25 años de la reversión del canal de Panamá: El monumental reto que enfrentaron sus administradores

Canal de Panamá

Los ingenieros Alberto Alemán Zubieta y Jorge Luis Quijano, junto al financista Ricaurte Vásquez, compartieron en exclusiva con TVN-2.com sus experiencias, retos y visiones sobre el futuro del canal de Panamá, basadas en sus respectivas gestiones al frente de esta emblemática obra.

Ciudad de Panamá, Panamá/El canal de Panamá, que representa un símbolo de orgullo e identidad para millones de panameños, es reconocido a nivel mundial como una de las grandes maravillas de la ingeniería moderna. Con el paso de los años, esta vía interoceánica fue testigo de momentos claves en la historia panameña, donde el destino y rumbo del país fue trazado.

Uno de ellos fue el 31 de diciembre de 1999. Una fecha inolvidable para cientos de personas que se encontraban en las calles con altas expectativa y emoción, donde el mundo también observó cómo finalmente Estados Unidos transfería el Canal a manos panameñas.

De esta forma, se consolidó la soberanía plena de Panamá sobre esta estratégica ruta marítima. Este evento no solo marcó el inicio de una nueva era, sino que también reafirmó su control sobre lo que sería su futuro. Durante estos periodos, la franja canalera enfrentó múltiples desafíos que demandaron visión, liderazgo y compromiso. A 25 años de este acontecimiento, tres de sus figuras claves concedieron a TVN-2.com una entrevista en exclusiva sobre cómo el significado del Canal trasciende su función de una infraestructura de transporte y logística marítima: Alberto Alemán Zubieta, Jorge Luis Quijano y Ricaurte Vásquez.

Cada uno dio a conocer a este medio cómo en su momento, al frente de esta monumental obra, enfrentó decisiones cruciales. Sin embargo, su inquebrantable compromiso con el desarrollo nacional fue una constante durante sus gestiones al frente de la franja canalera. A su vez, sus perspectivas a futuro sobre los nuevos desafíos que enfrenta el Canal.

Miles de globos de los colores de la bandera de Panamá en las inmediaciones del edificio de la Administración del Canal el 31 de diciembre de 1999.
Miles de globos de los colores de la bandera de Panamá en las inmediaciones del edificio de la Administración del Canal el 31 de diciembre de 1999. / AFP

¿Qué representó, tanto a nivel personal como profesional, asumir la responsabilidad de ser administrador del canal de Panamá?

Alemán Zubieta: Para mí fue un enorme reto y una gran responsabilidad, dado que fui designado durante el último período de la transición del canal de Panamá de Estados Unidos a Panamá. Además, me correspondió guiar a la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) desde sus inicios en 1998 hasta 2012, en donde se colocó el Canal bajo manos 100% panameñas en esta nueva forma de gestionarlo.

Quijano: Mira, lo primero que debo decirte es que nunca pensé ni aspiré a ser administrador. Mi filosofía siempre fue hacer lo mejor que podía en cualquier trabajo que me asignaran. Si de ahí me reconocían para la próxima promoción, y así fue, entonces bienvenido sea.

Recuerdo que, en octubre de 2011, el ingeniero Alemán Zubieta me invitó a tomar un café. Durante esa reunión, me planteó que su período como administrador estaba por culminar al año siguiente, motivo por el cual, era necesario comenzar a evaluar posibles candidatos para ocupar el puesto. Me expresó que consideraba que yo podría ser uno de los nombres a presentar en la mesa, pero quería saber si estaba dispuesto a asumir el cargo en caso de ser seleccionado.

Le dije: “Mira, déjame pensarlo este fin de semana porque no estaba preparado para esto, y te aviso”. Y eso fue lo que hice. Necesitaba hablarlo con mi familia, porque eso también cambiaba la dinámica familiar debido a la intensidad del trabajo, que no sería ya el de un vicepresidente, sino el control total de la administración del Canal.

Después de conversar con mi esposa, ella me animó a aceptar la oportunidad. Me dijo: “Creo que debes seguir adelante. Acepta que te consideren y veamos qué pasa”. Así fue como todo se desarrolló. Para mí, fue un honor haber sido seleccionado por la Junta Directiva y trabajar con ellos durante esos siete años. Además, de poder sacado adelante la ampliación del Canal, que ha representado tanto rédito como orgullo para todos los panameños.

Vásquez: Es curioso porque el Canal siempre ha sido dirigido por ingenieros. Tener una persona con un entrenamiento distinto aporta un punto de vista diferente a la operación y gestión del canal de Panamá. En ese momento, me encontraba retirado de la corporación donde había trabajado y estaba dedicado a la docencia. Era docente de economía en una universidad local, y gran parte de mi tiempo lo dedicaba a la educación.

De repente, surgió la posibilidad de ser considerado como administrador del Canal, algo que definitivamente no estaba en mis planes de vida. De hecho, no tengo residencia en la Ciudad de Panamá; vivo en el interior del país. Solo viajaba a la ciudad para dictar clases y de una vez me regresaba.

Ser administrador es un trabajo de tiempo completo, siete días a la semana, 24 horas al día. Era un cambio significativo a la rutina que había planeado para mi vida. Para mí la parte profesional, ya más dedicada a la docencia y a otras cosas, era digamos el norte que perseguía. El “mal criar a los nietos”. Ese tipo de vida. Entonces apareció el Canal, por así decirlo, “llegó”.

Sabemos que su historia tiene un carácter peculiar, similar al de muchos jóvenes que inician en una institución. ¿Podría compartir más sobre sus comienzos en el Canal de Panamá?

Vásquez: Comencé como asistente estudiantil en 1972. En ese tiempo, el Canal bajo la administración de Estados Unidos tenía un programa para estudiantes universitarios panameños y estadounidenses. Durante las vacaciones universitarias en Panamá, aquellos que estudiaban en universidades de Estados Unidos podían participar, y en el verano panameño, se ofrecía el mismo programa a los estudiantes locales.

Mi experiencia comenzó en la oficina de personal, donde trabajé archivando documentos y atendiendo solicitudes de empleo por un período de tres meses. Curiosamente, mi número de trabajador en el Canal de Panamá es el mismo que tuve con la Comisión del Canal de Panamá, la entidad estadounidense de ese entonces. Es un número muy bajo en comparación con los actuales, lo que refleja que mi relación con el Canal data de muchos años

Posteriormente, participé en el proceso de transferencia del Canal a manos panameñas. Durante las negociaciones de los tratados, trabajé como un joven economista en el Ministerio de Planificación. Realicé cálculos sobre el valor de las tierras y aguas, aspectos clave en la negociación económica con el país norteamericano. Más tarde, ya en el proceso de transferencia, revisé el programa de modernización del Canal desde una perspectiva económica, evaluando los niveles de peajes necesarios para garantizar que se realizaran las inversiones y que el Canal se entregara en óptimas condiciones operativas.

Esta experiencia inicial me llevó a colaborar de manera voluntaria, hasta que se abrió la plaza de director de Finanzas de la Comisión del Canal de Panamá. Fue un concurso internacional en el que participé y resulté seleccionado. Así fue como regresé formalmente a la institución.

Con la transferencia del Canal, asumí nuevas responsabilidades. En 2004, me invitaron a ser ministro de Economía y Finanzas, así como ministro para Asuntos del Canal. En ese momento, tomé licencia en la entidad. Al concluir mi gestión como ministro, renuncié al Canal de Panamá y pasé a trabajar en una corporación multinacional.

Alberto Alemán Zubieta, exadministrador del Canal de Panamá.
Alberto Alemán Zubieta, exadministrador del Canal de Panamá. / TVN Noticias

¿Cómo describiría la hoja de ruta que se diseñó durante su administración para garantizar el éxito del canal de Panamá?

Alemán Zubieta: Todo comenzó con un gran acuerdo nacional. A partir de ahí, nos enfocamos en establecer la Ley Orgánica, un proceso que contó con una amplia participación ciudadana. Fue un momento en el que los panameños logramos un consenso para crear este nuevo marco legal bajo el cual operaría la institución que pasó a llamarse la Autoridad del Canal de Panamá.

Considero que este proceso marcó un cambio profundo. Pasamos de una empresa gestionada bajo un sistema de balance cero, como lo hacía el modelo norteamericano, a una que debía ser eficiente, rentable y capaz de generar retornos para Panamá. Nos preparamos para esa transformación, ajustando la cultura organizacional y cambiando nuestra manera de pensar. Entendimos que debíamos competir, ganarnos nuestra posición en el mundo, y demostrar que no solo éramos capaces de manejar el Canal, sino también de enfrentar y superar los desafíos que se presentaran.

Quijano: Mira, se lograron muchas cosas. Antes de asumir el rol de administrador, me encomendaron liderar la ejecución de la ampliación del canal de Panamá, un proyecto que comencé a trabajar en agosto de 2006. Por lo tanto, mi labor de trazar una hoja de ruta no comenzó en 2012, sino desde ese momento. Cuando asumí como administrador en 2012, mi enfoque principal fue culminar exitosamente la ampliación.

A la vez, trabajamos en paralelo en fortalecer la relación con nuestros clientes, asegurándoles que completaríamos la obra, explicándoles cómo operaría, y planteando incluso la posibilidad de permitir el paso de buques más grandes de lo inicialmente estimado en el diseño original de la ampliación.

Vásquez: Creo que el canal de Panamá ha atravesado dos o tres grandes etapas. La primera fue la transferencia, donde demostramos al mundo que los panameños éramos capaces de gestionarlo de manera eficiente, y lo logramos con éxito.

Luego vino la etapa de construcción del tercer juego de esclusas, una obra emblemática desarrollada por la ACP. Desde entonces, y durante los últimos 50 años, ha quedado claro que la operación del Canal depende fundamentalmente del agua dulce y de las lluvias.

De hecho, el día que fui designado, cuando me preguntaron cuál consideraba el mayor reto para el canal de Panamá, desde el primer momento respondí que el tema más crítico siempre sería el agua. El segundo reto, y quizás el más estratégico, es incorporar al Canal al desarrollo integral del país. Parte de este esfuerzo se lleva a cabo en la cuenca hidrográfica del Canal, y otra parte se enfoca en la región de la ribera oeste, promoviendo actividades que permitan que más panameños participen en el corazón logístico que representa el Canal.

No se trata únicamente de una operación exitosa de tránsito, sino también de explorar nuevas posibilidades, como el movimiento de carga, la conectividad vial, y otras iniciativas que integren al Canal con el desarrollo nacional. Esta visión busca trascender y generar un impacto más amplio, fomentando el progreso de Panamá en su totalidad con un enfoque integrador y sostenible.

Jorge Luis Quijano, exadministrador del Canal de Panamá durante el periodo de 2012-2019.
Jorge Luis Quijano, exadministrador del Canal de Panamá durante el periodo de 2012-2019. / TVN-2.com

El Canal no es solo una obra de ingeniería; es el corazón de la historia de Panamá, un reflejo de la lucha por la soberanía y una fuente inagotable de orgullo. ¿Qué representa este legado para los panameños?

Alemán Zubieta: Estamos aquí, en un lugar de enorme significado para mí: el Monumento a los Mártires del 9 de enero y la Llama Eterna. Este lugar simboliza ese momento histórico en el que luchábamos por nuestra soberanía, cuando deseábamos que la bandera panameña fuera la única que ondeara sobre nuestro territorio.

Ese anhelo se concretó el 31 de diciembre de 1999, cuando la bandera panameña flameó en solitario en el edificio de administración del Canal. En ese momento, adquirimos plena soberanía sobre todo nuestro territorio. Pero más allá del simbolismo, asumimos también la gestión de nuestro mayor activo: la posición geográfica de Panamá.

Ese activo ha sido clave para nuestro desarrollo. Por ejemplo, con la ampliación del Canal, demostramos nuestra capacidad como nación. Sin embargo, no podemos quedarnos ahí. Panamá es hoy el centro portuario más importante de toda Latinoamérica, pero debemos seguir creciendo, innovando y aportando, porque solo así garantizaremos mayores beneficios para nuestro país.

Quijano: A lo largo del tiempo, el canal de Panamá ha realizado muchos aportes, principalmente económicos. Sin embargo, considero que uno de los aportes más valiosos es el orgullo que genera en los panameños. Cuando un panameño habla del Canal, se infla de orgullo. Lo mismo me ocurre a mí, y no solo porque trabajé 44 años en el Canal. Mi esposa también dedicó 36 años de su vida al Canal.

Cuando asumí el puesto de administrador, le pedí que se jubilara. Fue una decisión difícil, especialmente para ella, pero lo hicimos para evitar cualquier percepción de nepotismo. Entramos al Canal de forma independiente: yo como un "pinche" ingeniero y ella en una oficina de personal. Somos una familia canalera y, hasta el día de hoy, seguimos atentos a todo lo que el Canal aporta y representa para Panamá.

Vásquez: Los panameños sentimos un profundo orgullo por el Canal. Durante la transferencia, hicimos una contribución trascendental: demostramos que éramos capaces de gestionar esta obra monumental con excelencia.

Ese momento marcó un hito en la autoestima nacional. Los panameños nos reconocimos como un pueblo capaz de realizar grandes cosas. Más tarde, con la ampliación del Canal, diseñada y ejecutada con recursos y contratistas panameños, consolidamos aún más ese orgullo. Desde entonces, hemos fortalecido nuestra identidad como una nación que lidera proyectos de impacto global y que sabe convertir sus recursos en grandes oportunidades.

Ricaurte Vásquez Morales, administrador del Canal de Panamá.
Ricaurte Vásquez Morales, administrador del Canal de Panamá. / TVN-2.com

Actualmente, el canal de Panamá enfrenta diversos retos debido a las constantes variaciones climáticas. En este contexto, se han planteado diversas propuestas para garantizar su sostenibilidad a largo plazo, como el proyecto de un reservorio multipropósito en la cuenca del río Indio, el cual cuenta incluso con un fallo de la Corte Suprema de Justicia que autoriza al Canal a disponer de la cuenca occidental donde se ubica dicho río.

¿Podría compartir su opinión respecto a este proyecto? ¿Qué otras propuestas se han planteado?

Alemán Zubieta: El proyecto de Río Indio se estudió en los años 30, cuando los estadounidenses iniciaron la ampliación del tercer juego de esclusas del Canal, pero lo detuvieron debido a la guerra. En ese entonces, se enfrentaron a la decisión de construir Río Indio o la represa de Madden, ubicada río arriba en el Chagres.

Finalmente, se optó por la represa Madden porque permitía controlar las crecidas del río Chagres mediante un embalse adicional. Sin embargo, Río Indio siempre fue una alternativa interesante por su cercanía al lago Gatún, un lago artificial. En el estudio que encargamos recientemente, se identificó que, desde Coclé del Norte, es posible transportar agua a través de un sistema que incluye los ríos Coclé del Norte, Toabré, Caño Sucio y Río Indio, conectando todo este sistema para llevar el agua al lago Gatún, la fuente principal de abastecimiento.

Quijano: Yo creo que el Canal no tiene otra alternativa más que buscar nuevas fuentes de agua. Hemos agotado la capacidad original de la cuenca hidrográfica del río Chagres, que era nuestra fuente principal.

El Canal necesita formar parte de un esfuerzo integral con todos los sectores, no puede limitarse a atender exclusivamente a sus clientes. Es hora de integrarnos y generar sinergias para que el clúster logístico y el sistema nacional prosperen.

Vásquez: Hemos analizado al menos una docena de alternativas, y hemos concluido que un reservorio multipropósito puede proporcionar el agua necesaria para abastecer a más de la mitad de la población. No olvidemos que el agua que consumimos en el área metropolitana proviene de la cuenca del Canal.

El consumo humano está creciendo constantemente. Aunque el tránsito por el Canal se mantiene relativamente constante, el agua para consumo humano es un derecho inalienable. La solución que propone el Canal busca equilibrar el uso del agua entre las necesidades operativas y el consumo humano. Pero al final, agua es agua, y el país necesita que gestionemos este recurso de manera más eficiente.

Imagen ilustrativa renderizada del embalse en el río Indio.
Imagen ilustrativa renderizada del embalse en el río Indio. / Canal de Panamá

Preservar el legado del Canal es más que un compromiso: ¿Qué valores y aprendizajes se debería transmitir a las nuevas generaciones?

Alemán Zubieta: Tenía 13 años cuando ocurrió el 9 de enero. Muchas personas hoy ni siquiera vivieron ese momento ni la revisión del Canal. Es importante recordar que nuestro país nació de una separación de Colombia, impulsada por el canal de Panamá.

Como nación, estamos íntimamente ligados al Canal. Panamá logró unir a los panameños en este esfuerzo monumental. Hoy contamos con una institución fuerte que opera para el beneficio del país. Este proceso también nos enseñó a creer en nosotros mismos, a no limitarnos ni aceptar que nos digan que no podemos lograr algo. La ampliación del Canal fue diseñada, planificada y ejecutada por panameños, con nuestras propias manos y nuestro propio riesgo.

Quijano: Es crucial mantener la política fuera del Canal y garantizar que allí trabajen los mejores. Panamá tiene mucho talento, pero también enfrentamos deficiencias educativas. La clave para llevar adelante un Canal eficiente y ejecutar proyectos monumentales radica en la formación de los trabajadores, quienes deben contar con competencias sólidas, una buena educación y un compromiso inquebrantable.

El trabajo en el Canal no es simplemente un empleo, es una misión. Una misión que honra a los mártires que dieron su vida por la soberanía del Canal, y nosotros tenemos la responsabilidad de continuar mejorándolo para el beneficio de todos los panameños.

Vásquez: Edúquense, lean, investiguen y discutan. Eso se ha perdido mucho. La tecnología y la pandemia nos han aislado. Nos falta debatir más y comprender mejor nuestra historia.

En Panamá, hay un desconocimiento preocupante sobre nuestra propia historia. No hemos hecho lo suficiente por darla a conocer, y nuestra historia está llena de eventos significativos. Por más de 500 años, hemos sido un referente en el comercio internacional y un punto de tránsito estratégico.

La mera negociación con Estados Unidos es un ejemplo claro: un país pequeño enfrentándose a la mayor potencia mundial. Ese proceso histórico y cómo lo logramos sigue siendo un relato oculto. Estamos marginando el conocimiento de nuestra identidad como nación, y eso es peligroso. Una nación sin identidad está condenada a la incertidumbre, guiada únicamente por los vientos del azar.

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