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“Demoré cinco horas esperando los cambios de turno. Pareciera que a mí me llevaron allá para hacer los cambios de turno”, este fue el testimonio desesperado de Darlinda De Gracia, una usuaria que esperaba ser atendida en el Hospital Nicolás Solano de La Chorrera.
Siguió contando que tuvo que esperar el turno de las seis de la tarde y el de las 12 de la noche. “Salí a las 3 de la mañana del hospital”.
Al igual que ella, muchas personas reclaman la larga espera que se tiene que hacer para lograr la atención médica.
“Un hospital tan grande con tantas especialidades que debe haber en el hospital y es un hospital obsoleto”, expresó, y que no estaría muy lejos de la realidad. Este hospital se inauguró en el año 2000 cuando, según el Censo de Población y Vivienda, había más de 306 mil personas en Panamá Oeste.
Esta cifra se duplicó porque hace dos años la Contraloría informó que ya había más de 653 mil habitantes.
El director del hospital, Jorge Oro, dijo que inicialmente cuando se creó teníamos un espacio de 250 camas aproximadamente. Actualmente tenemos 284 camas para una población de casi 700 mil habitantes.
“La cantidad de camas se nos ha quedado bastante corta”, expresó.
Las estimaciones del hospital Nicolás Solano son que cada día en el cuarto de urgencias se recibe a unas 200 personas y al mes a unas 5000. Y cuando la atención está a tope, surgen imágenes de pacientes de urgencias con su bolsa de suero en mano en plena sala de espera porque no hay camillas ni sillas de ruedas donde pasen su dolor.
Oro continuó diciendo que casi todos los días tienen la sala de urgencias colapsada. “Tenemos más o menos entre 25 y 30 pacientes hospitalizados ya esperando una cama en el cuarto de urgencias. Así que por cada salida que se da de una cama de hospitalización, ya sea medicina interna o cirugía, tenemos aproximadamente tres o cuatro pacientes esperando por esa cama ya en el cuarto de urgencias”.
En las salas de hospitalización pudimos ver una que otra cama vacía, pero se nos aseguró que en cuestión de minutos se vuelven a ocupar. Eso mismo se explicó en urgencias.
La falta de cama se complica cuando se recibe a pacientes de las tres policlínicas de Panamá Oeste que, al no poder ofrecer el nivel de atención que requieren, son trasladados al hospital Nicolás Solano, donde no hay suficiente personal.
Por desesperación y molestias, a veces surgen discusiones entre funcionarios y pacientes. Una sala de urgencias donde no hay espacio y en la que surgen situaciones difíciles de atender con celeridad.
Y es precisamente la falta de equipo y de pruebas especializadas lo que genera embudo en este hospital. Y es que si hay 14 pacientes esperando una tomografía, cada uno debe irse en una ambulancia. No se puede trasladar a dos o tres personas en estas unidades porque requieren de personal especializado por si ocurre alguna emergencia.
Según Jorge Oro, director médico del hospital Nicolás Solano, hace tres semanas el equipo para tomografías se dañó con las fluctuaciones eléctricas.
Mientras resuelven la situación, los pacientes tienen que ser llevados a hospitales como el Santo Tomás, San Miguel Arcángel o a la Ciudad de la Salud. Pero lo mismo ocurre con estudios de resonancias magnéticas o estudios gástricos porque no hay gastroenterólogo.
“Ahorita mismo se pagan dos ambulancias para todos los servicios diariamente. Pero como es mayor la necesidad que tenemos de tomografías diariamente, se hace la gestión a través de la coordinación regional, la cual nos consigue el servicio de ambulancia, ya sea a través de las ambulancias de la región, a través de la ambulancia de la Cruz Roja o de los bomberos, dependiendo de la necesidad que tengamos para poder realizar esos estudios”, indicó Oro.
De Gracia destacó que, siendo un hospital tan grande, no cuenta con todas las ramas. Y en caso de trasladar a un paciente al Santo Tomás a tomar una placa para de nuevo traerlo para el Nicolás, “mejor trasládalo y déjalo allá”.
Sin embargo, otro de los grandes problemas del Hospital Nicolás Solano es que se construyó sin ductos para aire acondicionado central, principalmente en salas de pisos superiores. Hay que enfrentar la falta de ventilación y, por ello, pacientes y personal recurren al uso de abanicos.
El transformador del hospital no aguanta la carga de un aire acondicionado individual más. Probablemente en su momento, hace 25 años, no lo pensaron. Teníamos una población casi de la mitad de la que tenemos actualmente.
Por lo pronto, se asegura que se hacen gestiones para contratar más personal, adquirir los equipos faltantes y buscar solución a la falta de ventilación, entre otros problemas. Si hay algo bueno que decir es que a la pequeña unidad oncológica del hospital se le acaba de reparar el techo y se capacita a personal de salud para que algunos pacientes no tengan que viajar a la ciudad de Panamá.