal fortalecieron sectores como la logística, el turismo y los servicios. Panamá se convirtió en un hub logístico mundial, atrayendo a empresas transnacionales que reconocían el potencial de la vía interoceánica.

No obstante, también quedó en evidencia una asignatura pendiente: la distribución equitativa de esos recursos.

El historiador y docente Rommel Escarreola fue crítico al respecto: “Como panameños uno se siente orgulloso, ha habido una recompensa emocional por haber logrado ese sueño y nos sentimos contentos, pero yo en mi interior no siento esa satisfacción porque no creo que el Canal, en estos momentos, esté sirviendo para el beneficio social de los ciudadanos, a pesar de que es un logro, pero eso es lo que siento y eso es lo que siente el pueblo”.

No se siente identificado porque el proyecto de soberanía nacional, integridad y de la identidad nacional no le ha llegado al panameño común”, acotó.

Es preciso señalar que una tercera parte de los panameños no había nacido al momento de la transferencia del Canal hace 25 años. Incluso, el administrador del Canal hizo hincapié en la importancia de revisar la historia de los hechos que llevaron hasta la reversión del Canal. ¿La razón? “La mitad de la población no vivió los eventos del 9 de enero de 1964, no tiene esa relación histórica, de ese testimonio blanco y negro que toma color con la firma de los tratados Torrijos-Carter, que es la consecuencia de aquellos eventos”, planteó.

Seinar Carbonell, un joven de 35 años de edad, que asegura que el Canal es un hecho histórico y de orgullo nacional, dijo a TVN-2.com que se requiere que el 31 de diciembre sea una fecha con más exposición, pues para algunos suele pasar desapercibida. Para ese entonces, este joven solo contaba con 10 años.

En medio de esa tarea pendiente del país y de posibles lagunas sociales-históricas de los ciudadanos, el Canal de Panamá se ha consolidado como un ícono de identidad nacional, representado por la bandera panameña ondeando en el edificio de la administración del Canal y en el cerro Ancón, lo que es un poderoso recordatorio de la soberanía recuperada. Asimismo, la poesía, la literatura y el arte panameño han encontrado inspiración en esta hazaña.

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Ejemplo de estas huellas imborrables que ha dejado la reversión en la identidad nacional es que ha ayudado a fortalecer diversos símbolos y tradiciones culturales, entre ellos, la bandera. Incluso, el mismo 31 de diciembre, que se convierte en una fecha de celebración, recordando que “se logró uno de los sueños más deseados y se logra fortalecer el sentido de comunidad (…)”, dijo la también docente Marina Ábrego.

Buque cruzando el Canal de Panamá
Buque cruzando el Canal de Panamá / TVN Noticias

También planteó como una cultura que se ha fortalecido con la reversión del Canal a manos panameñas el respeto al medio ambiente, pues la conservación del Canal y su ecosistema se ha convertido en una prioridad nacional, promoviendo una conciencia ambiental y un compromiso de sostenibilidad.

Por su parte, su colega Carlos Escudero considera que se ha fortalecido “el amor” por el espacio en otrora “prohibido”, ese espacio territorial que era “No Trespassing” para los panameños.

Hoy podemos mirar a los niños buscando un mango a las orillas del edificio de la administración o caminar con cierta libertad por las antiguas zonas”.
El canal de Panamá se convierte a raíz de la reversión en un orgullo nacional, porque ese sentimiento nacional y de unidad entre los panameños consolida de esta manera la identidad nacional”, destacó la socióloga Ábrego sobre el aspecto social.

Un espacio para todos

Carlos Vallarino, cantautor panameño, compartió su conexión personal con el Canal: “El Canal es un lugar para llevar a mis amigos y conocidos. Admirar esta obra me da paz y tranquilidad… me gusta agarrar el carro y mirar si va pasando un barco o el agua tranquila. Es un spot donde encuentro claridad”, dijo durante el lanzamiento de la campaña “Hechos del Canal”.

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Sin embargo, el impacto emocional de la reversión contrasta con las desigualdades persistentes. En ese sentido, Ábrego acota que se esperaba que con la reversión hubiese una mayor equidad social, sin embargo, “podemos observar que eso no ha sido del todo cierto en la medida en que todavía persiste mucha desigualdad en el país y los recursos que ha generado el Canal no han sido utilizados de la manera correcta, debido a la mala distribución de las riquezas que se generan a través de una vía tan importante como el Canal de Panamá”.

El camino por recorrer

Es por ello que se podría decir que, 25 años después de la reversión, la identidad nacional de Panamá sigue en construcción, señaló el sociólogo Carlos Escudero: “150 años de presencia estadounidense en Panamá diseñaron un tipo de ser social con una cultura próxima a los Estados Unidos. Veinticinco años después, podemos decir que la identidad nacional sigue siendo un proceso en construcción que no terminó en 1999, sino que tomó un giro de 180 grados para abocarse a otro tipo de problemas como la pobreza, la corrupción, etc”.

La reversión trajo por un momento una esperanza de mejores días para todos y no solo para algunos. Mientras se solucionan los problemas cotidianos, la identidad sigue en construcción”, precisó.

Así las cosas, el canal de Panamá no solo es una vía de conexión mundial, sino también un recordatorio constante de los sacrificios y sueños de generaciones de panameños. Su historia inspira, pero también desafía a construir un futuro donde los beneficios de este legado alcancen a todos por igual.

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