De partidas discrecionales y ñañequerías
Las partidas discrecionales han sido cuestionadas por distintos sectores, desde la administración del Presidente Pérez Balladares, cuando incluso se les llamó partidas secretas.
Eran días en que no existía ley de trasparencia y no había obligación de publicar todos los gastos del Estado y era fácil para el gobierno ocultar la utilización del algunos recursos que aunque no fuera para fines ilegales ni tampoco a perderse si era altamente cuestionado.
De esa partida, en distintos gobiernos, ha salido dinero para regalos a visitantes, ropa de marca de diseñador para el presidente (hombre o mujer), relojes Cartier para regalar a diputados y también para muchas cirugías de urgencia a niños en el extranjero y mucha ayuda humanitaria, mucha.
Que el presidente pueda disponer de dinero del Estado para una acción de emergencia no me incomoda, aunque creo que con una previsión más eficaz eso puede estar en los presupuestos de cada ministerio.
Es válido cuestionar al presidente Varela por el uso de esas partidas, pero no olvidemos que todos los presidentes la han tenido y en todos los casos su uso es cuestionado, así que a los polítiqueros que ahora se hacen los indignados: ¡FUERA! Que en su momento callaron, dejen esas preguntas a los periodistas sin sesgo político o a los grupos que no han estado en el poder.
El error de Varela fue la malcriadez de la respuesta
Un presidente de la República no puede responder algo como “no acepto esas críticas” y esperar aplausos además por otros temas que son parte de su trabajo como presidente. Incluso pudo pecar de arrogante y decir: los gastos de esa partida son a discreción del presidente y me hago responsable por todo lo que se ha pagado. Esa respuesta lo deja como arrogante, pero no como niño malcriado.
Estoy seguro que el presidente y todo el que llega a la silla presidencial quiere hacer las cosas bien, pero también deben recordar que la reelección en Panamá no es permitida constitucionalmente y estar en palacio no necesariamente le hace ganar el concurso de popularidad. Usted no está en competencia con sus ministros, no use su posición para eclipsarlos, déjelos trabajar sin figurar, los éxitos de ellos puede que le representen un rédito político a cada uno sobre todo si tienen aspiraciones, pero no le resta a usted.
Los periodistas que lo cuestionan no son adversarios políticos y mucho menos representan intereses del pasado, recuerde eso, pasado. A usted le quedan 2 años de gobierno y todavía no ha puesto el primer bloque de la línea tres del metro. Me gusta cuando dice que está trabajando, eso queremos todos, pero queremos que se note, y lamentablemente esas largas horas de trabajo y poco sueño se le notan a usted y no al país.