Razones para madrugar
Hay personas que aseguran que no nacieron para madrugar, si te consideras una de ellas, seguramente este artículo te va a dar más de una razón para programar tu alarma bien temprano, es hora de que conozcas los beneficios de pararse bien temprano.
Al que madruga Dios lo ayuda: estudios han comprobado que las personas madrugadoras son más felices. Una investigación que reunió a jóvenes y ancianos, determinó que las personas diurnas viven un mayor número de experiencias positivas. Además el grupo de madrugadores estudiado, expresó que se sentían muy sanos.
Mejores calificaciones: En el año 2008 la universidad de Texas realizó un estudio, que arrojó que los estudiantes que se identificaron como personas diurnas, obtuvieron notas superiores a sus compañeros nocturnos.
No necesitan alarma: las personas diurnas se despiertan con mucha facilidad y tienen la particularidad de tener más energías durante el día, lo que los hace más productivos en sus actividades.
¿Son más cuidadosos los madrugadores?: expertos aseguran que las personas que madrugan son más organizadas y tienen mayor claridad en los objetivos que se plantean. Existen análisis que describen a las personas que madrugan como meticulosas, teniendo la posibilidad de anticiparse a los problemas y reaccionar con mayor rapidez ante ellos.
No se deprimen: Quedarse despierto hasta altas horas de la madrugada constantemente provoca depresión, lo que puede afectar el estado de salud físico y emocional.
Definitivamente al que madruga Dios lo ayuda y si quieres madrugar a partir de mañana, lo mejor es seguir estos pasos:
Deja tu alarma lejos de la cama: esto hará que no le des al botón de repetición y tengas levantarte de una.
Duérmete más temprano: esto hará que completes tus horas de sueño.
Sal de tu habitación: apenas te despiertes párate y entra al baño a tomar una ducha, esto sacudirá el sueño de tu cuerpo.
Sigue estos tips y sentirás que descansas más y tienes mayor energía durante el día. Recuerda que después de 21 días ininterrumpidos cualquier práctica se vuelve un hábito.